Por fortuna, en la actualidad, somos muchos quienes somos conscientes del acoso escolar y sus consecuencias, ya sea porque lo hayamos visto representado en documentales, series y/o películas o bien, por haberlo sufrido de primera mano.
Se sabe que el acoso escolar o “bullying” (nombre por el que hoy se lo reconoce a nivel mundial), es uno de los problemas más comunes en la mayoría de las escuelas, en todos sus niveles y, en distinta medida, en todos los países del mundo. No es de extrañar entonces, el hecho de ser uno de los temas que nos ocupe y que se represente en el universo teatral. Sin embargo, son pocas las obras que lo retratan tan acertadamente como ésta magnífica pieza de teatro.
Es en los Estados Unidos que se han producido los más graves casos de bullying de los que se tenga registro; y entre ellos, hay uno en particular que se destaca, no por su gravedad, si no, más bien, por su “móvil”: una simple mochila de “My little pony”. Es en este caso del niño Grayson Bruce en el que se basa esta obra intitulada “El pequeño poni”, a partir de un texto muy bien adaptado por Paco Bezerra. Este niño de tan sólo nueve años, fue una de las víctimas más famosas de bullying. Es conocido sobretodo por las medidas que tomaron las autoridades de su escuela al respecto: prohibirle la entrada a la institución en caso de llevar consigo la mochila y castigarlo en caso de defenderse de sus agresores. A partir de este punto, la obra nos plantea las siguientes cuestiones: ¿Puede una mochila ser el justificativo para semejante abuso? ¿Acaso prohibirle la entrada al pequeño, no es una manera de justificar la agresión como si el niño la mereciera? ¿Qué tanto influyen los adultos en el accionar de los niños? ¿De verdad los niños se diferencian tanto de los adultos? ¿Acaso no son estas conductas propias de la naturaleza humana?
El detalle de la mochila puede ser acaso un detalle que llame la atención, tal como podría tomarse cualquier otro tipo de diferencia, y sabemos que esto da lugar a que se naturalice la agresión a quien lleva una marca distintiva. Así podemos observar como suele ocurrir en las escuelas que se tome de chivo expiatorio al que es “gordo”, “flaco”, “nerd”, “nariz larga”, etc etc. etc.
¿Se diferencia tanto el “móvil” del bullying del nazismo, por poner un ejemplo extremo? Podemos pensar que en el bullying podría radicarse el germen de semejante perversión, donde los adultos y las autoridades, en muchas ocasiones suelen ser aliados y hasta instigadores de los niños que hacen bullying.
¿Qué accionar es el más indicado de hallarse un familiar en esta situación? ¿Es la justicia lo más importante, o es la integridad física y emocional de la víctima? En verdad son muchas cuestiones, y todas ellas son planteadas desde la perspectiva de unos amorosos y desesperados padres, quienes, interpretados magistralmente por Melina Patriella y Alejandro Awada – ambos actores de larga trayectoria en aclamadas series de televisión y películas de producción nacional – , deberán analizar cuidadosamente las opciones posibles. Son los padres quienes deben tomar dolorosas decisiones que afectarán drásticamente sus vidas y la de su desesperanzado pequeño, ya que él está imposibilitado de decidir qué hacer hasta que sea adulto.
Esta obra me ha fascinado y, debo admitir, me ha tocado una fibra sensible…
Cuenta con una excelente dirección y magníficas actuaciones que nos llega a conmover profundamente. Además, tiene una muy buena y artística puesta en escena, una excelente musicalización. En ese sentido, se puede afirmar que esta obra está cerca de la perfección teatral. La tensión y el drama son tales que uno de verdad logra creer que está observando a una pareja amarse, discutir y sufrir por su hijo.
Sin lugar a dudas, muy recomendada. Espero que la aprecien tanto como yo y que les despierte los interrogantes que interpelan tanto a los padres, a los docentes como a las autoridades del colegio y que involucran a la consolidación de los valores de nuestra sociedad.