Vacío es una obra que está llena de arte en una conjunción creativa de tango, arte audiovisual y  teatralidad (lo actoral, el clown y el mimo). Se trata de  diez escenas desarrolladas en un espacio escénico al estilo café concert en el Bar Teatro Moliére sentados en mesitas redondas, y actualmente se presenta en el mítico Tango Tacuarí. La obra se caracteriza por trabajar sobre el sentimiento de vacío y de soledad -una de las secuelas traumática que dejó el encierro después de atravesar una pandemia-, así como la falta de deseo y la dificultades de comunicación. Que un espectáculo con bailarines de tango como Agustina Vignau y Hugo Mastrolorenzo (campeones mundiales de tango escenario 2016), espeje este estado de nuestra sociedad contemporánea, renueva las ideas tradicionales que suelen presentarse en el universo tanguero. Una variedad de recursos utilizados, no sólo la danza tango trasunta los matices emocionales de las escena de acuerdo a la temática que aborda, sino que además, cada una de las escenas está precedida por una introducción audiovisual con dramaturgia de Hugo Mastrolorenzo, quien incluso nos sorprende cantando y tocando el bandoneón.

El recurso audiovisual es impecable y está a cargo de Juan Pablo Corridoni y Lucky Sachetti, logrando la entrada de los espectadores en clima, otorgando ritmo y una original estructura a la obra, tanto por la elección de la música y los temas de las canciones (tangos nuevos y tradicionales) como así también, por la adecuada iluminación que acompaña toda la obra.

Los protagonistas están cada uno en su casa y se “conectan” a través de la pantalla de un dispositivo electrónico pero están «desenchufados» uno del otro. En estas secuencias, dos bailarines de tango, habituados al abrazo de tango y al convivio de la milonga, se ven obligados por la pandemia a  “encontrarse”  en ese espacio virtual (al decir de Dr. Ezequiel Achilli, en ese “no lugar”), hace que las vicisitudes sentimentales que transita cada uno desde el otro lado de la pantalla, los confine a un total aislamiento psíquico. 

¿Quién no se siente tocado por estos padeceres vínculares que, en la era de la post pandemia y la posverdad, quedamos a merced de construir una realidad virtual desolada y vaciada de sentido? La lucha por el poder omnímodo de la imagen -quién muestra su mejor cara de felicidad-, el debate interior donde el otro como tal, pasa a ser una foto más en la pantalla de un dispositivo electrónico, o bien, a lo sumo un objeto de la propia fantasía, la disociación entre lo que se piensa y se siente inserto en un lazo social que ya roto, solo deja un vacío imposible de llenar… , forman parte de la nada y el todo de esta obra. Los símbolos y múltiples significaciones que se desprenden de un lenguaje poético, colmado de metáforas y metonimias, permiten una deriva polisémica infinita en los espectadores.

Se abre el interrogante sobre qué produce el «encuentro» en un “espacio virtual”. ¿Es encuentro o es el relato del tango “desencuentro”? ¿Qué queda perdido y qué re-presenta ese otro idealizado o ghosteado? ¿Qué dejamos entre paréntesis cuando no podemos acariciar ni abrazar al ser amado?  La posición nihilista de dejar de tener fe en que la salvación está en otro lado y transformarnos en superhombres, ¿desaparece? Es allí donde aparece la incredulidad: ¿ya no se cree que exista algo que colme ese vacío imposible de llenar? ¿Es que acaso, es la aceptación de ese “imposible de llenar” de un vacío insondable, que se hace posible que esta puesta en escena plena de signos, nos despierte las reflexiones necesarias para que nuestra sociedad actual, la que todos construimos, y la que solo nosotros podríamos cambiar sin necesidad de tapar el vacío, nos empuje a abrir nuevas puertas?

De esto trata la obra: vacío lleno de interrogantes y de arte.

Protagonizado por Agustina Vignau y Hugo Mastrolorenzo. Participaciones especiales: Chino Laborde – Fulvio Giraudo – Emanuel Pomilio. Dramaturgia: Hugo Mastrolorenzo. Vestuario: Laura Sol Torrecilla. Realización Audiovisual: Medio Melón producciones. Juan Pablo Corridoni – Lucky Sachetti. Fotografía: Hernán Blanco – Paola Evelina Gallarato.
Coreografía, dirección y producción general: Hugo Mastrolorenzo – Agustina Vignau.

Las funciones se realizan todos los domingos a las 19 hs. en el Tango Tacuarí. Tacuarí 1557