PH: FLORENCIA ALBERTO

Ramiro Cortez es bailarín de tango desde los 10 años, profesor de tango del CETBA y su propia Milonga Cualquiera donde da sus clases magistrales para todos los niveles los viernes a las 20 h en el Complejo Art Media, Actor formado con Ciro Zorzoli y en danza contemporánea en el Taller del Teatro San Martín, integró la Cooperativa del Teatro del Perro y realizó varios espectáculos y performances escénicas.
En Marzo 2024 estrenó la obra de teatro de Fontán – Ciochi – Cortez todos los Sábados en @fundacioncazadores en el marco de residencias Instalar Danza curado por la genial @maricelalvarez_ok La obra despliega una maquinaria escénica. Crea un acto para sentir. Los momentos se van montando y desmontando para establecer diferentes capas de sentido. Evocan el universo del animé, lo melancólico, historias de amor y derrota, la ausencia, el derrumbe. Existe una tensión entre la emoción y un sistema que fabrica ilusiones. Estas ilusiones no intentan engañar al espectador sino al mismo que la construye. Son una forma de protegerse de lo desconocido. Una respuesta, la única posible, para intentar dar un equilibrio al desorden.
En abril y mayo Máquina drama su obra de teatro y danza, se vuelve a reestrenar en Abril hasta Julio 2024.
Hoy Ramiro Cortez además de ser uno de los más prestigiosos profesores de tango, es un bailarín precursor en la vanguardia milonguera y en la innovación experimental de la danza tango.
Contame porque consultarías hoy o si estás en análisis, cuál es tu motivo de consulta.
¿Puedo hacer diván?
Como vos te sientas más cómodo (se recuesta y se distiende).

Si, prefiero en el diván. Yo hago terapia hace 5 años más o menos, antes de la pandemia, y al principio fui a mi terapeuta por una cuestión de género, observaba ciertas actitudes, pensamientos en relación al género, y por eso me acerque a amigas psicólogas para ir con alguna colega. Ese fue el puntapié inicial para que se vayan desprendiendo otras cuestiones que fueron apareciendo en relación a la forma en que tomo las cosas que me pasan. En este último tiempo voy cada quince días durante este año porque iba una vez por semana, la manera en que se fue profundizando el proceso me hizo sentir la necesidad de tomar sesión quincenal, para hablar de cuestiones específicas que quiero trabajar, algo puntual. Nunca nos metimos mucho con temas familiares, más puntuales. Había pensado hablar hoy la perspectiva del año que viene en mi quehacer artístico y en el estado psíquico en relación al futuro, a lo que se viene, cómo pensar en cuidarme y hacer cosas que me mantengan vivo. Lo que me surge es la necesidad de revisar como es mi hacer y en lo que tengo ganas de hacer en relación al trabajo. Este año fue muy enfocado en el laburo, dar clases, producir cosas, en el armado que se refleja en mi milonga el dar clases, un espacio de entrenamiento, hace unos años que ya vengo en la gestión, en administrar espacios y lugares para que otras personas puedan hacer sus proyectos ahí. Integré varios años una cooperativa en un teatro, “El teatro del perro”, un espacio que tiene mucha historia y hay un momento muy particular que el que era el director del teatro tuvo una serie de escraches, y ahí se armó una asamblea de compañeras que asumieron el equipo de dirección, y mi pareja de ese momento tomó la dirección del espacio con otras compas. Y a partir de ese momento, comencé a habitar más ese espacio desde un lugar de hacer mis obras de danza y dar mis clases, y configuramos la cooperativa del teatro, y estuvimos inscriptos en INAES, armamos el equipo de trabajo, gestionarlo, curarlo y armar festivales, programaciones, todo fue hermoso, el tener un espacio y trabajar un montón para que otras personas puedan hacer sus proyectos. Al mismo tiempo tenía mi milonga y mis clases.
Sin embargo, el acento estaba puesto en aquellos que los otros hacían.
Exactamente, estaba en la gestión del espacio que está buenísimo y por muchos años me encantó ese lugar, pero siento que tengo que replantearme darle prioridad a otras cosas, particularmente a estar en más obras, en procesos creativos… Estos años estuve haciendo una ópera en el Teatro Colón y me voy a acordar toda mi vida de bailar en el Colón, es una gran experiencia, pero también fue efímera. Hay algo de hacer mis propias obras y llevarla a diferentes lugares, hacer giras, y se me arma que el año que viene quiero tener base en Buenos Aires, y poder girar dentro y fuera del país.

Para vos, y no tanto para los otros.
Si, sería como volver a mí. Si bien todo lo que hice fue desde el deseo, siento que mi deseo se fue modificando…
Y me parece que se fue modificando también ese deseo en función de tu psicoterapia.
Si, porque fui por una cuestión un tanto externa porque el patriarcado es tan complejo y tramposo que había con mi pareja de ese momento, situaciones donde no nos entendíamos en el tema del género por ejemplo, y tengo un mecanismo que lo puedo observar y lo trabajé mucho en terapia de correr mi foco de lo que yo pienso de cómo son las cosas y lo que yo quiero, y termina teniendo más peso lo que piensa la otra persona que lo que yo pienso. Y lo del género fue cómo un destello de lo que yo creía que no entendía y que tenía que trabajar en mi terapia, surgió como una necesidad mía pero por una observación de afuera. Es como patrones que tengo, subyugar mi subjetividad y mi sensibilidad a la de otros, y quedo en un lugar de displacer, casi superyoico, en un lugar del deber, porque otros me señalan algo que se termina volviendo una necesidad propia.

Al final el tema del género no era tu consulta porque terminaste hablando de otras cuestiones tuyas.
Totalmente. Esa voltereta que observo es como un patrón que se repite, yo tengo la habilidad de poder tomar y gestionar las ideas de otras personas y producirlas en alguna parte, para que sucedan. Y me di cuenta en mi terapia que tenía como una crisis del deseo porque me terminé preguntando qué deseo yo, dónde está mi deseo más genuino. Y al trabajar o vincularme con gente a la que también admiro que es muy afortunado, ahí…
Tal vez te sentís tan afortunado que no sabes cómo al quedar tan subyugado por esos seres, lograr poder al mismo tiempo respetar el propio espacio, ya que sos más hábil para tomar el deseo del otro que para atrapar el tuyo.
Exactamente y estoy más atento después de años de trabajo con mi terapeuta, a no quedar subyugado. Hace dos semanas le lleve una cuestión con respecto a mi actual pareja y mi terapeuta insiste y vuelve, porque como ya lo hemos trabajado, me pregunta qué es lo que querés vos del vínculo, donde estás vos en el vínculo. Ah, otra vez me pongo al servicio de las subjetividades como creyéndome con menos capacidades o menos competencias para ciertas cosas. Va por el lado de la inseguridad frente al otro, como que el otro tiene más autoridad discursiva, creativa, imaginativa…

Y en tu familia cuando eras niño ¿cómo te sentías?
Puedo hablarte de mi madre, porque yo me crié con ella y con mi viejo teníamos un vínculo más de fines de semana, se separaron cuando yo tenía 5 años y mi hermano tenía 3, y mi papá me pasaba a buscar y con él la relación estaba más ligada a los lugares de joda. Todo el fin de semana íbamos al cine, íbamos a comer hamburguesas, y hablábamos muy poco o nada de la escuela. Y rápidamente pude ver esa cosa extraña de ver a mi vieja quemándose la pestañas, haciéndonos estudiar, se angustiaba por si nos iba mal a la escuela, a mis 13, 14, quería que nos vaya bien con el estudio. Y mi viejo no se si acusaba mucho recibo de eso. Y me empezó a hacer ruido ese desbalance. Y por eso desarrollé un vínculo más fuerte con mi madre que con mi padre, por la cotidianidad, la cercanía y ver que mi vieja la pasaba mal y con mi padre todo estaba ligado a juguetes, a regalos, a salidas, sorpresas… Tenía igual mucho espacio para hacer lo que quería en casa, aunque el mensaje era que mi única responsabilidad es la escuela por parte de mi madre. Al mismo tiempo, y mira que cosa loca… mi padre me regaló la primera guitarra.
Te incentivaron mucho.
Siii, y eso que mis dos viejos son contadores, no había una rama artística y mi hermano salió percusionista, los dos salimos artistas. Quizá por la misma negación de lo formal, de lo profesional, si bien yo hice el taller del teatro San Martín y pasé por instituciones elitistas a otras elitistas, porque terminé en el Colegio Nacional de Buenos Aires y me fui a estudiar danza al San Martín que es un lugar super elitista de la danza, gratuita también y con todas las cosas increíbles en esos 3 años de formación.
¿Cómo surgió tu deseo por la danza?
En principio por el tango en la escuela empecé de muy chiquito en la primaria a los 10 años y seguí en la secundaria donde se dio algo muy lindo y muy importante para mi, en el Buenos Aires había un taller de tango, que hoy día soy el docente.
De alumno a maestro.
Si, en el mismo espacio, y en la escuela que estudié había dos profes Alba Ferreti y Mauricio Seifert, personas mayores, Alba falleció cuando estaba en 7mo. grado y Mauricio a mis 20 o 21, a los años que yo egresé del secundario. Y en el Colegio Buenos Aires, eran los mismos docentes con quienes me formé en el Santa Brigida en el primario y entré al Buenos Aires en turno vespertino y el taller de tango era mi vida, porque me quedaba todo el día para ir todos los días al taller y al ballet de tango. Terminó la secundaria y hago sexto año humanísticas para entrar a Historia en la UBA que era la carrera que iba a seguir por afinidad con las humanidades y con mi militancia en organizaciones de izquierda no partidarias. Participaba de trabajos territoriales en las villas, siempre tuve una formación hacia las bases más que hacía la rosca y el debate. Fuimos a Cuba en 2009 con la agrupación por los 50 años de la Revolución Cubana, y conociendo toda la isla, tenía 19 años y me fui formando en la militancia, aunque tomó con el tiempo otras formas, y otros canales de expresión, pero siempre pienso siempre trabajar en pos de una construcción mayor.

Ese es tu deseo entonces. La pregunta de la consulta de hoy sería cómo hacer que ese deseo de una construcción mayor no fagocite otros deseos menos altruistas, aunque ya tenes espacios de poder y saber, tu lugar de militancia, profesor, y te todo vos te haces cargo de tu deseo.
Si, es algo más fino, si, es algo más profundo, no es tan evidente lo que me sucede con el deseo, a mi se me complejiza, porque efectivamente me hago cargo de ir a los lugares que quiero, como cuando termine la secundaria y hago todo para estudiar Historia y en el medio, tomo clase de ballet y danza contemporánea con una compañera que iba entrar en el IUNA en ese momento, y me dije esto está buenísimo. Ahí aparece el taller del San Martín, termino 6to año y nunca entro a Historia, con el CBC terminado para entrar en la carrera. Pero como un enfermo entrenaba todos los días para prepararme a entrar en el San Martín, un año de preparación y a los 20 entro en el San Martín, y conozco a mi marido artístico, mi dupla creativa con el que sigo trabajando Federico Fontán. Con él tenemos 4 espectáculos realizados, giramos por el mundo con obras, tenemos un recorrido ponele. Pero surgió todo por el tango y después fue un desafío casi gimnástico porque en el San Martín la danza está planteada desde la aspiración de ser bailarín de la compañia municipal, tomé clases con la el ballet hasta que me dí cuenta que no era eso lo que quería hacer. Pero el privilegio de elegir, lo percibo por probar y preguntarme si quiero estar todos los días de mi vida de lunes a viernes para el ballet y tampoco me interesaba trabajar a nivel artístico en lo que hacian. ¡Pero tenía que pasar por ahí para darme cuenta que no era eso! Al mismo tiempo estaba creando mi primera obra de forma muy intuitiva con Fede y me dí cuenta que venía por ahí, tener una voz propia dentro del lenguaje coreográfico. Esa primera obra que hicimos “Los cuerpos” en 2012, y la estrenamos en 2013 y ganamos la primera Bienal de Arte joven de la ciudad de Buenos Aires. Al ganar ese proyecto nos asignaron de tutor a Ciro Zorzoli, un gran maestro como director de teatro, recontra genio que me abrió el mundo para pensar la dramaturgia de lo escénico, más allá del lenguaje de la danza. Se fue armando desde un lugar casi más adolescente un lenguaje propio, “yo no me muevo así como me enseñaron, este es mi discurso del cuerpo”. La primera obra tiene una impronta muy adolescente, te la voy a mandar por video que es un embole pero es para que veas la próxima obra que vamos a hacer el año que viene “Máquina drama”.

¿Cómo es esa máquina?
Bien… Con Fede armamos una trilogía de las mutaciones: “Los cuerpos”,”La corporación” y “El otro lado». En “La corporación” empezamos siendo 13 y terminamos siendo 20 bailarines, y no sabíamos por qué pero aceptaban hacer todo lo que le pedíamos, los hacíamos chuparse, revolcarse (risas). Creo que habría algo de nuestra frescura y magnetismo por lo cual, lo hacían. A esta altura, si viene un director a pedirme lo mismo, me digo que yo no sé si quisiera hacer esto, pero en ese momento estábamos muy metidos.
Hay un poder de atrapar el deseo del otro.
Si tengo ese poder, de tomar ese deseo y gestionarlo, por eso el trabajo con Fede fue muy de ida y vuelta. Yo tenía una idea y él me la destrozaba, y de ese bollo, lo agarraba y hacíamos otro bollo, en un diálogo constante de transformación de las ideas.Y se diluía la autoría de las ideas, es un dúo y yo me siento muy cómodo.
Por eso es en plural, los cuerpos y no el cuerpo, la corporación que armás con él.
Y la otra “El otro lado” era mostrar el proceso de la investigación, y todo lo que no entró en la obra, como dar vuelta la obra, barajar materiales y darles otra forma. Y empezamos a juntarnos para decirnos que había cosas que nos encantaba y otras que no nos gustaba tanto en el producto final porque entramos en la vorágine del montaje y la creación, y empezamos a hacer una obra. Y es lo que sabemos hacer, pero había ideas previstas que no llegamos a poder hacerlas concretamente. Y ahí al juntarnos apareció otro imaginario. Pasó una vida en el medio entre nosotros, perdimos amigues, se murieron en accidentes de tránsito, nos pasaron cosas trágicas. Y nos dijimos hablemos de esto, de la muerte, de las ausencias, el sentir una presencia que no está, el recuerdo, la evocación, hablar de los fantasmas. Tenemos una fisicalidad muy de zombie en nuestro material coreográfico, con un cuerpo muy extrañado, muy roto como planteamiento estético. Empezamos a ensayar esta obra en abril de este año y hablamos del drama que se genera por cuestiones reales, contundentes y fortuitas, como la muerte o desaparición de esa persona, y hablamos de los dramas que nosotros mismos nos generamos, como el desamor, y es desde el cliché del drama y hasta reírnos de eso. Apareció el humor que en nuestra obras aparecía desde un lugar medio extraño de insistencias y de incomodidad, y teníamos momentos que la gente se reía, y nosotros estábamos golpeandonos los pechos fuertemente, y había gente que se reía y otros se levantaban y se iban, y había risas incómodas. Y estamos yendo más a fondo con esto. La idea de la máquina aparece como una cuestión técnica de mecanismo teatral, de develar los armados. De repente, venían con la onda de la magia del teatro, sin elementos como si los cuerpos están en una caja negra, se va la luz y aparece una máscara, sin escenografía, como que el cuerpo relata de manera ecléctica de movernos para entrar a mostrar el mecanismo. Por ejemplo, hay una escena donde yo estoy sentado y Fede me trae una espada, me acomoda, me peina, pone una luz y cuando se cambia la luz, aparece la escena y nosotros mostramos la construcción de la escena donde está la máquina, mostrar esa maquinaria teatral desde un lugar formal del teatro pero hacia la narración de los propios dramas. Y es muy divertido aunque parezca muy teórico. Aprendí con Ciro Zorzoli, porque después estudié varios años con él y fue realmente una apertura y un entendimiento, más allá de la danza y la materia del cuerpo con una formación más en lo teatral, las herramientas, cómo hacer que una obra tenga un desarrollo más orgánico. Aprendí con Ciro más del teatro y de actuación, aunque yo no me considero un actor de texto, si me considero un cuerpo escénico, porque sé estar en escena y manejar el estar en escena.

¿Cómo pensás que ese cuerpo se puso en juego desde niño? Ese cuerpo hablaba desde chico.
Si, claro, tiene que ver con mi madre que me mandaba a hacer actividad física. De niño hacía judo, competía y estaba federado, viajé compitiendo groso y se acabó completamente cuando entré en la secundaria porque yo iba a la noche, el turno que me tocó y los entrenamientos eran a la 19 h y yo iba de 16 a 22 h al colegio. Competía en natación, hacía fútbol..
Hubo una madre que te estimuló.
Totalmente. Y yo atribuyo mucho al judo mi acercamiento a la danza porque el judo es un arte marcial que si bien es de combate y competencia, la finalidad no era desde una mirada espiritual como lo es hoy en día, sino que era de competir, de angustiarte si perdes, y de alegrarte si ganas, pero debajo el judo es una comunicación completamente física. Es usar el cuerpo de la otra persona para derribarla y ahí aparece toda una información sensible que apareció en mi cuerpo porque empecé judo a los 6 años, y aunque haya una información que pasa por esto tiene que ver con esto, es en función de esa sensibilidad del cuerpo del otro, del caer, de la relación con el piso, de saber ablandarte o endurecerte para no lastimarte, para poder hacer derribos o las tomas, la relación con el piso, con mi propio peso y con el peso del otro, y desde ahí ya encontré el movimiento. También empecé contact improvisación, que tiene mucho de los deportes de contacto, además de chico jugué mucho al rugby, había mucha fisicalidad. La danza empezó con una finalidad deportiva, porque cuando empecé en el taller, te pedían hacer 3 piruetas y era trabajar técnicamente para hacer 5 giros, algo muy circense y de la habilidad física extrema del cuerpo, como abrirte de piernas y saltar, había un foco puesto en lo gimnástico. Después con las obras y el cuerpo en escena, apareció la posibilidad de narrar, de crear mundos y de la dramaturgia. Porque yo me daba cuenta que más allá de lo gimnástico había otra cosa, porque cuando entré en el San Martín, era también el hacer más piruetas, saltos, fortalecer las piernas para hacer baterías.
¿Para que mamá esté orgullosa de vos?
No sé… porque era algo más bien de superación y de competencia que me movía.

Tu propia voz aparece al salir de la competencia con otros y quizá, tu manera de salir del cuerpo materno y de los deseos de una mamá que se angustiaba por vos, como si estuvieras en deuda con ella. Estar en “el otro lado”, puede ser tu manera de rescatarte del deseo de tu mamá para encontrarte.
Me pierdo un poco con eso, porque la cuestión de mi madre estaba en el éxito.
Ahí voy, allí donde dejaste de competir y de buscar el éxito, es donde lograste desprenderte de ese deseo de éxito de tu mamá, y es allí donde aparece tu propia voz.
Ah sí, es ahí donde aparece mi propia voz como creador.
Con un cuerpo que puede parir sus propios hijos simbólicos. Tu deseo de no transferir a tus relaciones de pareja ese lugar donde la mujer pueda representar una madre que te exija lo que sea, que revises cuestiones de género, o lo que sea.
Si, ahí metemos lo que quieras, total… Cualquier cosa (risas).
Y así correr el riesgo de perder tu propia voz cuando ese amor a tu madre se transfiere a otra mujer y tu cuerpo, en tanto es tu yo que puede quedar fusionado con el otro, roto y fagocitado.
Fagocitado… Comprendo, re… De hecho, con mi madre tuve una relación bastante conflictiva, aunque no es conflictiva, lo que pasa que mi madre es una persona que es y siempre fue muy sobreprotectora, es la típica madre que está para todo. Esto lo trabajé en terapia… porque
¿Cómo me desprendo de tanto amor…?
Si, porque mi madre es una persona que genera dependencia porque para todo estaba, y para todo estaba super presente. Y me fui a los 21 años de la casa de mi madre a vivir con mi primera pareja, un poco como “me voy, me voooo de acá, esta casaaaa”, y en realidad, estaba todo bien en mi casa. Pero necesitaba eso, y fue a temprana edad que sucedió esto, traspolando un montón de cuestiones… No tuve la instancia de vivir solo primero, sino que me fui directamente a convivir con mi pareja de ese momento a un departamento y fue una primera experiencia de muchísimo aprendizaje, pero donde trasladé las cuestiones que pasaba con mi vieja a mi pareja. Y que casual que hablemos de esto, porque no me voy de vacaciones con mi madre desde los 15 o 16 años, hicimos un viajecito a Córdoba con una novia y ella coincidió también pero este año voy a pasar Navidad con mi madre y hace 20 años que no iba con mi mamá. Un viaje ella y yo.
Ya no tenés que defenderte del amor a tu madre porque ya te separaste de ella tempranamente y hoy con la claridad de tu análisis, podes relacionarte de otra manera y aprovecharla desde otro lugar. Lo más probable es que tu madre, al verte tan hábil con tu manejo del cuerpo, haya deseado tu exito, que seas el ganador, el que derribe los otros cuerpos. Vos le llevas la contra en ese “judo mental” y, a veces, te dejas derribar por el deseo de los otros, para no cumplir con ese deseo y poder identificarte con tu papá, el del juego y el de la joda.
Siii, muy de los 90, porque a mi viejo le fue muy bien en esos años y me crié lleno de juguetes.
Y desde el juego, vos podes crear porque sos un creador y en dupla con tu marido, como vos llamas a Fede, tuviste hijos simbólicos, esas obras donde ese cuerpo se nutre y nutre el cuerpo de los otros.
Si, es como que vine para tener esa afirmación ¿no?
Es algo que venis gestando en tu análisis seguramente, el poder parirte a vos mismo. Y es importante este viaje con tu mamá para rescatar ese vínculo y que no se confunda con el amor a una pareja.
Y para darle continuidad a esto, lo que es paradigmático en mi vida es que yo hace 7 años que vivo en una casa que está abajo de la casa de mi vieja. Yo me mudé a los 21, me separo de esa pareja y me mudo a otro departamento. Mi abuela se muere, la casa que yo nací es en Flores, como un PH vertical donde estaba la casa de abajo la casa de mi abuela y en el segundo piso la casa de mi madre donde viví con mi hermano toda la vida. Cuando muere mi abuela, mi vieja me dice: “che, querés venir a vivir acá”, y fue un cambio rotundo en mi vida, porque dejé de pagar alquiler, pero también fue la apropiación de un espacio que no era mío, yo llegué a esa casa y modifiqué todo. Este año terminé de remodelar toda la casa, me faltaba la cocina, y al principio de año cuando terminé, me digo, finalmente esta es mi casa, pero me llevó mucho tiempo romper con la lógica de estar viviendo debajo de la casa de mi vieja, de sentirme con culpa por eso. No poder disfrutar al mango, como muy privilegiado y en vez de disfrutarlo y agradecerlo, estaba en un lugar de culpa en principio.
No puedo menos que interpretar el Edipo: esa mamá me amó tanto que me dió la casa de su propia madre, como si representara cuerpo materno y tanto amor me da culpa, como si en la fantasía estarías ocupando el lugar de tu papá. Encima se separaron en pleno Edipo. De allí tu temor a sabotear algún proyecto. no poder apropiarte de tus creaciones y de tus espacios. Finalmente, no es el cuerpo de mamá, es tu propio cuerpo, tu casa.
Esa vuelta la pude hacer no hace mucho… hace un par de años, incluso conviviendo con pareja en esa casa, lo pude hacer después de haberme separado y reestructurado toda la casa. Y eso que con mi vieja aunque ella vive arriba, no nos cruzamos mucho en la semana, de repente se abre el espacio para decirle: “che mami, ¿querés tomar unos mates?“ Esto es nuevo Reichel, esto es desde hace unos años, no sé por qué antes no me surgía.
Necesitabas saber que era tu espacio sin culpa y que no estás ocupando el espacio de tu padre.
Tal cual.
Y remodelar la casa de la abuela para que sea tu casa, habla de tu poder de transformación y creación. Eso mismo se tiene que trasladar a tus vínculos. Esa fantasía edípica de ocupar el lugar “privilegiado” de tu padre, es lo que da culpa y lamento decirte que no sos tu papá y vos ya creaste ese otro lugar (risas).
¡Y ya es la hora!
¡Y así nos vamos! (Risas)
Si, menos diez en punto como me pediste así no llegas tarde a tu clase del CETBA.
DEL OTRO LADO DEL DIVÁN:
Con Ramiro el diván está disponible para que su deriva lo lleve a crear su espacio para pensarse. Hay un gran ejercicio introspectivo por sus años de análisis pero también por ser un creador y lograr “poner el cuerpo” en su danza y en las obras que crea. La cuestión que vino a analizar, se concentra en la aceptación y la resolución de la culpa edípica. Resolución donde él pasa a tener un marido en dupla artística donde puede identificarse con su madre y poder parir sus propios hijos, siendo amado por ese “marido” con quien produce (evitando así ser odiadio por su padre). Desde el costado creativo, esa identificación con el cuerpo materno en tanto que nutre y puede parir, es altamente eficaz, tanto para que su cuerpo se exprese como para poder lograr exponer y jugar sus deseos.
La problemática de las relaciones de pareja contienen otra complejidad porque allí el lugar de la construcción de la masculinidad, le impone otra identificación con un padre que es de la “joda” y que oficia desde un lugar más fraternal. La función paterna es ejercida por la madre, es quien exige que haga lo que quiera pero que sea responsable… flor de paradoja materna que le permite tener esa otra función de lanzarlo al mundo para que demuestre sus talentos. Ramiro cumple ese deseo pero su deseo mayor es confraternizar con su hermano y su padre, y por carácter transitivo, expandir ese amor al mundo.
Ramiro irradia ese amor que lo colma (aunque por momentos lo exceda y lo haga sentir culpable como ya lo señalé) y ese amor es lo que está investido en su cuerpo y se refleja en su manera de bailar tango, enseñar la danza y gestar sus obras.
En esta “consulta” quiso reafirmar, como él bien lo expresa, su deseo de que parte de ese amor, se lo quede para él y para defender su espacio de pensamiento, sus criterios y su inmensa curiosidad intelectual por el mundo de las artes y la literatura (leyó algun fragmento de un poema del poemario Intenso de nuestro corresponsal Lic. Manuel Larrabure que lo conmovió) .
Agradezco que Ramiro haya venido a ensayar y realizar una performance de tango para un evento especial con público francophone en La Catedral Club y que aquí, en este encuentro pueda desnudar su alma con total disposición y así, dejar la culpa por ser tan amado arriba del diván.
