
La obra presenta rasgos delineados, precisos y contextualizados acerca de los últimos días de Mariano Moreno. Su breve paso como secretario de la Primera Junta de 1810, a través de fragmentos de La Gaceta, periódico en cuyas editoriales materializaba la ideología de la revolución. El decreto que redactó, detallado artículo por artículo (cuál sentencia de muerte). Las cartas de Guadalupe Cuenca escritas a su marido en altamar (nunca recibidas por él -quien probablemente ya se hallara muerto). Y otras situaciones (conyugales, políticas e intrapersonales) inferidas o vividas por el protagonista. Estos hechos, hechos/escenas nos remiten a una representación basada en material de investigación y revisión histórica. Vale apreciarlas, ya que representan el aporte sustancial de este espectáculo,durante los 55´en los que se desarrolla.
En su performance, dirección y actuación emplea infinidad de recursos tales como: máquina de humo, diferentes juegos de luces, ambientación sonora, vestuario y lenguaje acorde a la época. E instala -ya sea, desde su lenguaje y/o su utilización del espacio escénico- un dispositivo de teatro declamatorio colmado de diálogos y monólogos que, en muchas ocasiones, no llegan a transmitir ese vínculo preciso, con un relato donde se reconoce cuasi literalmente la intencionalidad de su discurso. Motivo por el cual, la narración, en más de una oportunidad, se ve obturada por algunas actuaciones no tan logradas y/o una dirección donde el espectador no deja de observar -desde un afuera /adentro confuso- una gacetilla retórica interminable.
Vale destacar la actuación del actor protagónico Claudio Barbarisi , y de Daniel Gallardo quien interpreta a Liniers y luego a Saavedra. Ellos, en más de una oportunidad, se distinguen al sostener la acción dramática con una organicidad -difícil de sujetar- durante toda la obra.