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ARGENTINA AL DIVÁN – Dir.Guadalupe Bervih – Por Dra. Raquel Tesone / Rachel Revart

En un país como Argentina, uno de los primeros en el mundo por sus desarrollos en psicoanálisis, por los reconocidos profesionales del campo de la psicología como Pichón- Riviére, José Bleger, Angel Garma, Ricardo Avenburg -entre otros- y por ser uno de los países del mundo con más cantidad de psicólogos per cápita, y donde, la gran mayoría consultan a un psicólogo, y a su vez, siendo Buenos Aires, la ciudad que tiene más teatros en el mundo con variadas ofertas teatrales: llevar a Argentina al diván y al teatro, nos lo debíamos. La obra articula psicoanálisis y hecho teatral, aquello que más caracteriza a nuestra cultura argentina.

Daniel Casablanca, Diego Reinhold, sus protagonistas  son dos bestias de la escena, y la directora Guadalupe Bervih, con una puesta en escena muy creativa, exprime la potencia actoral y los recursos teatrales al máximo.  Los tres realizan una versión libre de autoría de Marcelo Cotton -que proviene de un programa radial-, y lo transforman en un texto divertido con un sub-texto psicoanalítico de una gran profundidad. Además de hacernos estallar en carcajadas  sin respiro, las agudas reflexiones se deslizan en cada una de las escenas con gags muy lacanianos, como juegos de palabras y dobles sentidos. Una obra inteligente y lúcida en analizar cómo nuestros orígenes han marcado a los argentinos en la dificultosa búsqueda de identidad. El guión denota el sagaz asesoramiento de la eminente colega Lic. Elina Aguiar (Miembro titular de la Asociación de Psicología y Psicoterapia de Grupos, donde me formé en el posgrado de Especialista en Psicoanálisis grupal, y una vez diplomada, ejercí la docencia durante años), y logra la complicidad del público con interpretaciones adecuadas para aquellos que nos analizamos y nos reímos de nosotros mismos, al tiempo que, enseña lo que es un verdadero trabajo psicoanalítico. 

El hilo conductor de la dramaturgia propone un recorrido histórico de Argentina, encarnado con absoluta comicidad y maestría actoral por Daniel Casablanca, travestido como mujer y en plena desesperación denunciando que “fue robada”, quien deberá enfrentarse a un psiquiatra que la lleva a hilvanar sus traumas  para comprender el entramado de sus síntomas.  Al momento que Argentina recobra sus recuerdos y puede desentrañar su pasado, consigue arribar al entendimiento de su presente. 

El psiquiatra, interpretado de manera magistral y muy humorística por Diego Reinhold,  tiene grandes conflictos y traumas, lo cual, lo hace más humano y menos intelectual,  generando un alto nivel emocional en los espectadores, sin dejar de ser un analista ético en su métier. El psiquiatra no deja lugar a que su analizante se victimice y la lleva a hacer consciente los resortes inconscientes que, desde sus orígenes  Argentina atravesó.  Intenta hacerle tomar consciencia de la compulsion a repercusión la historia de dejarse robar y no poder apropiarse de lo propio. Pese a las resistencias que presenta esta “paciente”, comienza a sumergirse en sus recuerdos  desde la marca de su nacimiento en 1810 en adelante. 

Poder visualizar con excelsa teatralidad a Argentina como una analizante, desde mi lugar de psicoanalista, es más que interesante. La conflictiva edípica está desarrollada desde lo histórico con un enlace psicoanalítico de interpretaciones muy atinadas, como resistencias a trabajar su relación con la representación psíquica de sus “padres y turores” para abordar los traumas infantiles (crisis económicas, sociales y políticas), el proceso terapéutico en transferencia y la contratranferencia del psiquiatra que, por momentos, se rinde en la dirección de la cura, sintiendo él mismo que está tan perdido como ella. El mostrar el “detrás de la escena del analista”, lo saca del lugar del “supuesto saber” , lo que conlleva un trabajo personal arduo para enfrentar las angustias y contradicciones que moviliza esta “paciente” en él. Allí donde puede reconocer que él es sujeto del lo Inconsciente y que es hablado (sobre todo por el deseo de su padre al que se somete), es donde puede hacerse cargo del deseo de responder a la demanda de indagar los procesos inconscientes de su analizante. Con diálogos desopilantes de un alto grado de humor constante, el psiquiatra logra confrontarla con situaciones verdaderamente traumáticas que impactaron en el psiquismo de  todos los argentinos y que hablan de cómo se construyó nuestra argentinidad. En ese sentido, la visión de lo inconsciente colectivo, es multidimensional, abarca las frustraciones, el deseo de crecer y los impedimentos permanentes, los auto sabotajes y los vericuetos por los cuales la represión se instala para no des-cubrir los padecimientos históricos.  Nos muestra que la política es consecuente con todo lo que se intenta renegar, y como lo negado, hace retorno de lo reprimido, dejando secuelas de las épocas siniestras que Argentina viene sufriendo, impactando de manera flagrante a nuestra sociedad en la actualidad. Sin internarse en la grieta, ni tomar partido por estar de un lado o del otro, nos convoca a comprender cómo se forma una grieta, por qué y para qué existe, y cómo algunos de nuestros políticos la utilizan para seguir dividiendo a los argentinos, y sacar provecho en favor de intereses propios y en detrimento de la evolución del país  al mejor estilo Enrique Pinti.

De la mano maestra de Bervih, ambos actores exhiben su exorbitante talento que desborda en una sincronía impecable, armando una fórmula infalible con esta dupla magnífica. Esta combinatoria explosiva compuesta por el psiquiatra cuya verborragia y estado ansioso le otorga un ritmo muy dinámico a la obra, y Argentina, un hombre vestido de mujer, con un cuerpo parlante que alude a la crisis de identidad que abarca todos los aspectos y a una búsqueda constante de la misma.

Analía Morales, maravillosa en la dirección de arte. Empezando por la escenografía,  simple en apariencia y con muy pocos elementos (libros, pelucas, instrumentos musicales cargados de simbolismos) junto a Marcos Aquistapace nos sorprende transformado esa imagen de simplicidad en una puesta compleja donde aparecen trucos de magia que toma por sorpresa al público. El vestuario marca la moda de cada época y es fundamental como puntos de referencia. La  excelente musicalización de Tomás Rodriguez y la iluminación que acompaña toda la obra  pasando por los crímenes de los españoles de la población originaria, el peronismo en el poder, los golpes de Estado, la vuelta a la democracia con Alfonsín, la etapa menemista y la privatización de terrenos y empresas del Estado, se logra sin un abordaje ideológico, sino más bien psicológico. La escena más conmovedora aparece cuando Argentina cae derrotada al tomar consciencia de la desaparición y asesinatos sufridos durante la última dictadura militar. 

Es una comedia que nos permite revisar nuestra historia, repensarnos, saber que debemos recordar para reinventar el porvenir argentino, aceptando de dónde venimos, re-conociendo quienes somos y a dónde deseamos ir para lograr transformar nuestra sociedad a futuro.

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

Autoría:

Marcelo Cotton

Versión:

Guadalupe Bervih, Daniel Casablanca, Diego Reinhold

Actúan:

Daniel Casablanca, Diego Reinhold

Diseño de vestuario:

Analia Morales

Diseño de escenografía:

Analia Morales

Redes Sociales:

Moises Rivas

Música original:

Tomás Rodríguez

Fotografía:

Nacho Lunadei

Diseño gráfico:

Nahuel Lamoglia

Asistencia de dirección:

Maria Vives

Prensa:

Smw Press

Producción ejecutiva:

Demián Kaltman

Producción general:

Roberto Bisogno, Daniel Randazzo

Dirección:

Guadalupe Bervih

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