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ENCUENTRO CON ALBERTO MADIN Y DANIEL DI RUBBA – Director y actor de El avaro – Por Lic. Mariana Wassner

Siempre es bueno encontrarse para conversar con los elencos y la dirección de las obras de teatro que, desde nuestra Revista El Inconsciente, vamos a ver.  En este caso, vimos El avaro, de Moliere, con una adaptación exquisita de Alberto Madin. 

Presentamos a su director y a su actor protagonista: 

Alberto Madín (Director)

Es actor, director, escenógrafo y docente teatral. Egresó del Instituto de Arte Moderno. Trabajó en “Los dos hidalgos de Verona” (director), “Jettatore» (actor y director), “El médico a palos” (Director), “El enfermo imaginario” (actor y director), “El Burgués Gentilhombre” (director), “El avaro” (director), “Las criadas” (director), “Reflejos en el agua” (director), “Alimañas ponzoñosas” (autor y director).

Daniel Di Rubba (Actor)

Es un actor de una vasta y variada trayectoria teatral. También es director y profesor de teatro. Como docente tiene a cargo varios cursos. También es Lic. en Psicopedagogía. Entre otros, se formó y se sigue formando con Raúl Serrano, Rodolfo Graziano, Luis Machín, Javier Daulte. Obras: “Las criadas”, “Hamlet”, “El avaro”, “El enfermo imaginario”, “El Burgués Gentilhombre”, “Chaplin, Quimera de un artista”, “El gordo y el flaco, Entrañables”, “Reflejos en el agua”, “Eva Duarte. Una verdad que incomoda”, entre otras.

¿Cómo surge la idea de El avaro?

Daniel Di Rubba (DDR):  «El avaro» es un clásico que siempre es bueno visitar y traer. Nos pareció interesante (y necesario) montar una comedia que nos permita reír en estos tiempos tan duros. Pero al mismo tiempo no está en nuestra naturaleza hacer reír con «cualquier cosa» o recurrir a un humor básico. Queremos hacer reír, pero con contenido, con calidad, con reflexión, planteando desafíos. Y Moliere, en este sentido, aparece como la mejor opción.

Alberto Madin (AM): Tengo un gusto enorme  y una gran admiración por los clásicos,  en especial por Molière. Porque sus conflictos son de una vigencia absoluta sumamente vitales. Ya hace algunos años realizamos otras obras de Molière. Consideramos que en este momento sería muy bueno hacer EL AVARO. Obra emblemática del genial autor.

 Es enormemente grato y apasionante bucear en el mundo Molière que, por sobre todas las cosas fue un gran humanista; gran conocedor de la naturaleza humana. Fue el máximo regocijador de su tiempo; criticó e ironizó los vicios y costumbres de su época sin herir a las personas.

Sin dudas, es de una vigencia extraordinaria. Armar una puesta de este tipo, con  semejante interpretación, respetando el texto original, debe ser complejo, si se hace humor con seriedad.

AM: Es muy importante respetar el texto original; acortando parlamentos, extrayendo la parte vital de los mismos sin que pierda la verdadera esencia. Hoy en día sería imposible representarlos por su gran extensión. En la época de Molière las representaciones duraban varias horas. En muchos casos se comía durante los intermedios. Hoy en día sería algo verdaderamente imposible.

Esto se ve también en Shakespeare, sobre todo en las comedias. 

 AM: Claro, las comedias de Moliere, siempre giran en general en torno a las relaciones humanas, la hipocresía y la falta de amor. Que a pesar de los tiempos y las formas, siguen vivas y vigentes. Son tan reales sus personajes,  que salvando las distancias, espacio y tiempo; que adaptar un texto Molière puede ser tal vez un poco arduo. Pero produce una enorme satisfacción, tratando de mantener el lenguaje lo más puro posible y conservar el espíritu con que fue escrito.

DDR: Lo que Alberto (que también es el adaptador y el ambientador) buscó, es actualizar los textos (sobre todo en la duración del espectáculo, que solían ser larguísimos) pero respetando el espíritu de Moliere. Y allí está la clave: adaptamos la obra, pero respetando cuestiones inherentes a la obra, a la época, al momento histórico y a la cultura propias de Moliere y su contexto. Además, Moliere aborda otros temas centrales de la naturaleza humana, como la salud y la enfermedad, aquellos que pretenden «comprar» cultura, expone las clases sociales, la educación y en el caso particular de «El avaro», indaga sobre la avaricia y todo lo que ella conlleva. Y en este «combo» radica el gancho, la particularidad, la vigencia y la universalidad de la obra.

Esta obra tiene casi cuatro siglos. Sin embargo la avaricia y la crueldad estan muy presentes en nuestra sociedad. ¿Cómo se  adapta al siglo XXI esta propuesta estética,(que leo también en clave política)?

DDR: Creo que, a esta altura de la civilización, hacer un Moliere genuino y auténtico, hacer un clásico, es un acto revolucionario. Estos clásicos del teatro y la literatura universal fueron ya hechos y de tantas maneras que, volver a lo clásico, a la estética de lo clásico, a la vigencia de lo clásico, es una novedad revolucionaria.

AM: Así es.  Esta ¿Comedia o Tragicomedia? Tiene casi cuatro siglos. Nos visibiliza la avaricia de una manera desquiciante, donde el poder y el sometimiento a los seres humanos por otros seres humanos, juegan un papel relevante, en algo que es viejo cómo el mundo; es una continua lucha de clases. Pero la mayoría de las veces, los poderosos no pueden o no quieren ver la realidad y la hipocresía que los rodea. En este caso, el Avaro Harpagón está tan desquiciado, tan ciego, tan enfermo de avaricia y tan sumido en su tragedia, que no puede advertir lo que ocurre a su alrededor. Por eso esta obra tan potente llega al siglo XXI, como si hubiera sido escrita en estos días, mostrando con ironía y mucho humor y fiereza la realidad. No mostrarlo en este momento, sería querer tapar el sol con la mano, como si fuera posible no pensar en las miserias de la naturaleza humana.

¿Cómo se arma este grupo para hacer estás cosas? Hace poco vi Las criadas, de Genet, y con este mismo grupo, Genesis. 

DDR: La iniciativa siempre arranca por una o dos personas que motorizan la idea. En este caso lo planteamos inicialmente entre Alberto Madín (el director) y yo, Daniel Di Rubba (el protagonista). Ambos hemos hecho muchos clásicos, muchos «Molieres», muchos «Shakespeares». Venimos con una historia en común de equipo de trabajo (años, escenarios y obras compartidas) y con una historia compartida de llevar a Moliere a la escena. Luego entre ambos fuimos convocando y «probando» distintos actores y actrices hasta ir encontrando a los que cuadren con la propuesta estética, actoral y humana que requerimos a la hora de montar éste Moliere tan particular. Requiere mucho trabajo.

AM: Los proyecto,  como dice  Daniel, se gestan entre una o dos personas. Hace mucho tiempo que nos conocemos y hemos trabajado mucho juntos, fuimos convocando actores que conocíamos que se entusiasmaron con la idea de este Avaro, que nos está haciendo muy felices. Quiero poner de manifiesto que realizar obras clásicas con vestuarios importantes es muy complejo y tiene un gran esfuerzo. La utilería, los trajes, las pelucas; todo pensado, diseñado con un color para cada personaje; fueron realizados de manera artesanal. Al no contar con ningún productor, debemos redoblar esfuerzos. Pero una vez concluido el producto, poder disfrutar con el público, es una gran satisfacción.

La gente en el teatro se ríe. Ustedes, todo el grupo,  logran transmitir con mucho sentido del humor el espíritu de las obras de Moliere pero también la idea de que el humor, la risa, el arte, son apuestas a lo vital, tan necesario en tiempos tan difíciles. ¿Cómo se hace teatro hoy?

AM: ¿Cómo se hace teatro hoy?  Es una pregunta difícil de contestar. Porque nunca me la hago, yo no soy de interpelarme. Empecé desde muy jovencito, es algo que tengo que hacer,  es mi forma de ver la vida,  de buscar en las obras o en los libros un vínculo con el que lo pensó y  escribió. Hacer obras de teatro siento que me ayuda a pensar, a sentir cosas que tal vez no se me hubieran ocurrido y tener la posibilidad de transmitirlas al público es algo maravilloso. Tuve grandes maestros que me posibilitaron trabajar con verdaderos actores de raza. Y todo lo poco o mucho que sé, lo aprendí de ellos. Por eso creo que es la pasión que me empuja para seguir trabajando y creando espectáculos a pesar de los avatares de los momentos difíciles y complicados que estamos viviendo. Pero el teatro no es perfecto, es perfectible. Es como la vida, ¡vivo! ¡Y VIVA EL TEATRO!

DDR: Siempre hacer teatro es vincularse con la vida. De todas las artes, el teatro es la más vital. Del mismo modo que sería imposible hacer teatro «sin sangre en las venas», sería imposible hacer un Moliere sin estar plenamente vivos en la escena. Al contrario de los que muchos puedan pensar, llevar a escena un clásico de Moliere (al igual que uno de Shakespeare y de otros grandes autores de la escena universal), requiere actores y actrices vivos que orgánicamente vivan la historia que se está contando. Lejos del acartonamiento que pueda suponerse en el imaginario de algunas personas, un clásico de Moliere, al contrario, debe actuarse de manera viva, con vitalidad. Más aún: el teatro todo debe hacerse siempre desde un impulso vital. Sencillamente porque estamos vivos, hacemos teatro.

Remarco este final, el teatro como perfectible, como la vida, vivo, y la relevancia de transmitirlo. Para transmitir, hay que estar vivo. Por eso hacemos teatro, por eso lo disfrutamos.

¡Muchas gracias!

¡Y viva el TEATRO!

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