ARTE/INICIO/TEATRO

SI ME QUERÉS, QUEREME TRANS de Daniela Ruiz – Por Dra. Raquel Tesone / Rachel Revart

Recomendamos previa lectura de Al díván Daniela Ruiz

«Todas ésas mujeres y hombres que buscan la perfección en estereotipos creados por la sociedad me hacen vomitar. Putos maniquíes de carne, sin personalidad propia. Misma ropa, misma música, mismas expresiones, mismos autos, mismas vidas al final. Porque cuando todos son iguales, todos son igual a nadie. La perfección apesta, me repele. Es como un pájaro enjaulado que vive, come, caga y muere con él único propósito de ser admirado.. ¡Yo quiero vivir libre y a mi manera. Desplumado, desnutrido y frío, pero libre!».

Charles Bukowski.

Esta obra escrita por Daniela Ruiz es autobiográfica, lo que le otorga un valor agregado. Daniela protagoniza una parte importante de su propia vida que marcó un hito. Cuenta con un elenco alucinante y la co-dirige con Esteban Yukelson.

Esta pieza teatral trata el tema del amor en un vínculo trans y lo aborda con un humor hilarante y con interpretaciones descomunales. En tono de comedia, se vehiculizan profundos cuestionamientos que, a nivel social y familiar, las personas travestis y trans sufren en sus relaciones amorosas.

El guión está muy bien elaborado para lograr entretener y dejarnos con agudas reflexiones. Las escenas transcurren en dos espacios, lo que le da un ritmo a este relato en tiempo real. Por un lado, el afuera de la pensión se presenta con una narradora muy peculiar llamada Mercedes, (Mariathustra) que cuenta al público su plan para invadir de forma violenta la pensión donde habitan personas travestis y trans, y descubrir a Raúl, quien fue “desviado del buen camino” (heteronormado, por supuesto). La idea es poder desenmascararlo delante de su madre, Maria del Rosario (Soeli Neveyra) cuya excentricidad y soberbia encarna la personificación de la homofobia desde la perspectiva de la ultraderecha fascista argenta. El otro espacio, es dentro de esa pensión que aloja a tres amigxs: Brenda (Daniela Ruiz), la travesti que ha sido decepcionada en el amor y sin embargo tiene esperanza que prospere la relación con Raúl (Daniel Canney), la amiga travesti (Camila Kyu)  descreida y tratando de proteger a Brenda de otra desilusión, tercera en discordia que irrumpe en la pensión y el amigo gay de la infancia, Joseph (Emmanuel Martinez) componen un trio desopilante. Brenda en ese triángulo intenta contemporizar e impedir que reproduzcan la misma denigracion de la que son víctimas en la sociedad.

La escenografía conjuga ese espacio del living comedor creando un clima familiar, y hace que los espectadores seamos partícipes imaginariamente de esa mesa con esos entrañables personajes y con una comicidad característica del humor trans.

Los roles de cada protagonista son símbolos del imaginario social. Maria del Rosario, la madre de Raúl, y Mercedes, la que pretende seguir siendo la novia, son las abanderadas del heteropratiarcado, encorsetando lo esperable del porvenir de Raul. Dos mujeres que desean “cazarlo” a toda costa para que tenga un hogar “feliz”, en una linda casa, y que tenga hijos como si fuera una ofrenda qué “debe” consagrar a su madre. La paradoja es que Brenda sueña también con casarse Raul y tener un hogar. En este punto surge mi pregunta a la dramaturga, directora y actriz Daniela Ruiz en la charla post función: entiendo el movimiento travesti trans contracultural a un sistema que ha propiciado el amor romántico como única opción posible para las mujeres, donde el hombre tiene el rol de “salvar” a la mujer, ¿puede ir de la mano este modelo del amor con la furia travesti? Daniela responde: “nosotras al deconstruirnos, ese mismo modelo, ya no es el mismo , sale del estereotipo porque la persona que está con nosotras tiene que romper esos mandatos, tiene que despatriarcalizarse”.  Entonces, lo que ha operado como mandato social para “devenir mujer” en esta sociedad, en las personas trans que construyen su identidad sobre el “orgullo” de ser mujer, el deseo de ser amada por un hombre parece tener otra connotación diferente: ser aceptada como se es. De allí, el titulo de la obra.

Esta obra da visibilidad, sensibilizando y generando inclusión desde la máquina teatral.

Es una comedia de enredos atrevida y divertida, con un entramado social basada en un universo con complicaciones sociales y económicas y por lo cual, la esperanza es ser rescatada de la pobreza que suelen padecer la mayoría por ser discriminadas y no tener igualdad de oportunidades. Hay un cruce entre las feminidades y la diversidad, y la lucha de clases que interjuega con el atravesamiento político de la sexualidad, tal como lo teorizó el filósofo Michel Foucault. En este sentido, la elección trans implica un posicionamiento de vida político, una reinvindicación de las feminidades, al precio de  transitar por situaciones de peligro, de agresión, de vulnerabilidad. Personas que se las condena en su mayoría a sobrevivir de la prostitución porque no se instauran espacios para incluirlas. Es una obra que habla de una mirada social que juzga y proyecta sobre ellas lo que no se quiere ver de sí (la mayor parte de los clientes son los que se dicen “machos” y no asumen su homosexualidad). Ese otro que juzga, es al mismo tiempo, juzgado por sí mismo dentro de una sociedad que no permite la libertad de elección sexual bajo un panóptico de control social en que la sexualidad está tipificada en distintos casilleros y maniatada, sometida al control social y político.

El público se pone de pie y aplaude porque es una obra que traspasa la problemática del amor en los vínculos trans, y nos plantea que todxs estamos impregnados de prejuicios. Hoy los vínculos hegemónicos están perdiendo su hegemonía, valga la redundancia, ya no hay un “marco” para una relación amorosa, el porcentaje de agamia va in crescendo, lo que demuestra que no solo se puso patas para arriba la monogamia, también el poliamor y la creencia en el amor está en tela de juicio. Y sin embargo, paradojalmente, esta pérdida de marco podría ser la hendija para reinventar el amor desde la subjetividad de cada vínculo y salir del aprisionamiento social. Asi la genial Daniela Ruiz nos confronta con una paradoja: quien transgrede lo instituido, puede al mismo tiempo desear legitimar su amor en el acto de consumar el matrimonio, mientras que aquellos que se ajustan a los mandatos y por lo tanto, se sienten sometidxs, desean poder liberarse de ese modelo impuesto heteronormado denominado casa-miento. Me interroga esta paradoja demasiado humana. Quizá allí esté la clave para tomar consciencia que los deseos se diluyen en los intersticios de la virtualidad, cuando se nos hace creer que somos objetos descartables y fácilmente reemplazables.

Esta obra realza la singularidad de Daniela Ruiz con muchísimo amor por su consagración al teatro como espacio de exposición y lucha frente a lo establecido. Conversando con el actor Daniel Caney  remarca expresando que hacer esta obra y su personaje “en una época donde se habla del fin del garche como tal y se elige por internet al partenaire sexual como si fuera un producto de supermercado, poder actuar en una obra que destaca el amor por sobre todo, es lo que mas adoro”.

Daniela Ruiz, es un ejemplo de vida y de lucha por sus propios sueños, y en esta obra nos interroga a través de Raúl con una pregunta shakespereana: más allá de lo que desea el otro (en este caso madre, Brenda o su ex que lo quiere enganchar a sabiendas de no ser amada), qué desea Raúl… y vos, que deseas?

El poder de los artistas trans travesti nos inviste a todxs, nos permite pensar en un cambio social integrador que permita escuchar las voces acalladas por ser sujetos del Inconsciente de esos otros que nos hablan.

Esta pieza teatral conmueve y nos invita a la aceptación del otro como un radical imperativo, SI ME QUERÉS, QUEREME TRANS ya nos dice que el amor es aceptación: “quereme como soy”.

Estos artistas enaltecen las diversas feminidades desde la ruptura del estereotipo y nos invitan a animarnos a mutar, a liberarnos del muro que construimos entre nosotros, y a trans-formar-nos.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.