TITA y RODHESIA – Dirección: Laura Azcurra, Valeria Stilman – Por Lic. Rosana Sanin

El espectáculo propone un espacio dinámico, en el que las fronteras tradicionales del teatro se desdibujan para dar lugar a una experiencia que invita a la acción. Con la improvisación como eje central, la obra explora la perspectiva de género de una manera directa, sumando el poder de la música en vivo como un tercer personaje que aporta ritmo al desarrollo escénico. La dirección, idea e interpretación están a cargo de Laura Azcurra y Valeria Stilman, quienes conducen la propuesta con una combinación de humor y espontaneidad.

La ausencia de un guión preestablecido no solo aporta frescura a cada función, sino que también se convierte en una herramienta para cuestionar los estereotipos de género. Cada escena nace y muere en el momento, permitiendo al público ser testigos de cómo las actrices abordan temas sensibles como la igualdad, la identidad de género y los roles impuestos desde un enfoque único cada noche.

El proceso comienza cuando las actrices, nos cuentan las reglas del juego las cuales funcionan como puntos de partida. A partir de ahí, con la colaboración activa del público, surge la improvisación. Las ideas que aportan los espectadores se integran al desarrollo de la escena, creando una conexión especial que hace sentir a la audiencia parte activa Los dos músicos en escena, Nicolás Kornblihtt y Juan Pablo Martini no solo acompañan la acción, sino que la transforman. La improvisación se extiende a ellos, que adaptan ritmos, melodías y silencios de acuerdo al clima emocional del momento. Desde suaves acordes que subrayan momentos de intimidad hasta crescendos que acentúan la tensión del momento, la música interactúa en un diálogo constante con las intérpretes, enriqueciendo la experiencia teatral del espectáculo. El humor, lejos de ser forzado o complejo, se construye sobre la sencillez y la autenticidad de las situaciones. La espontaneidad de las respuestas y el juego entre las intérpretes y el público genera un ambiente distendido en el que las risas se multiplican. La sala estalló de carcajadas en varios momentos, evidenciando cómo la improvisación, combinada con el humor y la complicidad del público, crea una experiencia teatral amena y divertida.