
Diez personajes en escena. Diez historias que se entrecruzan. Diez seres que intentan, que dudan, que fallan.
Así van apareciendo una cirujana con vocación de violinista, un hombre solitario que se une a diversos grupos de autoayuda para conocer gente, una pareja lesbiana en la que una de sus integrantes resulta ser heterosexual, una tarotista que también es anestesista y aconseja a un psicólogo que es un embaucador y aplica la psicomagia en el tratamiento de sus pacientes, confundiendo los rituales indicados por su consejera, una paciente que ha perdido la cabeza por el abandono de su marido, una mujer dominante y asertiva con un hermano veleta e irresponsable, una chica que ha perdido a su padre, y aún así busca modos de contactarlo porque se encuentra sin rumbo.

Denise Despeyroux proporciona con su libro las piezas – simples pero certeras-, para que Mónica Villa construya un artefacto en modo comedia de enredos, que funciona con un tempo parejo y así permite el desarrollo de la pieza, que va concentrando su sentido progresivamente.

Cada personaje, cada historia da a luz a una nueva, y ésta a su vez a otra más, como en el juego de las matrioskas. Y me parece más adecuada esta comparación que la de las cajas chinas, porque las muñecas rusas conllevan un mensaje de amistad y amor, que es justamente la búsqueda de estos seres que con miedos, decepciones, dudas y algunas certezas, aún así quieren vivir y tratar de realizar sus sueños, en la voz y el cuerpo de este elenco de diez actrices y actores que los ponen ante nosotros con gran acierto y una dosis de ternura.
En Espacio Callejón, los sábados 16.30 Hs.
