
En una de las plataformas que venden las entradas, se dice “En Medida por medida se desarrolla una cuidadosa exposición dramática de la naturaleza moral del hombre en relación a la justicia humana y el vicio y se invita a la reflexión sobre la ley, la corrupción y la religión. La obra oscila entre lo ético, lo sexual y el poder, contrastando la conciencia y el instinto. En ese sentido, la mujer ocupa un lugar central con un tema muy actual: el abuso de poder en lo político y lo sexual.”
Y tomo este argumento tan bien sintetizado, para arrancar con mi propia experiencia como espectadora de esta puesta. Primero: respeta absolutamente la historia y el espíritu que la anima. Segundo: todo el sentido de la obra fue condensado en catorce personajes a cargo de sólo cinco actrices y actores, que interpretan alternativamente y, por momentos a un ritmo despiadado, entre dos y cuatro personajes, haciendo del cambio de vestuario una parte integral de la puesta en escena, logrando momentos de gran comicidad. Tercero: la versatilidad dramática, el despliegue físico que mantiene al público con niveles muy altos de atención y adrenalina, y la performance grupal, son también posibles gracias a una apuesta escenográfica muy efectiva, y sumamente precisa en los recursos utilizados que, en manos de la dirección y los intérpretes, funcionan orgánicamente con el desarrollo de la pieza.

Una puesta que remite, en clave acrobática y clownesca, con los cuerpos de los actores que parecen llegar al límite de su plasticidad y posibilidad de cambio y con la mutabilidad de los objetos en escena, a lo mejor de la comedia física, desde Buster Keaton y Charles Chaplin a Jerry Lewis y Laural y Hardy, pero que la actualiza con recursos técnicos de esta época, filmando y agigantando a los personajes, en una extracción de sentido hasta la última gota. El nombre de la obra, su adaptación a cargo de Gabriel Chamé Buendía, el desempeño de Matías Bassi, Nicolás Gentile, Agustín Soler, Elvira Gómez y Marilyn Petito, cumplen en hacernos pensar (y hacernos exaltar, hacernos reír) en la máxima del Evangelio según San Mateo: “No juzgues si no querés ser juzgado, porque con el juicio que juzgás te juzgarán y con la medida que medís te medirán”.

Teatro Politeama – Paraná 353