
«Porque la muerte no interrumpe nada»
Luis Rosales
«Aislar la muerte de la vida, no dejarlas entrelazarse íntimamente, cada una intrusa en el corazón de la otra: he aquí lo que nunca hay que hacer»
Jean Luc Nancy
Analizaremos la película “La sustancia” desde la dicotomía entre el duelo y su negación y cómo el sujeto actual se ve incapaz de optar por la vía de la integración de la muerte a la vida. Por tanto, nuestra sociedad se muestra sin aptitudes de abordar los procesos de duelo y cae en la melancolía.
En la película aparecen dos cuerpos contrapuestos: la juventud y la vejez en conflicto. El mercado desea a la joven y descarta a la vieja de modo cruel. El sujeto queda en una dicotomía: ¿Dar el duelo o negarlo? ¿Ser o no ser? El lado del ser es el lado del símbolo y del ritual. Pero aquí se introduce la crítica a la sociedad actual del rendimiento: el sujeto se aliena y niega su condición humana, la ley del tiempo sobre el cuerpo en una pretendida huida hacia adelante.
El duelo es un proceso de traspaso, un ritual de transición de una etapa de la vida a otra. Un proceso de integración de la pérdida. Pero el sujeto actual no puede perder nada. Como propone Han, la sociedad actual está articulada por el verbo nodal “Poder”. “Yo puedo” mantenerme joven, “yo puedo” negar al tiempo, “yo puedo” seguir en la televisión, en fin, yo-puedo todo. Pero lo que no puedo es no-poder. Lo que se rechaza de manera absoluta es la asunción y el atravesamiento del no-poder. La metáfora de este asunto particular en la película es una sustancia que la rejuvenezca totalmente. Esta sustancia es la manzana prohibida, es el pecado original de Eva. La serpiente es el mercado y el árbol del conocimiento es la ciencia. Ciencia y mercado operan para cumplir con el imperativo de keep-going, don’t stop. Al tomarla su cuerpo se divide en dos y mientras accede a la dimensión de la juventud transgrede la ley de la vida: la ley universal.
Vamos a ver una caída del sujeto como en la tragedia ya que la protagonista “lo tuvo todo” y pasa a perderlo por medio del error inconsciente. La sustancia, como la droga, ofrece un reencantamiento del mundo, una euforia, un subidón que finalmente tiene un costo. Pero este costo pretende ser negado. Como el adicto que se auto-engaña y hace la vista gorda frente al vaciamiento post-consumo, el personaje no puede detener la repetición del daño contra sí mismo. La regla que propone la sustancia es 7 días en cada cuerpo, pero pronto el sujeto empieza a embelesarse con vivir en la vida de la joven y deja de lado el cuerpo de la otra que representa a la muerte. Pero la voz sostiene: no hay una y la otra, son la misma persona. Mientras el ser se auto percibe fragmentado, la voz propone la unidad, la integración. Luz y sombra, partes del todo.
Cuando la muerte es negada, la vida empieza a empobrecerse. Como dice Nietzsche luego de anunciar la muerte de Dios. La vida queda vaciada del mundo simbólico y, por lo tanto, carente de sentido y referencias, en el universo difuso de lo igual. La religión ofrecía el marco donde los grandes acontecimientos podían ser tramitados, integrados al sujeto. Hoy en día, “los últimos hombres” no mueren, solo terminan su vida. Morir equivaldría a vivir el duelo, cosa que nuestra sociedad ha censurado por la vía del exceso de positividad. Sabemos cuidar la salud, pero ¿Quién saber cuidar la muerte?
Este tema está en relación a la último artículo publicado en esta revista que pueden leer sobre “La extracción de la piedra de la locura” Del Bosco, donde propongo pensar cómo Occidente intenta resolver sin costo y sin dolor los enigmas y profundidades de la vida desde hace siglos y aún más hoy en día en el marco del hiper-consumismo y el vaciamiento simbólico del mundo.
Por último, sugiero ver posteriormente a esta película, su contraposición al personaje de la última película de Almodovar: “La habitación de al lado”. Este es un abordaje distinto, es la integración de la muerte a la vida. Como resultante de este tema, como sociedad tenemos prohibida la eutanasia. Cabría reflexionar profundamente estos temas, ya que todos vamos hacia el mismo sitio.
Manuel Larrabure
IG: @Manula.ok

