
Una empleada de un call center se transforma en su demoníaco jefe, en una hippie que abre las puertas a su comunidad por un mínimo de 500 dólares de cara grande, en una vieja entrometida y en la Mona Jiménez. “Mona, una ópera serrana”, interpretada por Gogó Maldino y dirigida por Paula Grinszpan y Lucía Maciel, es un unipersonal que sorprende y despabila, una experiencia para desternillarse de risa frente a la crueldad absurda del mundo. La actriz encarna múltiples personajes que pasan de lo más chiquito, íntimo y minucioso a lo más grande, extrovertido y monstruoso. Con la potencia de la actuación, logra crear espacios y mundos, dentro de una narrativa que funciona como hilos que se interrelacionan en la cabeza del espectador. Las palabras se exageran, se extreman y devienen música como si nada. El canto de la ópera impresiona y deslumbra, pero sin lo culto y serio de la ópera, sino con canciones populares de la Mona Jiménez.
Mónica, la protagonista, es tomada por una fuerza desconocida, que emerge en forma del monstruito neurótico de su jefe, para luego volver a ser la que era y volver a cambiar con gran facilidad. Como en un trance, los seres brotan de ella y los deja salir desde el juego con la voz y su enorme expresividad. Así, de pronto estamos frente a una hippie de las sierras cordobesas que hace constelaciones familiares, es terapeuta holística, puede ver a un padre ausente por la forma de caminar y también tiñe el pelo. La obra hace una crítica, a través del humor y la parodia, de la hipocresía, la pretensión y el uso de ese tipo de discursos para estafar. En este tono, se burla de la actualidad del mundo, sus términos spanglish, ecológicos y new age, así como de las dudosas promociones bancarias que Mónica tiene que vender.
Desde el comienzo, la obra nos engancha: todos identificamos el típico tono de voz de las personas que trabajan en los call center. Y este cántico de atención al cliente vuelve a aparecer a lo largo de la obra, con una Mónica cada vez más despojada de su alienante y monótona vida, y logra así multiplicar su sentido, destruir su propia construcción inicial y criticar el sistema bancario y la explotación laboral. El canto nace de las palabras habladas y pasa por el tango, el cuarteto, el folklore y la ópera, con una mixtura hermosa de escuchar.

La simpleza de la puesta da lugar a una centralidad de la actuación que se agradece por el nivel de entrega al juego, la presencia y la diversión de la actriz. Eso hace que “Mona” esté tan viva que uno tiene la sensación de que podría verla para siempre, de que podría ser eterna. La actriz insiste mucho en pequeñas cosas y se queda en el disfrute de la actuación. Por eso todo se sostiene, con una propia musicalidad y ritmo, una distorsión de su forma de actuar y un trabajo con lo real corrido hacia lo extraño. En esta delirante realidad aparece lo místico, la creencia en que hay algo más allá de la vida alienante y rutinaria, la esperanza en que se puede estar mejor.
“Mona” quita la seriedad de la vida para reírnos de nuestras penas cotidianas. Es un placer aplaudir de pie a esta joya recién nacida del teatro independiente. Imperdible.
Todos los viernes 20:30hs. También está algunos sábados y domingos. Consultar fechas y horarios completos en https://www.passline.com/eventos/mona-una-opera-serrana-teatro-382750
Ig obra: @mona.teatro
En Cultual Morán, ig: @culturalmoran