ARTE/INICIO/PSICONALISIS APLICADO/TEATRO

DESPUÉS DEL ENSAYO escrita por Ingmar Bergman y dirigida por Daniel Fanego – Por Lic. M. Wassner y Dra. R. Tesone

Inicia Bach a lo Bergman.

Después del ensayo, la pieza cinematográfica del director sueco Ingmar Bergman, Daniel Fanego la re-produce otorgando teatralidad a un argumento que trata, por un lado de la biografía del autor, su vida privada, y por otro, del proceso creativo, ideal para repensar el hecho actoral y al mismo tiempo, la vida misma.

Se trata de un director de teatro ya mayor, con mucha experiencia y célebre, interpretado con maestría por Osmar Núñez, en  un diálogo con una joven actriz que pretende seducirlo, encarnada por Vanessa González, quien hace un contrapunto con Silvina Savater, que se destaca en el rol de otra actriz mayor que, de vuelta de todo y de haber llegado a la cima del éxito, está en plena decadencia por su adicción al alcohol. Y sin embargo, su pasión no se mide por su nivel etílico, sino por su deseo de actuar y desplegar su arte en escena, ese deseo está intacto y más allá del paso del tiempo. 

La joven es hija de la actriz y conlleva toda la carga erótica de que su madre que fue amante del director, generando una tensión sexual entre los personajes, con diálogos y escenas extraordinarios a cargo de Savater. En esos intercambios con ambas actrices se desarrolla una serie de replanteos que hacen a la tarea del director respecto de lo que engendra su labor y su peculiar manera de abordarla. Este particular director de teatro prioriza su tarea que lo absorbe y comienza a tomar consciencia de que su vida es un ensayo donde estimula a los actores a entrar en escena, pero la pregunta vira hacía él mismo: ¿Es que alguna vez actúo su deseo? Acaso, ¿el rol de un director no es justamente quedar detrás de escena y que se jueguen los demás? 

Pero se trata de Bergman, y Fanego lo ha sabido interpretar muy bien: los tiempos singulares que construyen un borde que, paradójicamente, diluye, entrevera, amalgama, la relación entre fantasía y realidad. El guiño aparece en la obra que ensaya y sobre todo en su título: El sueño, de August Strindberg. Por momentos, no sabemos si se trata de un diálogo del director Vogler con las actrices Ana y Raquel dentro de su mundo interno o en el escenario después del ensayo, y este aspecto fantasmático lo recubre de lo esencial del espíritu bergmaniano, que bien podríamos decir, la mirada psicoanalítica está presente, dando tanta relevancia a la fantasía como a la realidad. Y en ese entramado de relaciones vinculares poblado por fantasmas – la vieja actriz, su padre-  es donde logran fundirse la dimensión teatral en la que nos sumerge de lleno Fanego. Re-crea a Bergman. Y si de Bergman se trata, aparecen los vínculos, los miedos arraigados en los deseos sexuales reprimidos (o sublimados), y en las relaciones de poder entre un director y su elenco, en el interjuego que supone el teatro: el público, el director, los actores y el texto.

Fanego lo consigue: honra a Bergman y a sí mismo como director con esta obra de teatro. 

Ficha Técnica

Autor: Ingmar Bergman. Traducción: Martín Morgenfeld. 

Intérpretes: Osmar Núñez, Vanesa González, Silvina Sabater. 

Escenografía: Diego Silliano. 

Vestuario: Daniela Dearti. 

Iluminación: Horacio Efron. 

Asistente de dirección: Luna Pérez Lening. 

Dirección: Daniel Fanego. 

Sala: Picadero, Pje. Enrique Santos Discépolo 1857. 

Funciones: domingos, a las 16. Duración: 80 minutos. 

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