¿Qué es el desamparo?

Mariana Roldán Suárez, psicoanalista de Santiago del Estero, que ha vivido en Italia por  un intercambio estudiantil y ha emigrado a Australia en 2001 por razones económicas, regresa y no sólo cuenta: nos transmite.

El exilio, exiliarse, es emigrar para aprender a sostener el destierro propio y ajeno.

¿Qué quedará de lo propio?

En esta experiencia el destierro y el exilio reúnen todos los destierros y exilios juntos, lo que va  quedando sin tierra y sin raíz.

El desamparo nos saca de lo íntimo y nos ubica en lo incierto. Arrasa, insiste, persiste, resiste, como la vida misma. Pareciera que el desamparo no está del lado de la vida. Solo pareciera.

Por eso des-amparo, así, partido.

Pero a veces una fuerza arrolladora nos sostiene en pleno des-amparo.

No son los objetos los que dejamos. Son las historias de amor, llenas de lo nuestro que quedó atrapado en esa vasija, esa muñeca, ese libro, esa vereda recorrida, esa ventana desde la que se espiaba la vida ( calurosa) de Santiago del Estero.

Pero la vida no lo es sin su empecinamiento – dice Mariana- sin los nuevos espejos en los que nos veamos iguales o deformadas, bellas, tristes, feas, como las muecas de la tragedia griega, como el horror del circo romano.

¿Por qué llamarse exiliado?

¿Por qué sentirse des- terrado?

Porque el dolor no se exorciza ni se disuelve, se reconstruye con palabras y con gestos: caminar. Dar la mano. Comer pizza. Tomar vino. Hablar un idioma distinto y empezar a entenderse.

Nuestra historia nos hace únicos.

Pero a veces una fuerza arrolladora nos sostiene en pleno des-amparo.

Mariana Roldán Suarez escribe las formas del des-amparo, como trazadora de líneas, escribiente de relatos ajenos y propios que se hicieron propios y ajenos, para reconciliarse de una pelea que tal vez no hubo para expulsar nuestros monstruos y abrir, también la convivencia con lo que duele.

Volver y escribir-se porque allí está la dignidad de la memoria.

Des- amparos es también emigrar de uno mismo a uno mismo en un viaje  (con otros) cuyo punto de llegada puede ser otro viaje con la valentía de animarse a los miedos, a los monstruos, a no entender.

Así pincela Mariana Roldán Suárez su escritura, como un cuadro móvil, cargado de pasiones encontradas., haciendo su escritura esperanzadora.

Porque de eso se trata existir.