
PH: CELESTE BURGOS
Indumentaria: @RAZAURMAH
Pablo Cernadas es productor teatral, actor, director y dramaturgo. Actualmente actúa en la obra de teatro de Eduardo Rovner “Compañía” y en mayo 2025 estrena “Grillos” de Alfredo Megna con dirección de Eduardo Lamoglia en Teatro El Tinglado. Participó actuando en «El Eternauta» escrita por Hector Oesterheld desaparecido durante la dictadura y dirigida por Bruno Stagnaro seríe que se emitirá por Netflix el 30 de Abril de este año. Hace teatro desde 1992 entrenándose con maestros como Agustín Alezzo, Luis Agustoni y Raúl Serrano. Formó parte de la compañía de Teatro del Globo con Adrián Distéfano participando de obras del teatro rioplatense y clásicas. Incursionó en la Universidad del Cine de Avellaneda, con Ricardo Arauz en Gargantúa realizó entrenamiento actoral y participó de la obra Apocalipsis, estudió en el Teatro Calibán con Norman Briski y en Zelaya con Federico León. Realizó talleres de dramaturgia con Sol Rodríguez Seoane, Natalia Casielles, Agustina Gatto y Santiago Loza. Estudió dirección y puesta en escena con Emilio García Wehbi y participó de los entrenamientos en Apacheta con Guillermo Cacace. También formó parte de la compañía de teatro de Banfield hasta 2007. Como actor en cine hizo recientemente un rol en el film «Campamento con Mamá» con Natalia Oreiro para Bares Productora y «El Eternauta» Serie de Netflix a estrenar en abril 2025 , También en un film de Celina Murga «El aroma a pasto recién cortado» , en la película «El Clan» de Pablo Trapero y tambíen en Netflix para TBS un papel en la serie Psiconautas para Navajo Films. Como director su obra Pichón fue seleccionada en el 2012 y auspiciada por el INADI por su temática sobre el transgénero y la identidad, su obra Alma Mula fue seleccionada y participó del Festival Escena 2013 de Buenos Aires y en 2017 estrena su obra Lobería en el Teatro Delborde (CABA) siendo seleccionada en 2018 para participar en el Festival ENTI de La Plata. En el 2019 Lobería es elegida para participar del Festival Shakespeare Bs.As. Como Productor hizo la obra en Cartel «Las Descartadas» cuya actriz Mariel Rueda estuvo nominada a los premios ACE 2023 y es productor de Ay, Camila con Carla Haffar , nominada también al ACE como mejor actriz.
“Pareciera que lo esencial del éxito consistiera en llegar más lejos que el propio padre y que tratar de superar al padre fuese aún algo prohibido” Sigmund Freud.

Bienvenido Al diván.
Estoy muy contento de estar acá. Sabes que nos une una pasión en común: el tango. Hace dos años que me dedico al tango. No lo bailé antes porque mis papás eran grandes bailarines de tango, se ponían a bailar con toda la gente alrededor en círculo, y cuando era chico le tenía celos a mi mamá que bailaba con mi papá, en salidas familiares, asados. Es que el tango tiene una cosa. Entonces le bajaba el volumen de la música.
(Risas) Es una posición voyerista que despierta mirar bailar tango. ¿Y qué pasó? ¿Elaboraste el Edipo, aceptaste los celos y te largaste a bailar vos?
Y claro, si… Ahora estoy obsesionado con el tango y por eso alquilo una sala todos los lunes a practicar con una partenaire. Es un entrenamiento, y a las 22 h me voy a la milonga en El Beso y sigo bailando. El tango tiene mucho que ver con el teatro, tiene un link directo, Los actores y actrices necesitamos un elemento primordial que es la disociación. Y el tango es la escuela de la disociación de esa contradicción hemiférica del cerebro, que pienses por acá y vayas para allá, esa contradicción que decía Briski, es la gran disociación de la mente que se revela en la acción porque todos los días tenemos actos contradictorios. Por eso sufrimos… Perdí de chico, de chico joven, a los 20 y pico de años a mis padres. Mi mamá conoció a mi hija, pero de chiquita, 1 año. Mi hija ahora tiene 30. Y me largué a vivir muy solo, sin padre, y me casé muy tempranamente siendo joven. Estudié con Brisky teatro muchos años. No sé si fuiste a las clases con Brisky y él te ponía títulos. Y tenía algo de razón. Uffff.,, Me llamaba “el abandónico”…

Pero no abandonaste la actuación y además, del tango, haces música, cantas, haces radio, te dedicas a muchas más actividades. Y has actuado en la serie El Eternauta.
Bueno, esas son cosas de suerte que a uno le tocan con la varita mágica. Esta serie la filmé en mitad de 2023, y estamos esperando muchos artistas de teatro independiente convocados a actuar en la serie, y es genial. Es una de las más maravillosas series de esta época, es fabulosa. Filmarla fue hermoso, fue un viaje. Es un lindo equipo. Aporté mi granito de arena con un personaje que está en un determinado capítulo que tiene un arco dramático y que tengo escenas con Ricardo Darín que es un ser maravilloso, como persona, como actor, como profesional, es muy colaborativo, te enseña. Ricardo tiene muchísima experiencia en cine, y quedé en cinco escenas con él. Ojalá queden las escenas, aunque igual la experiencia me la me la quedo. Interpreté un personaje muy complejo. Bruno Stagnaro, el director me señaló solamente esto: «actúa como si tuvieras la añoranza de los viejos tiempos.» Lo más marcado de “El eternauta” es que todos son personajes comunes, el barrendero, el tipo que que limpia, el plomero, el electricista, o sea, un estrato social articulado dentro de la clase obrera y de una clase media, aunque también de clase alta, y en ese estrato obrero se comportan como reaccionarios ante un problema que sucede y que no conocen, pero es peligroso porque empieza a morir la gente. Empiezan a investigar eso entre todos, y todos se tienen que unir. Y gracias a eso reacciona. Y cuando llegue esa serie el 30 de abril, va a venir en un tiempo de Argentina muy necesario. Y mi personaje tiene una gran reminiscencia y extrañeza, la saudade, como dicen los brasileros. El tango te da esa sensación, ¿no? Como nostalgia… Por eso siempre entreno en teatro, todos los años, opto por dos entrenamientos que me parecen son fabulosos: Pompeyo en verano y Federico León durante el año, con ambos tengo una excelente relación y me llevo muy bien, me divierto muchísimo. Pompeyo te pide al empezar el curso, asumir un rol con un vestuario, vestirse de época o temporal, lo que vos quieras, pero vos de calle no podes ir. Y como tengo tango a la noche, iba cambiado como un chabón de los años 40 con tiradores (risas) y del curso salía directo a la milonga. Y le decía a una amiga, en qué lugar vas con vestido largo, zapato de taco, tajo, sexy, bien arreglada. No hay un lugar así. No existe, el único lugar que existe es la milonga, donde vas a tener una comunicación tan directa, sincera y honesta.

Me parece que este link entre tango, milonga, teatro y la serie que tocan la cuestión social, y la entrega con otro, es algo de lo que te pudo haber traído acá.
Ah, bueno, ¿por qué vine acá? (risas) En realidad, la mejor causa para venir a algún lugar es no saber por qué uno vino. Reconocer que uno no tiene ni idea del porqué. Hay como una sensación de misterio. Hice análisis, muchos años, y hace dos o tres dejé porque me abracé a la homeopatía. Voy a un homeópata que me escucha y tiene algo muy sutil… Y esto que te voy a contar me resulta muy interesante… Mi papá murió a los 57 años, que es justo la edad que tengo ahora. El día de mi cumpleaños, el 26 de diciembre del año pasado, cumplí 57 años. Esa noche estaba durmiendo y a las 5 de la mañana me desperté con malestares, y había soñado con mi papá. Y había pensado en sobrevivir a mi padre… Ese día tenía todo organizado porque para mi cumpleaños, como los 26 de diciembre no viene nadie porque es un día complicado para la gente, organice mi “no cumpleaños” y había reservado en “Qué me contursi”, porque ahí se canta, y me gusta cantar algunos tanguitos con amigos y amigas que canta y había organizado una festichola hermosa. Pero me dolía acá el brazo, y me dije: “vamos a ser precavidos”, mientras me llegaban mensajes de feliz cumpleaños, tomé un taxi y me fui al Hospital italiano, donde me cuidan mucho. Entré a la guardia, una chica me preguntó cómo me sentía, y empecé a deambular por un pasillo, errante como desvaído. De pronto, me tomó de la mano un médico al que le dije que tenía un malestar, y me llevó a un enfermero que me hizo un electroencefalograma. El enfermero con una cara muy normal me dice que me quede tranquilo, que está todo bien. Pero yo sentía seguía dolor y a los 2 minutos, viene un camillero con una silla de ruedas y terminé en un lugar con seis médicos me esperaban. Ahí nomás me pusieron en bolas, y me acuerdo que tenía un slip chiquito rojo.

Quedaste en bolas literal.
(risas) Quedé en bolas literalmente y además, tenía un infarto. Mi padre murió de cáncer de garganta y mi madre un poco después que mi papá, tuvo una enfermedad neurológica. Ellos se querían mucho y mamá se enferma… creo que mi papá no quería hablar, no podía expresar.
¿Y es el arte que te hace expresar y sobrevivir a tu padre?
Y el arte me llega desde muy chiquito, así que montones de cositas tengo ahí. Pero ese 26 de diciembre de 2024, la verdad, mi vida cambió totalmente.
https://youtu.be/R6-48G3DjuM?si=df2uymnA833mSPSO https://revistaelinconsciente.com/2018/05/14/todo-es-edipo-entrevista-a-eduardo-rovner-por-dra-raquel-tesone/
El 26 fue tu resurrección…
Volví a nacer el día de mi cumpleaños, otra vida. Y vengo de una mamá que se llamaba Evangelina Ofelia, Evangelina es un nombre primigenio, Eva la primera mujer, y le decían Beba, y Ofelia es un nombre muy teatral. Era una persona sufrida, es otra gran historia. Mi mamá fue hija natural. No se sabía quién era el padre. La madre había muerto en el nacimiento de mi mamá y se habían hecho cargo de ella unas damas de beneficencia en Paraná, Entre Ríos. Le dieron un apellido, Leguizamón, y la mandaron a un convento.

La evangelizaron.
La evangelizaron a la pobrecita y con castigos corporales, así era en esa época y salió del convento con un secundario muy bueno, con muchas capacidades porque le han enseñado mucho y trabajo de secretaria administrativa. Mi papá contaba que se conocieron cruzando la vía del tren en Urquiza. Cuando hay como una trampita, no tiene molinete, pero tiene como ese zigzagüeo. Mi papá decía que se habían metido los dos y se encontraron en el medio y se miraron, ¿pasó yo o pasás vos. O pasamos los dos? (risas)
Una escena muy teatral.
Seee… y era grande ya mi viejo, un gran milonguero, íbamos a la milonga y me decía: acá se bailaba de esta manera. Era de la generación James Dean de la película Rebelde sin causa, y todos se sentían rebeldes sin causa. Una época muy jodida políticamente, mi papá no era peronista y después del 50, del 55. Él había presenciado el bombardeo de la plaza y todo eso. Nunca estuvo en ese punto, pero siempre me adapté a su fisonomía política, no estando tan de acuerdo porque yo soy más izquierda, más social, pero lo respeté siempre. Mi vieja sabía donde podías ir a bailar sin el control materno, me contaba que la hija iba con la madre de esa época, salvo las de empleadas domésticas que iban solas, y ahí podían chapar. Fui muy amigo de él, me quedó corto mi papá un poco en el sentido de vida.

Y tal vez sobrevivirlo, es revivirlo a través de tu vida. Ese infarto ¿podría ser el golpe al corazón representar lo que sentiste cuando él murió? No estaría del todo elaborado ese duelo y lo somatizaste en el día de tu cumpleaños. Había un deseo disociado: querer ir con papá sin sentir el derecho a sobrevivirlo y un deseo de vida porque pediste ayuda.
Ese deseo disociado es buenísimo. Porque hoy cuando bailo, me siento él.
Exactamente, es como decir a tu papá a través del tango: yo estoy haciendo lo que a vos te gustaría. Ese es el mejor homenaje para tu padre.
Sí. Y mis recuerdos son fabulosos cuando recreo dentro de la música a mi padre. Voy al Eternauta: la añoranza de los tiempos con ellos. Eran momentos muy lindos.
Quizás ese personaje de la serie te sanó. Y en vez de abandonar la vida, lograste afirmarte a través de lo que amas de la vida.
No quiero espoliar al Eternauta pero sí, tiene mucho que ver el hoy. Digo que a los actores y las actrices, cuando nos tocan personajes, nos tocan porque sí, como algo que tenés y debés hacer como una obligación de vida porque ese personaje es para aprender algo. Y lo que pasa con mi personaje toca un tema muy complejo en un clima muy denso. Y sí tiene que ver conmigo.

Freud fue muy golpeado por la muerte de su padre y cuando trabaja sobre el duelo dice que el dolor inconsolable que siempre está allí y es un hueco imposible de llenar. Y trascender al padre implica un proceso muy profundo.
Y merecer trascenderlo… Esto me lleva a una película que me hace llorar, la veo no sé cuántas veces: Rescatando al soldado Ryan, donde en la escena final, el capitán le dice al joven -que había peleado y todo lo que había pasado para que lo rescatara-, le pide que se acerque antes de morir, y le dice: “Merece esto”, y ahi se muere el capitán. Y se transforma esa escena en él, pasado unos años, mirando la tumba del capitán muerto y se da vuelta, ve a los hijos y a los nietos y les pregunta: La vida que he tenido, ¿ustedes qué piensan? ¿La he merecido? He sido un buen tipo, he sido una buena persona, y la hija responde, «Pero ¿para qué estás preguntando? ¿Qué estás loco? ¿Qué te pasa? ¿Qué te pasa? ¿qué estás diciendo? Y él dice: “Yo quiero que ustedes me digan si la vida que he vivido, me la he merecido”. Esa escena me toca muy de cerca.

¿Y qué hay que hacer para merecer la vida?
Y creo que es difícil. Como la cigarra de Eladia Blazquez, merecer la vida es… (canta) Otra canción también significativa. Es muy complejo el tema de merecer la vida, en cualquier tipo de de rol, de situación, desde una madre sola con tres pibes que tiene que luchar, trabajar sol y sombra para alimentarlo, y se acuesta la noche cansadísima y los mira a dormir y dice, «Bueno, no tengo un amor. Quisiera tener un amor, pero no puedo, tengo que ocuparme de esto”. Se merece la vida así, ¿pero se la merece o se merecen encontrar un amor y sentirse amada? La vida no se merece solo por entregarse a los demás, se merece también por entregarse a uno mismo. Nosotros los artistas, tenemos eso de los aplausos. ¿Qué decís cuando salís y al final te aplauden? A veces, sentis el aplauso como algo genuino y merecido. Y te reconforta decir, «Yo me lo merezco.» Sí, la verdad que me encanta, sí, me tienen que aplaudir porque la verdad que me entregué”. Y vuelvo a esa pregunta de la escena del soldado Ryan.
Volvamos a esa escena y en vez de hacerla a los hijos, intenta formular la pregunta a tu papá. ¿Qué diría tu papá? Imaginémonos eso acá y ahora, le decís: Papá, yo te sobreviví, tuve un infarto el mismo día de mi cumpleaños que fue la edad que vos te moriste. Me quería ir con vos, pero otra parte de mí, me dijo que no. Sí. Y quiero saber si me merezco estar vivo.
Mi viejo siempre ante una pregunta de ese tipo, siempre respondía con un chiste. Nunca profundizaba.
¿Quién dijo que un chiste no es profundo? En “El chiste y su relación con el inconsciente”, Freud demuestra lo contrario.
Sí, es verdad, él contaba algo con algún chiste, yo soy medio parecido en eso. Creo que me hubiera hecho un gran chiste en relación a eso, porque era un gran contador de chistes. Me hubiera dejado con las dudas sobre si me dijo algo bueno o me dijo algo malo, porque sus razonamientos no eran profundos. Sin embargo, era una gran lector y yo aprendí a leer gracias a él porque me enseñó mucho en relación a la lectura. Pienso que hubiera dicho: “somos buenos socios… Sí, vas bien, socio”. Porque mi viejo decía: “no es lo mismo ser socios que ser sucios”.

Ahí está distinguiendo algo entre lo bueno y lo malo. Y hay una respuesta donde te dice que si mereces tu vida.
Claro, sí. Él distinguía entre lo bueno y lo malo. Era un gran comerciante y era un vendedor y yo aprendí mucho de la venta con él. Tenía libros de venta, y vendía cualquier cosa, había vendido de todo, pero lo que vendía últimamente eran caños, porque decía que los caños los tiras en un galpón y como son galvanizados nunca se pudren. Y siempre porque se van haciendo construcciones y los vendés.
¿Y vos tenés algo de ese vendedor?
(Risas) Soy un gran vendedor. Porque no solamente trabajo de actor, sino que tengo mi empresa, porque del arte uno no puede vivir y vendo café desde hace años. Es una gran pasión el café y soy un gran entusiasta, como un influencer, un sibarita del café. Enseño y hago cursos, también asesor sobre eso, y es de lo que vivo. Lo que me permite tener mis horarios libres y hacer producciones, hacer cosas que me gustan, claro, siempre toda la vida. Mi viejo me entregó un gran legado que es la venta, porque mi papá tenía esos libros de vendedor, sobre los rasgos de las personas, los movimientos de las manos, cómo se disponen para la venta y cómo tiene que proceder. Leía esos libros que son pura actuación, y me encantaba. La venta me resultó simple fácil y vendo bien.

No es un chiste, sos socio de tu papá.
¡Soy socio de mi papá, en ese sentido. Ahí está, es muy bueno eso! A mi viejo le hubiera gustado tener una empresa y poder vender los dos juntos.
De alguna manera, en esta empresa, tu papá está más vivo de lo que crees, porque en esa respuesta imaginaria, tu papá es quien te va a tirar la pelota a vos, como un socio de él para tener la libertad de actuar, producir todo lo que deseas.
Sí, montones de cosas. Y ahora voy a hacer un espectáculo que se llama Grillos, un unipersonal que estoy preparando, muy lindo, escrito por Alfredo Megna, que es un gran amigo y es una historia muy interesante. Soy hijo único, y la obra trata de eso, de mi hermano que no está. Mi personaje construye a su hermano de una manera muy especial, sin tenerlo Grillos está basado en la historia de Alfredo que estaba en un grupo de teatro en el 78, donde había participado un músico que se llamaba Gustavo Villalba. Y tiene que ver con los desaparecidos de la dictadura. El se salva y Villalba junto con otro compañero no aparece. Uno es liberado y el otro no. Alfredo va años después, al Teatro La Máscara y había como un un un bulto, y le pregunta al chico que estaba ahí y le pregunta si eso no era de Villalba y tiene que venir a buscarlo. El tema de la desaparición directamente no se aborda. Él revive con sus recuerdos a ese hermano en su fantasía de manera utópica y se transforma en una gran utopía la obra. Pienso que las utopías son claros ejemplos de esperanza.

El personaje del Eternauta y el de Grillos son muy movilizantes y transformadores.
Eso siempre me pasó a mí toda mi vida que tuve experiencias así. Todas mis experiencias puedo contar montones de cosas muy extremas y fuertes. El personaje de Grillos, es muy interesante porque da lugar a una esperanza que es lo que estábamos hablando.
Poder merecer en tanto hagas aparecer dentro tuyo a ese papá, socio, hermano.
Eso lo he pensado en mí construcción del personaje, es como el epílogo de mi vida esta obra que me fue a buscar sola.
Me pregunto si vienen solas las obras o la fuiste a buscar inconscientemente.
Me crié con Alfredo y cuando me dio la obra y la leí, me impactó. Y cabe resaltar porque lo busqué a Eduardo Lamoglia, es como mi papá profesional y nos queremos mucho. A mi me hace llorar ese texto porque logra convencerte que hay esperanza más allá de las utopías, hay algo que se puede concretar, y ante eso, tiene que suceder eso. Esta obra habla de la música y relaciona la vida con la música. Haremos un poco de tango. Si pensamos en la escena del Titanic, se está hundiendo pero salen a tocar y en El pianista, está todo destruido y el tipo empieza a tocar el piano.
Parece que este personaje está hablando de la esperanza de poder hacer aparecer lo desaparecido a través de esta obra hacer aparecer a tu papá. Es un personaje reparador de la culpa de sobrevivir a papá, que en definitiva, es lo que desearía tu padre como todo buen padre.
Como si me dijera: “vamos socio, estoy acá, sobrevivamos juntos. Socio, dale. Vamos para adelante” y hablando de presencias, sabés que en un momento muy difícil en mi vida, ya pasado 20 años de fallecida mi mamá, sentí que me tocó el hombro, y era la mano de mi. Y yo la miré. y me decía: «Ojo, te tenés que cuidar, para estar acá donde estoy. Fue muy difícil llegar acá a tocarte el hombro”.

Entonces, en el Inconsciente hay vida después de la muerte en el poder de revivir al ser querido. Y con esa remera de la Gioconda, también estás diciendo algo.
Esta remera es estética de la belleza, y también lo oculto de esa belleza, ¿no? Como un rasgo, porque lo más lindo de la belleza es su fealdad. No hay nada bello ni nada feo, pero uno cuando dice, «Ay, qué feo que es.» Yo siempre le presto atención. Me quedó en la contradicción.., puede ser algo de Beba, de mi mamá…
Como el tango… te parece que cerremos la sesión con un tango para tus padres.

¡Si, bailemos un tango!
(y bailando tango terminamos la sesión)
DEL OTRO LADO DEL DIVÁN
Desde el momento que pasó por la puerta y sin haberlo conocido antes, se instaló una suerte de complicidad con Pablo. Su empatía es instantánea y espontánea, como si nos conocieramos de haber bailado en alguna milonga, y tal como él lo señala de movida, nos une el tango. ¿Quizá el tango genere una pre transferencia? Podría ser ya que el tango en sí mismo te abraza en su danza y en su música. Este lazo inmediato me dio lugar a poder indagar sobre un tema que me interpela desde hace tiempo: los personajes son elegidos por los actores o como diría Prigogine es la fantasía que los crea y quien los encarna ¿serán que los personajes (también quien ofrece el texto a los actores) hacen su propia elección a nivel Inconsciente? ¿En qué medida los personajes marcan la vida de los actores? Hay una cuestión enigmática que he respetado para no espoliar el final del personaje que interpreta en El Eternauta y que aparece como determinante en un rasgo similar entre el personaje y el infarto que tuvo en un día de festejo que paradojalmente termina en el hospital. Quien vea la obra podría comprender lo que omito. Y por otro lado, está el personaje que hace en Grillos y que ofrece otro desenlace de la cuestión de la pérdida, de la melancolía y la añoranza, y al mismo tiempo, (como fue interpretado en sesión) a la elaboración del duelo de los padres que Pablo resignifica con sus asociaciones y con la esperanza de re-presentarlos a través de su arte.