Por Dra. Raquel Tesone
¿Por qué elegiste ser escritor?
Desde la infancia tuve mucha imaginación, leía todo tipo de comics y algunos cuentos de los hermanos Grimm o Christian Andersen. Nací en un pueblo muy chico al norte de México, Caborca, ahí recuerdo que escuchábamos beisbol por la radio en la época de los ochentas, era y sigue siendo un pueblo beisbolero que seguía los juegos de Fernando Valenzuela, el pitcher de los Dodgers de Los Ángeles, ese tipo de experiencias pienso que te va nutriendo de imágenes. Recuerdo haber escrito algunos versos para jugar con las palabras pero no lo tomaba muy en serio, me sentía más cómodo con el dibujo, escuchaba las clases de los profesores mientras dibujaba algo en el cuaderno. En la preparatoria la música me fue acercando a la poesía, comencé a leer algunos clásicos y a escribir otro tanto. Ya en la universidad, mientras estudiaba psicología, se me comenzó a soltar la pluma, los mismos ensayos que nos pedían los profesores iban generando ideas que cabían más en la ficción que en la academia. Escribí para alguna revista escolar y a desarrollar algunas historias que podían dar pie a algún guión de cine. El cine fue otra pieza importante para mí, hasta hoy escribo guiado por imágenes o diálogos que van armando un rompecabezas, nunca sabes el resultado final pero el objetivo es el mismo: contar una historia con imágenes o palabras.
¿Cuál fue tu fuente de inspiración de tu libro “The Surreal Adventures of Dr, Mingus”?
Es difícil contestar esa pregunta porque no todo el tiempo puedes estar inspirado cuando escribes, por lo menos yo no. Pero si puedo hablar de las influencias que fueron dando forma al libro, por ejemplo en la música Charles Mingus o The angry man of jazz es una figura que retomé para crear el personaje del terapeuta. El jazzista Mingus nació en Nogales Arizona, de origen sueco, afro, chino, británico, mi personaje estaba pensado para ser universal. También un psicoanalista de mi universidad parecido a Carl Whitaker ayudó a construir el personaje, sus técnicas poco convencionales nos ayudaron a abrir un poco la mente, esa fusión dio lugar a “la caricatura” de Mingus, quien está presente en todas las historias. También hay algo de Charles Chaplin en el personaje, por su lenguaje corporal más que nada. En literatura me he inclinado más a lo “europeo” que a lo “latinoamericano”, no sabría decir porque solo que esa tendencia se proyecta en mis textos. De pronto escribes queriendo ser Shakespeare o Dostoyevski o Kafka o hasta el mismo Freud. El teatro está muy presente en varias de las historias, temas como el de Edipo, el método Stanislavski o el mismo Hamlet protagonizan algunos de los cuentos. Sin dejar de mencionar el carácter dialógico de la narrativa, que entiendo es “un ritual” muy latinoamericano.
Además de ser psicólogo, tenés una maestria en ciencias sociales, me interpela este entrecruzamiento de la ficción con realidad en tu literatura. ¿Será tu manera de cuestionar algo de lo establecido socialmente?
Creo que si aunque me ocurrió de una manera poco consciente, antes mis textos eran por decirlo de una manera, de carácter introspectivo. Después de una maestría donde la antropología, la sociología o la teoría política eran algunas de las áreas a explorar, me fui dando cuenta que eso se proyectaba en mis textos. Narraciones como “Le roi est mort” donde unas piezas de ajedrez discuten acerca de la organización social y la anatomía del poder es un reflejo de eso. También hay otro cuento que se llama “Necesitas volverte loco” que aborda el tema de las dictaduras en África y en particular de Angola, cuyo régimen del MPLA gobierna desde 1979.
Siguiendo tu trayectoria, me pregunto, ¿qué relación podrías hacer entre la psicología, el teatro y la literatura?
Para mí son tres grandes universos de los que me cuesta trabajo desprenderme. En este nuevo libro por ejemplo están los cuentos de “La culpa es de Stanislavski” o “Hamlet en el exilio” o “Los ojos de tu madre”. En el primero un actor que interpreta a Jesucristo utiliza el método de Stanislavski para construir su personaje. En el proceso se va involucrando de lleno con la personalidad mesiánica hasta desconectarse de la realidad y asumirse como el hijo de dios. En el cuento de Hamlet se pretende contar la historia del príncipe en el exilio y abordar su relación con la locura, un terapeuta lo atiende a la vez que Fortinbras o una extensión de la realidad lo invade. En el caso del cuento de Edipo, se juega una vez más con los procesos actorales, de cómo el teatro va más allá de la ficción. Un actor se prepara para interpretar Edipo y en su obsesión por dar realismo al montaje se involucra en una serie de situaciones “absurdas” que rayan en la comedia.
¿Por qué te gusta escribir en lenguas extranjeras además de las lenguas nativas?
Siempre me han gustado los idiomas, creo que es divertido aprender nuevas palabras y maneras de expresar ideas. Es como cuando el músico encuentra un nuevo instrumento, trata de interpretar su melodía consciente de que tal vez no lo va dominar al cien por ciento, pero que le va ayudar a expresarse de otras formas. Así me pasa a mí, aprendo un nuevo instrumento y trato de utilizarlo en la medida de mis posibilidades, obvio que ocupo una corrección de estilo más cuidadosa que con el español o inglés. Acá en el norte es común hablar inglés por la cercanía con la frontera. Lo hablas mucho o poco pero lo hablas. Luego si vives en un estado (Sonora) donde se lee poco o lo poco que se lee es Paulo Coelho o JK Rowling pues simplemente vas apuntando en otras direcciones. Es decir, necesitas aprender otros idiomas si quieres hacer de la escritura tu principal ocupación.
¿Y la escritura es tu principal ocupación o ejerces como psicólogo también?
Actualmente trabajo en una escuela como docente y psicólogo.
¿Hay otros proyectos? ¿Algún otro libro para publicar?
Estoy trabajando en dos proyectos principalmente: el primero se llama “Le fantôme de Porfirio” (está sería mi primer publicación en francés y hace referencia al dictador mexicano Porfirio Díaz). Trata de un escritor que se traslada a Francia para visitar a un colega que es algo excéntrico y se da una especie de choque en las maneras de entender la literatura. El personaje tiene algo de médium por lo que mantiene una conversación con diferentes espíritus durante el relato. En medio de la historia ponen a prueba sus habilidades narrativas mientras se hacen conscientes de los “clichés” que se han construido desde ambas latitudes.
El otro proyecto no tiene nombre aun pero son una serie de relatos de la época de la revolución mexicana. La intención es hablar de personajes históricos de la clase política y bandoleros sociales como Joaquín Murrieta, Heraclio Bernal y Chucho el roto. Sería mi primera novela pero voy apenas comenzando a tratar de armar el rompecabezas.
Por último, estoy colaborando con mi editor Jonathan Marcantoni en su nueva novela “retratos: una alegoría de América Latina”.
Te deseo lo mejor para tus próximos proyectos y te estoy sumamente agradecida por esta entrevista.