TEATRO

«ALACRAN O LA CEREMONIA» de JOSE ANTONIO DE LUCIA

PH Félix Méndez 1

Por Julián Infante

Ph: Félix Méndez

 

Trágica y cómica al mismo tiempo. Profunda y cósmica en todos sus momentos. Con una inmejorable actuación de José Antonio de Lucía que da muestras de un manejo y una fuerza escénica impresionante, Alacrán nos cuenta una historia de abandonos consecutivos y totales.

Colgado del estribo del tren del pasado, y con los ojos trinando en brillo al borde del llanto constantemente, nuestro intérprete revive una y otra vez cada momento crucial y fatal de la existencia del personaje; moviéndose en diferentes tiempos se balancea entre su niñez hasta su adultez. Toda una vida de males y recuerdos, en una sola noche de maquillajes emocionales lerdos. Además, nos hace reflexionar acerca de la importancia de las personas que nos rodean y de los vínculos que se generan con esos seres significativos  (padres, parejas, compañeros de trabajo, etc). Así también, nos conduce a pensar que para ser lo que somos, tuvimos que haber vivido todo eso que vivimos, ya sean vivencias que podrían ser calificadas como buenas o malas, todas esas experiencias marcan nuestro ser.  

Foto prensa Alacran o la Ceremonia PH Félix Méndez

¿Quién no está un poco menos cuerdo por algún recuerdo?

Altamente emocionante. Humanamente acertada, la obra nos lleva a dar una vuelta de vuelta a nuestro propio pesado pasado pisado. O es que acaso, ¿no hemos atravesado algún hecho traumático en nuestra historia de vida? En este sentido, Alacrán o la Ceremonia, trata de todo un ceremonial donde Alacrán pasa a transformarse en su objeto de amor. Si el primer amor es la madre, ¿el abandono materno es una marca que lo destina a la repetición? ¿Será que Alacrán se quiere convertir en Cangrejo (quien lo tira “para atrás”, a su pasado infantil), para retenerla dentro suyo y no perderla jamás? ¿Desea encarnarla o recrearla en su propia ficción? Parecería que la ceremonia forma parte del duelo de ser abandonado…

La dirección de Poldovsky pone de relieve las cualidades del actor y podríamos afirmar que, Alacrán es una obra maestra digna de ser vista. Quedará tatuada en la piel, como una cicatriz.

Alacran o la Ceremonia-23.jpg

Los dejo pensando con dos de las mejores frases de la obra que contiene un texto muy profundo para reflexionar acerca de la verdad, la realidad y la ficción, tanto para que aquel que pueda entenderla, la reflexione; y para quién no, pueda sentirla:

“Las cicatrices. Lo único que suaviza las cicatrices son las fábulas, el perdón y el vino tinto. Las fábulas emborrachan más que el vino tinto. Les da sinceridad a ese tío vivo, decepcionante y perezoso. Pago gustoso el precio de la confusión. Vivo mi realidad como yo quiero. ¡Me la invento! No como otros que se dan de bruces contra los días una y otra vez. Salir de la realidad es un soplo de aire fresco que solo algunos pocos  podemos permitirnos”.

Circundando en el vicio de no poder dejar atrás lo vivido, más revivo los muertos de antes. Más me reúno conmigo mismo. “Cuanto más cuento la historia, más larga me parece”.

Con esta conjunción de una frase propia y otra de la obra, me voy pensando cuál sería mi propia ceremonia…

 

Funciones: Domingos 21.30Hs en Teatro Timbre 4.
Foto prensa Alacrán o la ceremonia Ph Félix Méndez

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