LOS MILAGROS
Dirección: Agostina Luz López
Por Ana Bogado
“Los milagros” es una obra que podríamos insertarla dentro del género del teatro experimental, cuya trama se desenvuelve, principalmente, en torno a la historia familiar de Martina, una joven llena de resentimiento y de dolor, quien, para su desdicha, forma el último eslabón de una cadena donde el desamor es el mal común.
Dos generaciones atrás, su madre y su abuela lo sufrieron, y ahora Martina, temerosa de correr la misma suerte, rechaza con rabia lo que ella considera una desafortunada herencia familiar, negando hasta el final cualquier posibilidad de agregar otro eslabón. Por ello, haciendo uso de su imaginación, en un intento de exorcizar sus preocupaciones y su pena, Martina reconstruye los hechos más significativos de su vida como si se tratara de un cúmulo de escenas de una película. En ese rodaje, ella es la directora y la protagonista, y en los roles más significativos, están su madre y a su abuela.
Sin embargo, hay un problema con esta “purga” que ella quiere llevar a cabo. Desde su punto de vista, Martina no vislumbra ningún futuro prometedor para ella, por lo que sus demonios, en vez de desaparecer, se acrecientan aún más, dejándola en un aparente callejón sin salida y en la absoluta resignación…
Es ahí donde hace su aparición un inesperado cuarto personaje que, por un momento, desplaza por completo a Martina de su papel protagónico, siendo la antítesis de todo lo que ella es. Esta protagonista de su historia, no es nada más ni nada menos que su excéntrica amiga, (quien no estaría dentro la “norma”) quien la ama tanto a ella como a su familia y, desde su propio punto de vista, intentará por todos los medios de cambiar la percepción de Martina sobre su propia vida y sobre quienes la rodean. De este modo, su amiga la guiará hacia el verdadero milagro de la vida.
La obra presenta un análisis muy interesante, ya que plantea muy bien la naturaleza de las relaciones sociales como el romance, la amistad y la familia, y este efecto se puede apreciar en ciertas escenas donde no pude evitar identificarme, y creo que muchos de nosotros podemos sentirnos identificados.
En general, si bien la obra tiene un relato que sostiene una dramática y cuenta con una muy buena puesta en escena, los personajes deberían interpretarse de forma más entrañable. Algunas escenas que pretenden ser cómicas, terminan careciendo de sentido. Este último aspecto desvía mucho la atención del espectador del tema principal y, en consecuencia, solicita al espectador un esfuerzo de análisis más agudo para no perder el hilo argumental. Dicho aspectos “negativos” de esta pieza, podrían solucionarse de manera sencilla. Por ejemplo, a mí me hubiera gustado más conocer más a fondo al personaje de la amiga de Martina, que, en ocasiones, evitar la deriva donde la amiga de Martina se perdía en estas “locas escenas” -por así decirlo- para no desorientar durante varios minutos al espectador y poder explotar más a fondo, la conflictiva implícita del vínculo entre cada uno de los personajes.
Funciones: Centro Cultural San Martín