SANDRA MESSINA, bailarina, coreógrafa y actriz, nacida en Buenos Aires, es diplomada de la Escuela Nacional de Danzas. Formada a la danza clásica por Luís BALDASARRE, a la danza moderna por Renate SCHOTELIUS y al tango por Pedro «TETE» RUSCONI. Luego de haber trabajado en el «GRUPO INDEPENDIENTE DE DANZA CONTEMPORANEA» dirigido por Leticia MASCARDI y en el film «CIPAYOS» dirigido por Jorge COSCIA, viajó a Francia donde residió durante 18 años. Allí participó en numerosos y variados espectáculos como bailarina y actriz al lado de figuras de renombre internacional como Jérôme SAVARY, en la Opéra GARNIER EN PARIS y Blanca LI en la Opéra de NANCY (Francia). Con el coreógrafo Bernard BAUMGARTEN en Frankfurt (Alemania), la coreógrafa Carla FORIS de la compañía «8RENVERSE» (Francia) y en la compañía de “teatro de rue” «PESCE CRUDO» (Francia). Participó en numerosos festivales de danza y teatro como «Chalon sur Saône», «Aurillac»‘, «Festival du Bords de Loire» (Francia) , «Hambourg» (Alemania) , «Burgos » y «Tarrega» (España). Creó y dirigió el «CABARET TANGO», cabaret de estilo contemporáneo teniendo como tema central la cultura Argentina, interactuando con diversas artes como danza, teatro, canto, circo, música e imágenes y que fue presentado durante mas de tres años en lugares destacados como el «CABARET SAUVAGE”, «LES ETOILES», «CIRQUE BOUGLIONNE» Paris , y el festival de danza de «VILLENEUVE D’ASQ» en la región Norte. Se produjo como bailarina de Tango Argentino con orquestas como «Cesar STROSCIO”, el «CUARTETO CEDRON» y «Juan Carlos CACERES”. Creo la coreografía y fue primera bailarina de la opera «TANGO MON AMOUR» de Jorge ZULUETA y Jacobo ROMANO para el Festival de MONTREUX en Suiza realizando con este espectáculo una gira internacional.
Dirigió el festival «LA MILONGA OXIDADA» en París en el Théâtre de la Bastille en el año 2005. Su interés por el movimiento y su capacidad como pedagoga la llevaron a ser la primera MASTER TRAINER ARGENTINA en el método GYROTONIC EXPANSION SYSTEM® creado por JULIU HORVAT. Enseñando este revolucionario método de movimiento desde el año 1998. En este momento dirige GYROTONIC BUENOS AIRES, único lugar en Argentina donde se pueden capacitar los docentes de esta técnica.
RICARDO CALVO, Maestro de tango, bailarín, coreógrafo y director de espectáculos, de renombre internacional, nacido en la ciudad de Rosario, Argentina. Su primer maestro fue su padre quien vivió la época de esplendor del tango. Su estilo de baile así como su pedagogía, fueron influenciados directamente por sus principales maestros: la coreógrafa rosarina Victoria COLOSIO, y el gran bailarín y maestro porteño Pocho PIZARRO. En 1990 forma pareja de baile con Marisa Talamoni, comienza así una carrera de éxitos y de giras ininterrumpidas, siendo una de las trayectorias más importantes entre los bailarines de Tango del país. En el año 1999 lleva el tango a Israel fundando la escuela «Querido Tango» junto a Kelly Sarafaty. Estudioso de la historia y de la escencia del Tango, escribió numerosos artículos y da conferencias por el mundo. Como pedagogo, creó un método de enseñanza que resume todo el conjunto de sus experiencias sobre el movimiento. Esto lo lleva a dar clases de Tango, Milonga y Vals en diferentes países. Además de formar profesores de Tango, siendo uno de los únicos Maestros en crear un método y un programa completo para capacitar a aquellos que quieran dedicarse a la enseñanza de este arte. Su carrera profesional pasó por teatros, televisión, festivales y eventos junto a los mayores representantes del género: Alberto Castillo, Nelly Vázquez, Jorge Valdez, Enrrique Dumas, Juanchy Granelli, Abel Córdoba, etc Fue bailarín solista de orquestas como: «Domingo FEDERICO», «Julian CHERA», «Rodolfo Cholo MONTIRONI», «CAMANDULAJE», entre otras. Participó de compañías internacionales tales como «Tango Metrópolis», «La pasión de Vivir», y en grandes festivales tales como «Sitges», «La Noche de la Pasión» (Bélgica), «Universo Tango» (Alemania), “Encuentro de los Grandes” (España), «Couleurs Tango» (Francia), «Milano Tango Festival» (Italia), Festival Internacional “GREC 96” (Barcelona), «Primer Festival de Tango en París», “Fascinación de Tango” en el teatro Empire de Paris, “Los Encuentros del Sur” (Toulouse), “Karmiel Dance Festival” (Israel), «Festival de Tango de Prayssac» (Francia), Festivales de Porto y Lisboa (Portugal), “5ª Cumbre Mundial del Tango”, (Rosario, Argentina).
En el año 2005, Ricardo Calvo y Sandra Messina forman pareja de baile y este encuentro ha sido decisivo en sus carreras. Ambos han podido fusionar sus conocimientos y experiencias dando como resultado una prodiga lista de proyectos y creaciones exitosas. Reconocidos mundialmente por su originalidad, elegancia y musicalidad en la interpretación del Tango y la Milonga así como por la capacidad para interpretar los mas diversos estilos de danza antiguos y modernos. Incorporaron en el Tango el elemento teatral, recreando personajes extraídos de la historia o de su propia inspiración, en muchos casos con un toque de humor que los transforma en profundamente humanos y en los cuales el público se reconoce. Juntos recorren el mundo dando seminarios, exhibiciones y espectáculos en los Festivales y Teatros más importantes de Europa y Estados Unidos como el «PALAIS DE CONGRES», “EL GRAND REX” en Paris, “EL TEATRO MUNICIPAL DE ASUNCION” en Paraguay, el «TEATRO APOLO» en Roma, «EL GRAN TEATRO MUNICIPAL DE MONTE-CARLO», El «LINCOLN CENTER» en Nueva York entre otros. Actualmente dirigen los espectáculos “Tango sin Fronteras”, «Crónicas de Tango», «Cien Años de Tango», «Parle-moi de Tango», “Con Aires de Buenos Tangos”
Los escucho, ¿Cuál es el motivo de ésta consulta?
RC: El motivo de la consulta es encontrar la forma de comunicar la maravillosa alegría que nos da poder estar juntos todo el tiempo y tener como trabajo difundir y explorar el tango en todo el mundo. Bueno esto no parece un problema, pero en cuando tenemos que difundir o comunicar a la gente las bases de nuestro trabajo no encontramos con un mercado de intereses mercantilistas que deja poco espacio al romanticismo y la pasión por el tango, y se abre paso un superficial egocentrismo protagónico, un proceso propagandístico de connotaciones sexuales o transgresoras sin sentido o motivo aparente. Siendo que tales propuestas no son necesarias y despiertan un interés superfluo en el público, en cambio una historia simple de vida podría ser vehículo de aprendizaje y reflejo, con opinión subjetiva en sintonía con las propias historias de cada uno de nosotros, y creo que de eso se trata el Tango, de esas cosas simples que nos suceden a todos. Sin embargo nos encontramos con las excepciones como ésta, donde somos escuchados y alentados a seguir adelante; en todo caso venimos a exponer nuestra historia y nuestro trabajo con la esperanza de llegar a aquellos románticos y apasionados del tango.
¡Qué interesante consulta! Me siento agradecida y una interlocutora privilegiada, ya que El Inconsciente pertenece al mundo del tango. Me resulta muy importante que se pueda poner el acento en el romanticismo y la pasión, porque fue justamente esto que me atrajo de ustedes en la ocasión de tener el placer de verlos hacer su exhibición en Paris. Me gustaría mucho conocer cómo se construyó la historia de ustedes.
RC: Nuestra historia es simple, pertenecemos a la generación de los ’70, en ese momento en Argentina, culturalmente las cosas no estaban muy claras. Nuestros padres nos hablaban del tango como una música que pertenecía a su juventud y que había sido desplazada por una moda extranjera, muchos decían que el tango era para los viejos y que se acercaba su fin. Pero hubo un revival en los ‘80 y nosotros formamos parte de los buscadores de identidad cultural en el tango y el folklore argentino. Aseguro que no fue fácil, era difícil encontrar referentes donde aprender, las orquestas eran escasas y se discutía si Piazzolla era tango o no, además ahora el tango era un show… así que también se discutía si ese tango show era o no el nuestro.
Es decir que comenzaron desde muy jóvenes con el tango.
SM: Si, yo ya era bailarina clásica y contemporánea a los 17 años y participé de una película llamada “Cipayos” que justamente describía ese momento de búsqueda. El tango me gustaba mucho pero no me imaginaba hacer una carrera profesional, siempre lo hice por placer, además como no había mucha información sobre el tango en ese momento, era difícil aprenderlo.
RC: Después se piantó a Francia y desde allí siguió bailando y organizando eventos de tango como milongas, festivales y espectáculos interactivos donde siempre había Tango.
Por mi parte aprendí el tango de mis padres, a mi me gustaba cualquier cosa que fuera ir a bailar, desde niño me llevaban al baile y de joven me iba solo. Mi padre que era fanático del tango me llevaba a ver orquestas, cantantes, bailarines, para mi todo esto era natural y también me gustaba el rock claro, pero nada profesional lo que se dice un muchacho de barrio. A los 21 encontré mi primera maestra, Victoria Colosio que me afinó un poco, me obligó a caminar el tango aplicando su técnica, tomar clases de teatro, después me mandó al escenario. La gente me aplaudía, yo no entendía nada, ella me dijo medio en secreto que había que luchar así, mostrando el tango como sea y en todos lados porque no era solamente un baile era una cultura. Después de bailar en teatros, peñas, fiestas, cabarés y cumpleaños, a los 26 enganche un trabajo en Radio Nacional Rosario como pareja estable de la emisión tango en vivo en el teatro de la Radio todos los domingos, ahí conocí a grandes artistas del tango, Beba Bidart, Alberto Castillo, Jorge Valdéz, Ruht Durante, Eladia Blázquez, Enrique Dumas, Jorge Falcón, Juan Carlos Granelli, etc.
¡La crème de la crème!
RC: (Risas) Es que cada domingo venía una estrella del tango, yo solamente bailaba y como relleno con la orquesta pero tenía mis seguidores: un grupo de jubilados que siempre me alentaban y daban consejos. Poco a poco me fui haciendo y empecé a dar clases de tango en la Alianza Francesa de Rosario y me fue muy bien. En el camino conocí a mi segundo maestro Pocho Pizzarro, un grande. Me avispó de muchas del tango, nos une una gran amistad. En los ‘90 empecé a viajar a Europa siempre pensando que duraría poco el sueño pero hoy 2017 sigo viajando vivo mitad en Abasto y mitad en Paris. Aprendí mucho en todo ese tiempo. Pero hace 10 años conocí y forme pareja de baile con mi actual esposa Sandra Messina y ahí cambio la cosa… Fue entonces cuando todo tomó forma y encontré la ficha que me faltaba, la cosa cambio y en pocos años me di cuenta de que detrás de la cáscara hay un fruto dulce, juntos descubrimos muchas cosas que me gustaría comunicar: ¿pero dónde?, ¿a quién? ¿desde qué perspectiva?
Acá tienen al Inconsciente para empezar a pensar estas cuestiones.
RC: Empezando por dónde, te cuento que en la actualidad alrededor del tango se creó un comercio y también cierto narcisismo. Esto es inevitable y creo que hasta cierto punto es positivo. Inevitable es también comparar y lógicamente me quedo con la búsqueda de la identidad de los ‘80. Aun entonces vivían algunos referentes y les teníamos un gran respeto, aprendimos de ellos.
A quien: la extranjerización del tango creó nuevas modas, algunas disparatadas cosas inconcebibles años atrás, una necesidad de transformar y ridiculizar poco sana, en mi recorrido por el mundo veo hacer cosas en el nombre del tango que me ponen triste. Yo creo en la evolución del tango, pero a partir de una base y sin perder la esencia. La cuestión es que el público incauto compra mucha mentira, y esto no me parece justo ni necesario. El tema es que no sabemos desde que perspectiva enfocarnos. Y ahí se encuentra la diatriba. Tal vez es un problema de identidad, tal vez es solo el modo de vida actual que nos empuja a hacer cosas que no queremos o simplemente una visión parcial que aparenta discordancia. El caso es que no sabemos si ponernos en defensores del tango tratando de conservar su esencia y tradición, enfrentando la distorsión y la tergiversación o formar parte de esta “modernización” sin control, o solo transigir en medio del cambalache rescatando a aquellos interesados en algo más que un baile, es decir, ¿un TANGO?
¿Y si superamos esta antinomia y nos ponemos a pensar que lo que transmiten ustedes al bailar, es algo que no está ni de un lado ni del otro? Esto nos llevaría a algo que rescate la singularidad que lograron como pareja de tango, el glamour francés, la gracia argentina, la seducción entre ustedes y la simpleza criolla.
RC: Increíblemente cuando era joven muchos de los mayores anunciaban la muerte del tango y yo, en esa época, predije una y otra vez que el tango reviviría en nosotros y mas se difundiría por todo el mundo, estaba seguro. Y así fue pero ahora después de 30 años no sé que pasara en el futuro. Hay jóvenes muy talentosos y serios que lo harán evolucionar seguramente y también veo oportunistas con hábiles argumentos dispuestos a aprovechar de los incautos. Pero al hablar se me aclaran las cosas, ya no tengo más dudas ni miedos, mientras existan los sentimientos, las historias, las pasiones y la necesidad de abrazar y comunicarse, el Tango estará presente.
Me parece una muy buena reflexión. Sabemos que las parejas más famosas del tango han sido parejas profesionales y de vida ¿Cómo fue el primer encuentro? ¿Cómo es trabajar juntos y ser pareja al mismo tiempo?
RC: Cuando la conocí, no sabía que la había visto. Resulta que con un amigo, el Chino Rufino, alquilamos una película de tango en el ’88 en Rosario: “Cipayos”. Mi compañero se reía porque yo era muy tradicionalista, iba a la milonga con mi papá y sus amigos, y él pensó que como la película tenía mucho tango contemporáneo, no me iba a gustar. ¡Y a mí me encantó! Me pareció un argumento genial.
SM: El guión era que había dos bandos en Argentina: pro-británico y contra-británico. ¡Nada más parecido a la realidad! Las pandillas de los pop se encontraban en las calle con la de los tangueros. Los del tango eran un movimiento contracultural y los del pop se dejaban llevar por las imágenes que les venían a vender. Al final de esa lucha callejera, los tangueros hacen comprender a los pop, que ellos estaban sirviendo a una idea relativa a la identidad del tango, y que en la familia de cada uno, se escucharía tango, o que bailara tango, y en esa toma de consciencia, cuando los pop tenían que luchar contra los tangueros, hicieron brazos caídos. Se integraron los pop con los tangueros.
RC: reflejaba la realidad de mi momento que estaba con el tango y el folklore, y me preguntaba cómo convencer a mis amigos que estaban en otra, y se reían de mi como si fuera un bicho raro. Me identifiqué con la película y mi maestra me decía que había que pelear con el tango para que los jóvenes entiendan que el tango no es solo una danza, sino que hace a nuestra identidad.
SM: El casting para esa película fue inolvidable. Éramos un grupo de cuatro amigas que seguimos siendo amigas y reuniéndonos hasta el día de hoy. Buscábamos un proyecto y fuimos a un estudio de danza para alquilar una sala y ponernos a trabajar. Justo estaban haciendo el casting para una película, y nos preguntaron si éramos bailarinas, dijimos que si, y nos hicieron entrar en una sala y tomaron prueba de danza. ¿Bailan tango? Éramos bailarinas de danza contemporánea pero a escondidas, nos gustaba ir a ver y bailar tango. La gente de esa época no bailaba, eran cosas de viejos, íbamos a la Viruta, acá por Santa Maria de Oro, en un club viejo que hacían asado en el fondo. Lo descubrimos viendo a Virulazo. En la película, entramos como bailarinas de la parte de jazz. En el medio del rodaje, una de las bailarinas queda embarazada y se le veía la pansa y no se podía, y llaman a otra prueba y quedé seleccionada, la diferencia es que para tango usaba una peluca. Fue mi primer trabajo como bailarina de tango.
¿Y cuando descubriste tu deseo de ser bailarina?
SD: Desde siempre… Desde los cinco años que quería ser bailarina y mi mamá no quiso obviamente. Así que me puse a trabajar para pagarme mis clases (risas) Y con la película, los invité a mis padres a verme a la avant premiére.
RC: En cambio a mí me gustaba ir a milonguear hasta que me vio una maestra y me enseñó, como te conté. Creo que tenía algo adentro mío dormido, porque mi padre cuando era chico me llevaba a todos los lugares que había orquesta de tango y me ponía en los hombros para ver, él era super milonguero de la época del ’40. Mi padre era de Rosario y a los 15 años se separaron los padres y se vino a Buenos Aires hasta los 28, el nació en el ’30, se conocía todo. Se casó y volvió a Rosario. Mi papá era muy especial, para darte un ejemplo, un día consiguió una cámara de fotografías, iba a los casamientos, comía y se quedaba bailando, cuando aparecía el fotógrafo real, no sabría donde meterse (risas). Y yo soy parecido, estoy en el supermercado esperando que Sandra compré y parece que soy el guardia, la gente se acerca a preguntarme cosas, y yo le indico, y me divierto (risas)
¡Son dos actores además!
SM: (con gesto de admiración hacía Ricardo) ¡Es un actor total! Es que hicimos un recorrido antes de conocernos y ya existían todos esos puntos de encuentro en nosotros. Hicimos dos caminos y cuando nos encontramos físicamente ya estaba todo desde mucho antes.
¿Lo estabas esperando?
SM: Si, lo estaba esperando (risas) Te cuento que cuando era chica, escuchaba un tango que se llama “Arrabalero” y que dice: (canta) “
En un bulín mistongo
del arrabal porteño,
lo conocí en un sueño,
le di mi corazón.
Supe que era malevo,
lo quise con locura,
sufrí por su ventura
con santa devoción.
Ahora, aunque me faje,
purrete arrabalero,
ya sabe que lo quiero
con toda mi ilusión,
y que soy toda suya,
que suyo es mi cariño,
que nuestro será el niño
obra del metejón.
Y yo me imaginaba al guapo, y yo quería ser la milonguera del guapo, tendría 6 años y ya lo estaba fantaseando. Y cuando apareció, era él la personificación del guapo. Fuimos haciendo dos vidas paralelas, pero al encontrarnos, hablábamos de lo mismo.
RC: Es así, y eso que en el momento que la encontré en Paris, tenía otra compañera de baile. La vi en un evento después de un espectáculo de “Tango Pasión” donde también estaba “El Sexteto Mayor”, había una cena para ellos, y como sorpresa, bailaba yo, y en la terraza había un baile y nos pusimos a hablar con Sandra durante mucho tiempo sobre los bailarines de la milonga y del escenario. A nosotros nos gustaba la milonga.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA
SM: yo me fui a Paris a los 22 años, a esa altura ya mi familia se había acostumbrado a que yo dejara todo por bailar, así que esa etapa estaba superada y yo soy cabeza dura (risas) y me fui.
En esa charla, yo lo vi con su pareja, y a ella la vi muy bien, así que si una mujer está bien, el hombre tiene algo que ver… Y a él lo noté tan correcto, él a su lado, respetuoso, elegante, caballero y ella muy linda. Y lo que me llamó la atención fueron sus valores, que no se tiró ningún lance y podíamos charlar mucho.
RC: Agua que no has de beber, déjala correr. Y no nos veíamos ahí con esos ojos. Después de esa larga charla, lo más gracioso es que nos volvemos a encontrar unos 6 o 7 años después, y éramos dos desconocidos, no sabíamos nuestros nombres siquiera y no nos reconocimos. Fue en un Festival en Francia, yo seguía con mi misma compañera de baile y mi pareja con la que ya estaba mal, y ella estaba también mal con su compañero y hablamos mucho como dos confidentes compartiendo los problemas. Cuando me separo definitivamente de mi compañera, yo estaba bastante herido – habría pasado unos 5 años después de ese segundo encuentro con Sandra – y necesitaba una pareja de baile y una amiga me dice que le diga a Sandra. Recordé que era buena persona, porque para bailar no sólo necesitas alguien que baile bien, sino llevarte bien, y eso ocurre cuando una persona tiene suficiente inteligencia para no andar con pavadas.
¿A qué llamas pavadas?
RC: Poner el ego por encima de la vida, y si tenés diferencias con otro, poder dialogar. La persona se muere y la vida continúa. Ahí la llamé pero ella no podía porque estaba preparando un Festival y me invitó a participar, y ahí sí, la miré con otros ojos….
SM: ¡Ah! Pero yo ahí estaba tan mal, tan pero tan mal, por no estar en el lugar donde tenía que estar …. Preparé un evento muy importante “La milonga oxidada”, todos empezaron a bailar en Paris ahí, lo organicé con el régisseur y la directora del teatro de La Bastille. Fue mucho trabajo, terminé con 49 kilos y aparte, como yo no soy de fijarme si mi nombre va a estar en letra chica o grande, mucha gente se aprovechó del trabajo que yo había hecho, porque yo decidí no bailar ni dar clase para poder organizarlo como corresponde. El que me premió fue Teté, y después de bailar con su bailarina, me llamó y dijo que quería bailar conmigo. Pero ese año a Ricardo le tuve que decir que no, él tenía mucho trabajo también…
RC: yo iba y venía, una pareja en Francia que tomaba clase conmigo me pidió que fuera a Israel, y me propusieron ser socios de ellos para montar la primera escuela de tango en Israel, y en la actualidad, sigue ésta escuela. Mi proyecto era tener una escuela itinerante de tango, con la misma técnica, trabajaba con otra bailarina en Toulouse, con otra en España, otra en Inglaterra, y quería trabajar con ella en Paris. Pero tuve que esperar un año más. Así que fui al mismo Festival, y ahí me dijo que si.
¿Y cómo pasaron a ser pareja de vida?
SM: Ricardo preguntó si yo nunca estuve en pareja con quien bailaba, y yo le dije que no, y ahí me dijo si no me gustaría estar en pareja con él, y yo le dije que no lo había pensado (risas)
RC: Es que estábamos con una sensación de fracaso sobre todo con el tema de pareja.
SM: Desilusionados…
RC: Tuvimos experiencias de pareja que no habían sido muy buenas, así que había mucha atracción pero decidimos conservar el trabajo e ir probando con miedo, mucho miedo, muy lento.
SM: Si, mucho miedo. Y con el trabajo él me dijo que yo bailaba muy bien, pero que tenía que trabajar. Yo era bailarina, escenario ningún problema, pero crecí en el tango en una época donde nadie te daba clase, él tuvo una maestra. Me fui a Paris y no tenía quien me de clases. Yo no sabía pero no sabía que no sabía porque ninguno sabía en ese momento.
RC: El tango se transmitía a través de los hombres, la mujer aprendía bailando. Y yo hice un estudio muy profundo respecto al movimiento del tango y tengo un poder de observación natural, empecé a decodificar el tango, como si leyeras un libro y extraes las letras que se repiten, y logras armar el abecedario. Si la “a” se repite mucho, pasa a ser más básica que la “u” porque se repite menos. Armé una escala de valores y generé una especie de técnica o teoría.
SM: Es muy importante esto que te cuenta, (mirada de admiración) es algo físico y muy concreto.
RC: Es como si cada movimiento es un número y cuando lo aprenden y lo reproducen, se generan miles de movimientos infinitos. Y cuando se sabe esto, es cuando empieza a disfrutar y se puede dibujarla bien. No es lo mismo la persona que baila y pierde el equilibrio, que quien no lo pierde. Y Sandra completó éste método, con todo su conocimiento sobre el funcionamiento del cuerpo en el movimiento. Puede haber un placer narcisista en el acto de bailar “pour la galerie”, para que te miren, pero no hay placer con el otro. Y si no se siente nada, sólo se consume movimiento como una gimnasia, pero eso no es tango.
Interesante definición del tango… Es decir que inventaste un método ligado a los diversos movimientos y al placer que te procura el contacto con el otro.
SM: Es maravilloso que un tanguero haya inventado ese método porque en verdad está basado en una filosofía.
RC: Si, es una filosofía de vida. Porque si hasta ese momento los dos sentimos que en nuestras parejas habíamos fracasado, si queremos cambiar eso vivido, tenemos que cambiar nosotros. Y siendo sinceros, nos dijimos todo sin criticarnos y sin ningún interés, para que no nos pase lo mismo. El amor es la materia prima y después uno tiene que elaborar esa materia prima y desarrollarla. Tuvimos que hacer un trabajo para mejorar como personas y a partir de allí, poder desarrollar ese método.
El tango y la vida es lo mismo para ustedes.
SM: Si, todo pasa por ese mismo tamiz, por ese patrón que no es un patrón fijo, no se trata de poner reglas.
RC: nosotros decimos que todo movimiento nunca está estático, vas para adelante o vas para atrás.
Y ustedes decidieron ir adelante, entonces pregunto, ¿por qué consultarían hoy?
RC: es una buena pregunta…
SM: necesitaríamos alguien que nos ayude a trabajar un poco menos.
RC: tenemos los problemas de todo el mundo, social, económico, cansancio de trabajo. Por ejemplo, los alumnos que vienen hace tiempo ya saben bailar, yo les digo que no vengan más, porque no saben ni para que vienen, ¿qué más querés?
Ustedes deben ofrecer un espacio para pensar el tango y la vida.
RC: si, y nos pasa a nosotros que cuando salimos no queremos escuchar música, queremos charlar, le empiezo a contar cosas, de mi familia, y ella me cuenta otras, y actuamos un poco de psicólogos el uno con el otro.
Así empezó la relación de ustedes, como confidentes.
RC: nosotros llegamos al diván a exponer, un poco ficticiamente como un juego, las cosas que nos preocupan respecto al tango a nuestra carrera, y te agradecemos mucho, porque no te pagamos la sesión. Hay mucha gente que por promocionarnos, nos quieren cobrar en las revistas. Pero el tango es todo en nuestra vida, lo cuidamos, lo proyectamos, y hay organizaciones y personas no muy claras, no hacemos publicidad.
SM: decidimos no pagar promoción por eso.
Mi revista tampoco tiene publicidad, y la verdad que con todo lo que aprendí con ustedes, al igual que con mis pacientes, soy yo quien les pagaría. Estoy totalmente agradecida por ésta enseñanza acerca del tango y de la vida.
DEL OTRO LADO DEL DIVAN: Ricardo y Sandra son una pareja que respira amor. Desde las miradas cómplices hasta los gestos de admiración del uno con el otro. Parecen investir ese amor de algo sagrado que fueron construyeron lentamente a fuerza de superar los temores y tomando en cuenta sus experiencias. Las decepciones y rupturas en sus relaciones amorosas, las fueron trabajando juntos haciéndose responsables de la parte que les tocó en sus respectivas historias de pareja. Parafraseando a Freud, pienso que hay una tarea de elaboración fundada en recordar, para no repetir. Ambos están unidos además, por un profundo amor al tango, y ese mismo sentimiento que transmiten al dialogar en este intercambio tan interesante, se refleja en su estilo de baile: amor, pasión, respeto, escucha del otro, conexión emocional, comunión psíquica y un compromiso ético en la pareja y en el abordaje del tango.
Es una pareja que parecen haber nacido el uno para el otro, y por eso, pueden cuestionarse juntos, y replantearse lo que desean, pudiendo rescatar la identidad argentina (del vínculo y del tango) ampliándola con la inserción en un país como Francia que les abrió sus puertas con el tango. Lo que rodea el contenido manifiesto de la consulta, es precisamente cómo conservar la identidad del tango haciendo que evolucione sin convertirlo en un cambalache. La consulta latente se va desplegando y tiene que ver con cómo una pareja argentina que vive en París y viaja con el tango por el mundo, defiende su subjetividad tanguera. El temor al futuro comprende la pregunta sobre qué les depara la relación en tanto el trabajo podría consumir (como la sociedad de consumo lo hace) el tiempo necesario de los deseados momentos de intimidad. En la medida que la sesión avanza, este cuestionamiento llega a resolverse: “Pero al hablar se me aclaran las cosas, ya no tengo más dudas ni miedos, mientras existan los sentimientos, las historias, las pasiones y la necesidad de abrazar y comunicarse, el Tango estará presente”. Es decir, mientras todo esto circule entre ellos, la pareja podrá evolucionar manteniendo el amor como lo esencial.
Esta entrevista, en tiempos de vínculos fragilizados que parecen licuarse en los intersticios del mercado de relaciones provisionales, transitorias y efímeras, promovidas por un consumo pornográfico absolutamente alejado de la privacidad intimista, nos propone hacer pensable la resignificación de las relaciones de pareja.
Ricardo y Sandra hicieron posible que se conserve lo mejor del amor romántico y pasional promoviendo una evolución personal y destacando lo más singular de la pareja. Y al igual que en el tango, preservaron lo mejor del pasado y lo mejor de lo actual para poder construir un porvenir con sello propio. Parece que el amor en tiempos de la post-modernidad es una invención posible.