Corresponsal en España
El pasado sábado 13 de abril se organizaba en la Plaza de la Libertad, Milongueando contra el Neoliberalismo, una protesta contra los recortes de salarios, tarifazos, despidos e inflación que inevitablemente repercuten en las milongas, los conciertos o las clases de tango. En un grito de resistencia a que muera la cultura popular porteña -y cada vez más de todos los argentinos-, o que se vacíe de vivencia, reduciéndose sólo a un espectáculo para turistas, los trabajadores del tango se unieron a los impulsores de un club de barrio que tiene por lucha la inclusión social.
Decía Discépolo:
“¡Dios! busco tu nombre… ¿Lo que aprendí de tu mano no sirve para vivir? Yo siento que mi fe se tambalea, que la gente mala, vive ¡Dios! mejor que yo…”
¿Cómo hacer para seguir creyendo cuando todo alrededor lleva a la des-espera-nza? ¿Los inmorales nos han igualado? Hay quien apuesta porque no.
El pasado sábado 13 de abril se organizaba en la Plaza de la Libertad -el azar puede producir sus efectos cuando se está en posición de recibirlos- una milonga en protesta por las políticas de corte neoliberal que se aplican no sólo en la Argentina sino en muchos países, insistentemente desde la década de los 90 y pesar de las tremendas consecuencias de las sucesivas crisis que estas políticas han provocado ya en el mundo.
Lucas Furno, responsable de la organización artística del evento, nos cuenta:
“Veníamos de un proceso muy lindo en el que la gente empezaba a tener un poco de poder adquisitivo, y empezaban a llenarse las milongas. De hecho había un resurgimiento muy grande de la milonga. Además, en los últimos 10 años, empezó a haber muchos nuevos milongueros en el interior del país, a la vez que empezó a haber un gran movimiento de orquestas de tango milonguero. Y así, empezó a armarse un fenómeno social muy lindo: gente que sigue orquestas, como en los años 40, que lleva a que las orquestas viajen mucho por el interior. Además, uno podía pasar un cachet, te pagaban el transporte, el hotel…
Y digamos que ahora no te alcanza ni para el taxi que necesitas para llegar a la milonga con los instrumentos…
Y … aquí en Buenos Aires, las milongas se están vaciando. Por ahí en el verano hay algún fenómeno de inyección por los turistas y en Agosto por el mundial, pero poco más. Y nosotros como orquesta que trabajamos todo el tiempo con bailarines, vemos la crisis. Así que nos juntamos y organizamos esto para poner la situación sobre la mesa. No lo hicimos personalizado, no es ninguna protesta contra nadie en particular, no hablamos de este gobierno, estamos hablando del sistema económico, porque este sistema lo puede implementar un peronista. No es un tema partidario… Tenemos que empezar a romper un poco con cómo nos lavan la cabeza desde los medios de comunicación…
Criticar según qué cuestiones no quiere decir que estén a favor o en contra de éste o aquel, sino de un sistema económico que produce un vaciamiento de las milongas y de la cultura, simplemente porque la gente no tiene plata
Tal cual, los últimos años que la gente tenía planta, se compraba zapatillas, se iba de vacaciones -había récords en todos los centros turísticos-; y empezó a ir a la milonga. Antes de eso la milonga era un lugar social que se había muerto. Había poquitas milongas, exclusivas de bailarines casi profesionales, o ‘gente resistente’. Y cuando la cosa mejoró empezó a ser otra vez un fenómeno social.
¿Puede ser la milonga, refugio para lo popular, para la cultura popular?
Por supuesto, es que yo lo estoy viendo en el interior. Ahora hay muchísima gente que se está acercando al tango por una necesidad de reencontrarse con la cultura de uno. Es como pasa con los argentinos que descubren el tango afuera, y acá no le daban ni bola. Resulta que se van fuera y se dan cuenta de lo poderoso de esto. Esto mismo está pasando en el interior con mucha gente. Se empiezan a abrazar, hacen juntadas, comen asado y toman Fernet; y todo por el tango. Y esto es lo que nosotros queremos defender desde nuestro lado. En el medio hay hambre y hay fábricas que cierran y no lo desconocemos.
Claro, pero como dice el filósofo francés Deleuze, en la alegría del encuentro está la posibilidad de afectar al cuerpo para que sea un cuerpo vivo y el pensamiento una fuerza que exprese un máximo de afirmación…
Exactamente. Mirá, cuando comenzamos a divulgar esta idea, nuestros flyers rápidamente se trasmitieron fuera del país, porque nuestra comunidad tanguera está muy unida. Empezaron entonces los brasileños a decir: ‘Tenemos que empezar a luchar como los argentinos. Luche como un argentino. Tenemos que aprender de la forma en que luchan’ … Porque nosotros los argentinos somos un pueblo que siempre luchó, somos muy resistentes comparándonos con el resto de Latinoamérica. Es entonces importante que, desde todos los ámbitos culturales, la peleemos. En resumen, eso es lo que nos movilizó a organizar esta milonga.”
El poder, desde los tiempos modernos, no se ejerce por la fuerza, sino que se vehiculiza a través de discursos que se erigen como depositarios de la verdad; y a través de una trama de relaciones que dispone el ejercicio del poder en una determinada dirección, en favor de los intereses del grupo dominante. En ese sentido, las estrategias de poder que buscan la dominación o el sometimiento se fundan en el individualismo, por el que cada uno pasa ser un engranaje de una maquinaria de poder, ejerciendo su parcela de poder, por pequeña que sea, sobre el otro, y siempre en beneficio del status quo de un poder hegemónico. En palabras simples es el efecto “Gran Hermano”: todos vigilantes, todos amos, todos explotadores. La posibilidad de reunirse es la posibilidad de armar lazos que ayuden a resistir frente a esas estrategias.
Este evento transcurre en el Club Social y Deportivo Medrano Palermo. Un club que tiene por objetivo la inclusión social, entre otras vías, por la del deporte. Su presidenta, Amira Stegman, nos cuenta que apoyan la iniciativa porque creen necesario que la cultura siga siendo popular, cercana y accesible a la gente. Ese es también el espíritu del club con sus actividades para el barrio. Un club hecho para y por la gente del barrio y que, según nos cuentan, está peleando por “un techo”, lo que me hace sonreír porque pienso que la metáfora cobra literalmente cuerpo. Este club que intenta alojar en un momento de mucho des-amparo, está peleando por un techo.
Mientras, las parejas bailan, la orquesta está tocando, entre tandas hay exhibiciones de muchos bailarines profesionales que también se quisieron hacer presente, …los niños corren, los amigos se re-encuentran, y los que se sienten convocados a asomarse a la fiesta son cada vez más. Mi imaginación despega y por un momento me siento como en aquella película “Luna de Avellaneda”. Es como volver a ese tiempo del que siempre hablan los que vivieron los gloriosos años del tango. Ese ambiente festivo del que nos hablaba Lucas Furno parece posible. Y ese club que aún no tiene techo, se vuelve refugio para los que la están peleando. La alegría afecta a los cuerpos animándolos (donde recuerdo que anima es sinónimo de alma y lo que anima es lo que da vida). El sol empieza a caer, las luces se encienden y, como en esa película, llega Walter Laborde, aunque esta vez hace de El Chino y no de Alberto Castillo, pero el espíritu del cantor comprometido con su gente, es el mismo. Lo espera Analía Golberg, magistralmente entregada al piano, como siempre. Entre el público los mira atentamente, casi sin que nadie lo vea a él, el maestro Osvaldo Peredo. La milonga se conmueve al son de “Basta de noches y de olvidos, basta de alcohol sin esperanzas, deja todo lo que ha sido, desangrarse en ese ayer sin fe…” de Homero Manzi.
Muchas veces me he preguntado cuál es el secreto del tango, ¿por qué engancha tanto? Quizás es que su letra y su música da cuenta de un desgarro. Desgarro que todos conocemos porque emerge como un grito de nuestra herida más profunda, aquella que nos constituye como un sujeto en búsqueda siempre de un Otro perdido. Por su parte, el Chino me dijo en nuestra anterior charla en Barcelona, que “el tango aviva giles”. Y hoy parece ciertamente estar haciendo esa función: a-vivar. Y ante la pregunta de si esta milonga alumbra una esperanza, el Chino nos dice:
“Sí, la verdad es que es muy emocionante, porque en momentos en que la gente no se puede expresar, la gente gana la calle. Eso es inevitable, aquí y en muchas partes del mundo. Yo creo que dentro de nuestros 24 distritos esto está cada vez más fuerte, esto ya es innegable; porque si bien siempre se supo lo que era la derecha, tanto vernácula como internacional, que siempre fue dura, que siempre estuvo alejada de lo que la gente necesita, este ataque fue con mucha más virulencia. Las derechas del mundo están queriendo retomar el control del mundo -aunque nunca lo perdieron, pero quieren agarrar otra vez las riendas y las quieren agarrar bien cortitas-; y la gente, a esta altura del partido, no va a permitir que sus nuevas generaciones no sean felices, o no puedan expresarse, o no tengan el derecho a trabajar, o a estudiar. Así que la gente va a ganar la calle, y ellos saben que están acorralados porque somos más, porque la gente es más. Es más en cantidad y es mucho más que todas sus armas y que el manejo del dinero a gran escala, y las macroeconomías, y todas las razones que dejan a los pibes sin comida y sin escuelas. Y a los abuelos también. Y eso es muy doloroso y contra eso la gente no va a dejar que la derecha siga avanzando.
¿Puede ser el tango, un lugar de refugio para la gente, para la cultura?
Yo creo que la música en general y las músicas populares en particular, siempre han sido refugio. Desde la época de la creación de este país, donde los esclavos se juntaban para danzar y para hablar de lo que les pasaba, por más que estuvieran bajo la mano de un dictador. Las músicas populares, son refugio. Y el tango, siempre lo fue, porque el tango -ya lo hablamos esto-, aviva giles, porque por ahí se cuela la poesía, y la poesía que habla de las necesidades de la gente, aporta.
El tango es popular y masivo. Es masivo a nivel internacional. Tal vez no pueda llenar una cancha de River en una sola noche, pero cada noche se llenan 10 canchas de River en todo el mundo, distribuidas en distintos espacios, en distintos lugares, tanto de Argentina, de América, como de la vieja Europa.
Todos sabemos que el tango no es para cualquiera, el tango es para quien comprende nuestro devenir y de dónde venimos los porteños, los argentinos. Esta raza tan especial que, si bien ha nacido con nuestras controversias, tiene claro que hay que cuidar a la gente. En especial a los niños y a los ancianos. Y cuidar el futuro. Y el trabajo de la gente para que la vida pueda ser digna.
¿Crees que esta iniciativa es un inicio de “algo”? ¿Crees que lo que hoy ocurre aquí puede seguir? ¿Tenés esperanzas que haya otras iniciativas como ésta?
Yo creo que la gente se está animando. Están pasando muchas cosas, lo que sucede es que no tienen publicidad. O como dijo mi tío una vez, ‘Lo que pasa es que el mal tiene mucha prensa’. Y es verdad, uno se entera más bien de las cosas feas. De las cosas buenas y lindas, la gente no se entera. De cuando la gente se está acercando y se está mancomunando, de eso uno no se entera porque lo quieren mantener guardado, prefieren que nos acobardemos.
Pero la gente ya no se va a acobardar porque hay otras formas de comunicarse, y porque la fuerza y la bondad le van a ganar al mal. El mundo no cae porque hay mucha más bondad que maldad. Y la gente se está animando cada vez más y las cosas están quedando claras, en este mundo enturbiado al que nos quieren hacer acceder, donde la información no es clara en ningún caso, ni para caminar por la calle, ni para saber qué va a suceder mañana, ni siquiera con el clima. Pretenden tenernos ahí asustados, pero la gente gana, siempre, tarde o temprano. Creo, además, que aquí llegó un final porque, como dije, este ataque de la derecha fue muy brutal, y creo que nosotros, la gente, no vamos a dejar que esto continúe.
¡Qué así sea!”
De lo que El Chino Laborde nos aviva es que la poesía tiene la potencia de hacer resonar los múltiples sentidos de la palabra y en ese punto propiciar que algo distinto se escuche. Como se dice en la película de Godard, “Alphaville”: “Todo está dicho, a menos que las palabras cambien de sentido o cambie el sentido de las palabras.” El neoliberalismo tiene la astucia de apropiarse de los significantes para bastardearlos. Y así hablar hoy en día de derechos, de solidaridad, comunidad o popular, vuelve al ciudadano un sospechoso. En “La Trampa de la Diversidad” Daniel Bernabé plantea cómo el neoliberalismo ha sabido aprovecharse de las banderas de la diversidad para fragmentar la identidad de la clase trabajadora. Por eso se insiste tanto desde algunas causas que han cobrado fuerza en la actualidad como la del feminismo, que su lucha debe incluir la defensa de todos los más débiles y vulnerables del sistema.
Vamos llegando así al final de una noche fresca, templada por el calor de los abrazos. Sube al escenario Tango Bardo a acompañar a Hernán “Cucuza” Castiello y el tango parece estar más vivo que nunca, porque como nos dice Cucuza, el tango siempre se las rebuscó para sacar la cabeza en la malaria. Como nuestra gente…:
“A mí me parece – y lo digo habiendo cantado tango toda mi vida– que siempre, en los momentos más hostiles, cuando todo se empieza a poner fulero, no sólo lo económico sino lo social, cuando incluso el tango no fluye, el tango siempre fue ese lugar un poquito contenedor y siempre se las rebuscó para sacar la cabeza en la malaria. Bueno, ahora toca una vez más. Mirá, por ejemplo, me acuerdo del 2001, que fue un momento de estallido social. Justo un poquito antes en el `99 – 2000, fue un resurgimiento del tango: la época de la Fierro, la Chicana, el Tape Rubín, Ariel con el Arranque. Eso muestra como en los momentos más complicados, el tango se distinguió por tocar fondo para impulsarse hacia arriba
¿Y qué pulso tenés vos de la calle, vos que estás todos los viernes en El Faro, ahí al lado de la gente, en un escenario inexistente, codo a codo?
El Faro es el tango en el barrio y en ese sentido no está ligado a ninguna ideología política, aunque, obviamente, al estar rozando los costados populares, esto habla de una posición política… En principio la gente que viene a El Faro, viene a olvidarse de los problemas, a sacarse la política y la realidad de encima y a meterse en el tango, que ofrece la posibilidad de meterse en otras realidades, de pasearte por diferentes paisajes. Aunque, si ese paisaje es Discépolo, te lleva para un lado que tiene que ver con lo político y lo existencial. Pero, como dijo el otro día Víctor Hugo Morales cuando vino a El Faro, es necesario que pase lo que pasó en El Faro esa noche, es una cuestión necesaria abstraerse de la malaria. Y después se verá qué efectos tiene, qué surge del haber escuchado esa noche tango. Es necesario porque hay mucha desilusión, tanto de los que los votaron como de los que no lo votaron y están confirmando lo que pensaban.
Por otro lado, está la gente que viene a la milonga contra el Neoliberalismo. Yo creo que esta gente siente una mezcla de rabia y esperanza. Y así yo pienso: siempre que hay un fracaso, como contrapartida, casi inmediata, también existe una esperanza. Es mi punto de vista: la contracara del fracaso es la esperanza.
¿Y cómo está el panorama de los músicos? ¿Cómo crees que pueden afectar los recortes económicos hechos al área de Cultura? ¿El movimiento de orquestas jóvenes va a seguir, a pesar de todo, o crees que está “tocado”?
C: Yo tenía un poco de miedo, viste como son las modas, tienen un momento de esplendor y luego cae. Si bien el tango tiene una raíz, tiene otro sustento, me daba un poquito de miedo que eso que empezó en el 2000, en un momento se parará. Un poco por esto de la moda y un poco por la condición socioeconómica. Pero la verdad es que llegué a un estado de tranquilidad en el que sé que pese a toda la malaria y contra todo lo que se puede pensar que el Tango ya fue, … ¡No! El tango no ha parado aunque las cosas están más complicadas, haya lugares que se cierren, o está más restringida la posibilidad de abrir lugares nuevos. De alguna manera, siempre, los que hacemos tango nos la rebuscamos para que el tango siga adelante. El tango por derecho propio ya se ha ganado el seguir vivo, el ser inmortal. Y después, hay una cuota nuestra que hace que el tango esté lúcido, no simplemente vivo, sino lúcido. Y yo estoy tranquilo. El tango ya ha pasado malarias, pasó por un montón de cosas, y el tango sigue.
El arte tiene esa función de hacer posible una satisfacción donde hay vacío, por eso es terapéutico. El arte como diversión es muy necesario en estos tiempos de tristeza, porque quien vive afectado de tristeza sufre el arrebato de una parte de su potencia de actuar y de obrar. El que está triste pierde las ganas. Por otro lado, diver-tirse es también hacer entrar lo diver-so, la posibilidad de abrirse a lo diferente. La risa se produce ante algo que sorprende. Y en la sorpresa puede estar el descubrimiento, de lo que uno no conocía o de aquello que no sabía que podía hacer. Defender el derecho a divertirse, a la alegría, en estos tiempos, es hacer una apuesta al despliegue de las posibilidades de cada uno que se afecta de esa alegría. Es tener esperanza, como nos dice Cucuza. Y la esperanza sólo la tiene el que tiene algo por esperar. Por eso, como dice Mario Benedetti, defendamos la alegría como trinchera.
Llegamos así al cierre de la milonga. Sube al escenario donde ya está Cucuza y Tango Bardo, el maestro Osvaldo Peredo. Y empieza a bromear. Sabe que hay que animar. Está preocupado, no le gusta lo que ve. Aunque ya vivió otras crisis, está tiene algunos condimentos por lo que le preocupa más:
“Esta vez lo siento más, esta vez, te podría decir, siento terror.
¿En qué sentido lo decís?
Y, Argentina ya no es nuestra, vamos a tener que pagar la deuda con pedazos de territorio. Y lo que me lastima en Buenos Aires es que somos todos ‘for export’. Todo se dice en inglés ahora: off the record, bonus track, está power, estamos ensayando y dicen ‘vamos a hacer un break’. ¿Qué es eso, digo yo? ¿Por qué no decimos: ‘Vamos a tomar un feca o vamos a tomar unos mates’. Perdimos el piso. Somos tan singulares y perdimos esa singularidad. Ahora todo es importado, nos entregamos fácil. Parece que nos gustaría ser colonia. Por eso nunca terminamos de desarrollar, de realizar, este país extraordinario.
¿Y cómo ves el tango en el medio de esta crisis?
Yo veo que el tango es demasiada música para la gente ahora. Yo recién lo estoy descubriendo. El otro día le dije a una persona que me decía que Gardel no le entusiasmaba: ‘Lo que pasa es que vos no estás preparado para Gardel todavía’. Tenés que estudiar para entender a Gardel. Yo lo estoy descubriendo todavía, aunque lo haya escuchado 100 veces. Y escucho las típicas, Di Sarli, Troilo, y todos esos, y pienso que se equivocaron. Tocaron para dentro de 20 años.
¿Y crees en el resurgir del tango de los últimos años? ¿Crees que todo ese movimiento de orquestas nuevas vino para quedarse?
Yo todavía no lo veo. Veo un montón de chicos, de pibes, que no tienen suerte. No hay donde tocar. Y si vos no tocás, no podés mejorar. Es como el futbolista que está todo el tiempo en el banco, no sale a jugar nunca, no se puede mostrar. Y en esto hay que salir a cantar todos los días y jugar, y jugar, y jugar. Si no entrás a la cancha nunca vas a tener la posibilidad de ser bueno. Y en esto lo mismo: podés ensayar mucho, pero si no entrás a cantar no es suficiente, no te deja contento.
¿Y crees que esta milonga de protesta puede ayudar?
Sí, esto es bueno. Pero hay escasez. Hay escasez de Che Guevaras y de Favaloros… (la entrevista entera la presentaremos en otra publicación, dedicada sólo al maestro Peredo, como el maestro merece).
El planteo de Osvaldo Peredo me hace reflexionar sobre las formas del neoliberalismo. El neoliberalismo es la forma más salvaje de las hasta ahora conocidas del viejo discurso capitalista. Discurso que en un perfecto ejercicio de gatopardismo ha ido cambiando para mantener los efectos. Cuando para acumular capital era necesario “acumular hombres”, el discurso promovía el “self-made man”. Y cuando interesó achicar el estado, el discurso promovió -en muchos países- un individuo activamente responsable de sí mismo y de sus circunstancias, para así legitimar el desamparo en el que dejaba a muchos. Ya no es el hombre y sus circunstancias, sino que ahora el hombre es responsable de definir sus circunstancias, como si fuera un acto voluntario
Lo interesante es ver como el neoliberalismo logró producir un verdadero asalto al Estado de Bienestar. El Estado de Bienestar logró ser desmantelado en Europa y dónde se replicó este desmantelamiento, a partir de fuertes críticas por su ineficacia para aliviar las desigualdades y por su perfil intervencionista bajo el cual se decía que, los ciudadanos veían coartado el ejercicio del bien último y supremo que es la libertad. Para el ideario liberal el estado resulta de un acuerdo entre individuos libres, que fijan unas reglas de juego para todos por igual. Sin embargo, esta tesis parte de una situación original idealizada: los hombres no son ni libres ni iguales y la no intervención estatal sólo profundiza las diferencias dejando desprotegidos a los más vulnerables. Resulta paradójico, además, que la libertad que muchos ciudadanos reclamaban ante un estado benefactor tildado de intervencionista, fuese la libertad de mercado que fomenta el consumo. Para los griegos era libre quien no era esclavo.