Era un dios bruñido en el alto de la tarde. Manaba un fuego que danzaba para resucitar a esa muñeca inerte que fui hoy, que fui ayer. Soplaba en las hendijas de mi pena para engañar a todo lo muerto: árboles talados retoñaran, Miguel, frutos arrancados crecerán. Y todo lo que vive seguirá esparciendo su … Sigue leyendo