ARTE/CINE/INICIO

RETABLO – Dir. Álvaro Delgado Aparicio – Por Lic. Mariana Wassner

Esta película realizada en co-producción de Alemania y Noruega, comienza con Noé, un retablista, junto a Segundo, su hijo, observando a una familia que está  posando para luego ser retratada y reconstruida en imágenes en un retablo.

Noé es un » retablista, no un campesino» – dice Anatolia, su esposa a Segundo. Vaya destino.  

En este pueblito en la región de Ayacucho, famoso por sus  artesanías, entre ellas los retablos, y por la fuerte presencia del catolicismo,  transcurren los días en la vida de Noé, junto a su mujer, su hijo y sus retablos, en su casa en la sierra. Noé observa y construye arte, desde adentro de su comunidad y vende afuera de ella. Comparte viajes, penas, alegrías, fiestas, costumbres, bebida. Un lugar de mujer. Segundo lo acompaña, no sólo para aprender su oficio sino en su recorrido por los bellísimos lugares para entregar sus retablos. 

Los hijos siguen las tradiciones ancestrales y en este pueblo además, la crianza de ovejas, cultivos y los encuentros espacio en la iglesia para encontrarse con Dios y alejarse del pecado. 

Segundo es un observador de su comunidad y de su familia, está adentro y afuera; observa con asombro y dolor, como oposición a la neutralidad, en un esfuerzo de encontrar alguna explicación, tal vez sin palabras. Esta posición de observador, no planificada,  simplemente sucede, marca sus vínculos con los  pares, con los otros adultos, y también con el prejuicio, con la idea de quien peca debe ser castigado y expulsado por impuro, por atentar contra las costumbres ancestrales de su la comunidad.

Segundo descubre el mundo. Así, un día, en uno de los viajes, se encuentra con que un hombre que habían encontrado robando,está siendo castigado ejemplarmente «para que aprenda». En el mismo viaje, Segundo descubre un secreto de su padre que trastocará  su vida para siempre. Esto significa que cambiará  su destino, el de su familia y tal vez, su visión del mundo.

El director no pierde detalles, el paisaje no es paisaje, es marco que da sentido a esta historia: las ruinas, la comida, las casas de piedra con los baños afuera, las alturas,  el mercado, el espacio para jugar al fútbol, se entraman con el deseo sexual, la afirmación del machismo y la perspectiva de vida. Tampoco se priva de mostrar -en una impecable fotografía- las terrazas de cultivo en las montañas.

Lejos del prejuicio, y deslizando que «en tiempos de terrorismo hubieran matado al pecador», Delgado Aparicio y sus actores – Amiel Cayo como Noé; Junior Bejar como Segundo y Magaly Solier como Anatolia, excelentes los tres- muestran esta historia  con profundo respeto: no se juzga, se muestra. Esto significa que la película se corre por completo de una mirada moral y de justificaciones relativistas, dando cuenta de cómo se sostiene un “deber ser” en el seno de una comunidad, y dejando que el espectador reflexione y haga sus propias conclusiones. 

Enteramente hablada en quechua, Retablo, narra la cotidianidad de un pueblo interrumpida por lo que se considera impuro: lo que rompe el deber ser, merece sanción, castigo y expulsión. 

Retablo. La vida según Segundo. 

Para pensar desde múltiples vertientes. 

Una joyita, bella, dura, compleja.

Plataforma: Netflix – Perú, 2017

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