
Fotografías: Elisa Haberer
EL INCONSCIENTE tiene el gran honor de tener la primicia en exclusiva y el placer de charlar con Raoúl Fernández que participó en este evento mundial: la reapertura de la Ópera de París Palais Garnier. Raoúl nació en El Salvador, Centroamérica. Después de haber trabajado durante casi ocho años en los talleres de costura de la Ópera de Paris Palais Garnier, vuelve a diseñar el esplendoroso vestuario para este prestigioso teatro que vuelve a levantar el telón en esta época de pandemia. El 21 de mayo de 2021 es el estreno y permanecerá en cartel hasta el 13 de junio: “Le soulier de Satin” de la mano de Marc-André Davalbie y en la puesta en escena Stanislas Nordey. Esta ópera que tiene como protagonista al cantante iltalo-venezolano Luca Pisaroni que hace el papel de Don Rodrigue de Manacor la cantante Eve-Maud Hubeaux, su creadora, quien personifica a Doña Prouheze acompañada de una niña que interpreta a Doña Sept Ëpées realizan esta maravillosa ópera bajo el techo de la sala pintado por Chagall. Raoúl imprime a este estreno mundial las creaciones del vestuario lo que es fundamental para completar este tipo de espectáculo. No solo fue diseñador de la indumentaria de la Ópera de Paris Palais Garnier, Raoúl acopia una gran trayectoria como vestuarista para las óperas de Seúl, Hamburgo, Amsterdam, Berlín, Covent Garden de Londres, Bastilla de París, Oslo… Realizó estudios de Teatro en la Universidad París VIII en Saint-Denis durante cinco años y paralelamente hizo talleres con Jerzy Grotowski, Bob Fosse, Dario Fo, Anatoli Vassiliev, Ballet Nacional de Cuba «Alicia Alonso», l’Académie Experimentale de Théâtre. Para el teatro ha firmado más de 30 creaciones de vestuario. Como actor ha trabajado con Marcial di Fonzo Bo, Stanislas Nordey, Marcel Maréchal, Wajdi Mouawad, Jorge Lavelli, Jean-Pierre Vincent, Jean-François Sivadier, Pierre Maillet, Hauk Lanz, Benoît Bradel, Cédric Gourmelon, Blandine Savetier entre otros. En el cine ha sido dirigido por Emmanuelle Bercot, Valérie Donzelli, Amro Hamzawi, Maria Pinto, René Féret.
En el marco del evento de “Volumen. Escena Editada” del Teatro Nacional Cervantes, presentó dos funciones el 25 de Agosto de su obra autobiográfica “Retrato de Raoúl” escrita por Phillipe Minyana y dirigida por Marcial Di Fonzo Bo presentada en Francia y que fue traducida del francés al español para ser presentada en su gira por Argentina, Chile y Uruguay.

Raoúl mis felicitaciones por esta realización de los diseños de la indumentaria de esta obra “Le soulier de Satin” para la Ópera de Paris Palais Garnier donde ya has sido el vestuarista durante ocho años y hace mucho tiempo atrás. ¿Cómo surgió esta propuesta?
La propuesta me la hizo el director Stanislas Nordey hace un par de años. Para el trabajo y elaboración de una ópera son necesarios preparativos con mucho tiempo antes. La escritura musical y la adaptación del texto de Paul Claudel también tomó un largo tiempo. El resultado musical y de puesta en escena es fabuloso y el público le está dando un buen recibimiento. Esta ópera dura seis horas incluidos dos intermedios.
¿Cómo fue el proceso creativo del vestuario?
Para el vestuario partimos inspirándonos en cuadros del Siglo de Oro Español. Pero al comienzo de la ópera mezclo ropa contemporánea con elementos antiguos. Y poco a poco entramos en la época barroca con sombreros, pelucas, joyas, etc. Hay un equipo impresionante alrededor de mí, equipo de más de 65 personas altamente calificado que han trabajado durante meses en su elaboración incluyendo pelucas hechas a mano y todos los complementos y accesorios. Los talleres de la Ópera Bastille Ópera Garnier son de los más altamente calificados del mundo. Una combinación de exigencia y alta capacidad de elaboración y creatividad.

Además, ¿te propusieron una participación como actor en escena?
El director Stanislas Nordey me propuso de actuar en la ópera pues Paul Claudel escribió su texto para actores. Y el compositor y su libretista hicieron una interesante combinación entre canto y texto recitado. La propuesta de actuar fue una gran tentación para mí pero dada la cantidad de vestuarios creados y elaborados a mano, tuve que consagrarme completamente a mi función de costurero.
Considerás que tu experiencia actual como actor en esta vuelta a tu profesión de vestuarista, ¿aporta otro elemento importante a esta labor? ¿Cuáles serían los cambios que notas de hace años atrás con la trayectoria y las nuevas vivencias que tenes como artista?
Mi trabajo de actor también continúa y es precisamente ese conocimiento y experiencia que me permite “entrar en cada uno de los personajes que visto” y el resultado es que tanto los cantantes como los actores se sienten muy bien, con gran comodidad y soltura en las prendas que les he elaborado. Los cambios que he notado tienen que ver con nuevas técnicas de difusión pero la base de la costura y el corte de telas es el mismo que desde hace siglos. Un trabajo de paciencia y de pasión.
¿Es necesario saber acerca de la obra y conocer bien los personajes para crear su vestuario? ¿De qué elementos te vas nutriendo para pensar el diseño?
Para crear el vestuario de esta ópera leí todo lo que pude sobre su autor Paul Claudel, su diario, sus cartas etc. Pero sobretodo leí “El Zapato de Raso” en su totalidad. Una obra teatral raramente representada dada la duración de más de 12 horas y las decenas de personajes. Luego al tener una visión de la época, los caracteres, la psicología de cada participante, me dediqué a elaborar proposiciones de vestuario y me acompañé todo el tiempo del libreto definitivo de la participación musical. Y por supuesto un diálogo continuo y enriquecedor con el director Nordey.
¿Cómo influye la escenografía y la majestuosidad de la sala para armar el diseño?
Tanto la escenografía como las luces es un trabajo de equipo. Los colores de los muros, el tipo de iluminación, el espacio y varios otros elementos influyen y están en continuo contacto. Una cosa que era segura desde un principio era que los personajes principales estarían vestidos con diversas tonalidades de rojo de la cabeza a los pies y todo el resto de personajes con matices grises, negros y blancos. A esto le agregué el color dorado para los personajes que representan figuras eclesiásticas o santos.

¿Cómo es esta labor en el teatro en tiempos de pandemia?
Durante la pandemia tuve que realizar el doble de trabajo y esfuerzo debido a que teníamos que incentivarnos y motivarnos en permanencia en los talleres de costura. No sabíamos si finalmente presentaríamos el espectáculo. Lo supimos prácticamente dos días antes. La noticia nos llenó de alegría al ver que el trabajo de ensayo y realización del vestuario podía ser mostrado. Para comprar materiales, en ocasiones, teníamos que esperar dos semanas la llegada al teatro, debido a que todos los comercios estaban cerrados y las compras se hacían por internet. Tenía que motivar los talleres. El aspecto psicológico fue decisivo puesto que cada día les tenía que transmitir todo el optimismo a las chicas de los talleres, y juntos nos dábamos ánimos para seguir adelante. Nuestra motivación principal era pensar que el público se sentiría bien de pasar un momento único en este evento teatral, sin pensar en la pandemia. Cuando nos anunciaron que se estrenaba, la gran felicidad y satisfacción volvió a sentirse en el equipo.
Desde que nos vimos en el Teatro Cervantes cuando estrenaste tu obra autobiográfica “Retrato de Raoúl” que me fascinó y desde ahí no dejo de seguirte, ¿Qué pasó después con tu gira y el comienzo de la pandemia?
La gira se canceló y me dedique a leer mucho, a pensar en mi posición en el mundo y a soñar con nuevos proyectos, es decir, he tratado de mantener mi mente ocupada en ideas constructivas. El “Portrait de Raoúl” tenía una magnífica tournée (gira) que no pudo seguir a causa de la pandemia, y fue muy fuerte tener que anular todo. Incluso el año pasado teníamos planeado participar en el Festival de Avignon. Todo se anuló. Comenzamos a programar poco a poco la gira pospuesta, tanto así que esperamos presentarla en México en el Festival Cervantino, en Colombia y otros países además de Francia.

Sabemos que para todos los artistas es una época sumamente compleja para proyectar… Tu obra de teatro es maravillosa y hay que hacer todo por sostenerse y sostener los sueños.
No podemos hacernos a la idea que esta pandemia será eterna, así que tenemos que proyectarnos a un futuro inmediato, visualizarnos y construirnos partiendo que tenemos que “vivir” con esta pandemia que se ha instalado entre nosotros para largo tiempo.
Además del vestuario y de tu obra de teatro, ¿hay otros proyectos que fuiste pensando en tus tiempos libres?
Mi tiempo libre lo utilicé para impartir pequeños talleres de costura para mujeres de la ciudad donde vivo, para jóvenes inmigrantes y talleres de costura en las cárceles. Creo que al pensar en los otros te ayudas a ti mismo.
Sin lugar a dudas, mi profesión de psicoanalista es lo que más me mantuvo “viva” en este tiempo, y esto que estás haciendo por los inmigrantes y los talleres en las cárceles son un bien para la sociedad y para vos mismo. Sé que donde se han implementados las actividades artísticas en la cárceles, ha existido no sólo el buen resultado de hacerles bien, sino que ha aumentado el porcentaje de reinserción social.

Es por ese motivo que en Septiembre comenzaré el proyecto de estas actividades en la cárcel. Tomó tiempo ponerlo en movimiento. La pandemia y el aislamiento han sido frenos terribles y por eso decidimos comenzar en Septiembre y será un taller básicamente de teatro en el que quiero proponerles hacer “El Principito” de Antoine de Saint-Exupery y ellos elaboraran su propio vestuario.
¿Cómo se te ocurrió esta genial idea?
La idea surgió con el equipo de teatro que dirige Marcial Di Fonzo Bo y ya mucho tiempo atrás he hablado con Marcial de mi deseo de armar talleres en las cárceles.
Quien te dice que no terminas como Sartre y Cocteau llegando a rescatar a algún “Jean Genet”. Gracias por todo lo que brindas al mundo.