¿Ir un sábado a la noche a ver una obra que habla del amor, de la amistad, la pérdida y el duelo? Sí, ¿por qué no? Es posible cuando la mirada es juguetona, cuando la puesta carece de toda solemnidad, cuando no hay ningún plan para asestar golpes bajos o pasar por irónico o incisivo. … Sigue leyendo