Hijo de madre costurera y padre canillita, me forme a los tumbos. Las escuelas y sus barrios se cambiaban como camisas. Preferí a mis amigos sobre mis compañeros, más pelota que escuadra. Y como si nada: fumé mi primer pucho, me peiné con gomina y debuté. A mí me temblaban las piernitas, pero el abrazo, la caricia … Sigue leyendo