
El todo descansa en la parte.
Así, desde lo cotidiano hasta el arte,
Somos el universo reflejado
En cada pulso
De nuestro vivir desordenado.
Danzamos.
Y somos
Remolino de hojas secas en el prado;
La espiral de la ola;
El fluyente río amarronado
Y toda la Vida latiendo en pleno nado.
Nos abrazamos.
Y somos el musgo en la piedra;
El árbol y la hiedra;
La hierba y la tierra.
Somos Sol abrigando la Vida que despierta.
Nos apasionamos.
Y espejamos
El campo todo a cielo abierto;
Y somos la flor
Teniendo sexo con el viento.
Te miro a los ojos.
Y somos
Dos planetas alineados
En medio del cosmos danzante;
Dos estrellas radiantes
Encendidas de fuego sagrado.