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EL CAMPEÓN Y LAS GALLINAS Dirección y autoría: Rafael Calomino – Por Lic. Mariana Wassner

La obra arranca con una escena en la que una joven concurre a pedir ayuda a raíz de haber sido golpeada por su novio. Se construye aquí un punto de partida para desanudar  los caminos de la  violencia, su contexto y su naturalización, sobre todo bajo determinadas circunstancias.

Es así como llegan, ordenados por un juez, a un Hospital Público, en el que un Doctor comienza a desnudar la historia de Juan -muy bien interpretado por Mariano Madrazo- para que éste pueda encontrarse con los fantasmas que lo acosan, su historia de vida en la selva misionera, que por momentos recuerda aquellos parajes agobiantes descritos por Horacio Quiroga, para tratar de entender qué le  ha pasado. De a poco, Juan va  descubriendo qué le ha sucedido: una abuela sometida que no vislumbra otra opción que entregar a su propia hija, a cambio de gallinas ponedoras, para poder sobrevivir; hija que resulta ser la madre del mismo Juan. 

La naturalización de la violencia patriarcal, cuyo cuestionamiento parece  no llegar, entre otros,  a sectores rurales muy  empobrecidos, es una expresión más de las profundas desigualdades sociales, en las que el sometimiento es moneda corriente.

¿Qué papel puede jugar un nuevo contexto, con el acompañamiento de afectos y profesionales de la Salud Mental? 

La novia y el amigo de Juan intentan ayudarlo, aun poniéndose en riesgo. Ella, particularmente, sostiene “sólo es violento si se enoja”. 

El Doctor del hospital propone, sin demasiadas vueltas y de modo directo, casi como una embestida,  como hipótesis de trabajo,  entonces, enfrentar a Juan con su pasado lleno de miseria, violencia y abusos.

Resulta interesante la propuesta del director y autor de la obra, Rafael Calomino, de jugar con los tiempos, viajando del presente a un pasado que atormenta, cuyo enfrentamiento a lo traumático, desde esta línea, parece ser un comienzo de “solución”.  En este sentido, Juan no resuelve su historia pero podría aprender a convivir con ella.

Con buenas actuaciones, El campeón y las gallinas muestra que un  ring, como metáfora de las grandes y pequeñas luchas cotidianas para sobrevivir en un mundo hostil, sólo es posible a partir de políticas públicas que acompañen sin estigmatizar sino sosteniendo a quienes padecen dolor. Todos somos y estamos afectados, de manera que la salida al sufrimiento es siempre colectiva.

Un interesante y original aspecto de esta pieza teatral es que cuando la obra termina, la actriz, Cynthia Attie, muy bien en su papel de la abuela de Juan, propone que haya intercambio de opiniones entre el público y el elenco, tiempo en el que se conversa sobre las diversas formas de la violencia, sus naturalizaciones, los contextos, la salud mental y las salidas posibles. 

Paraje Artesón

Palestina 919, Caba

Domingos 20.00hs

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