“La sombra” es un film autobiográfico muy profundo y me lleva a preguntarme si alguna vez te psicoanalizaste, y tu film ha sido su producto, o bien, si es un resultado de tu auto-análisis.
Sí, me he analizado durante períodos largos de mi vida. El abordaje fue Lacaniano aunque hice algunas otras experiencias. Sin haber resuelto ciertas cuestiones que abordo en la película no podría haberla hecho. No me hubiese animado. Además, creo que a la obra no se le puede pedir que resuelva o dé respuestas de asuntos que debemos trabajar en la vida, en ese cóctel duro que es buscar, equivocarse, errar (en las dos acepciones), tocar fondo, conectar con las oscuridades, etc. O sea, vivir. En lo que sí creo es que la obra puede ser un acto de exorcismo, y que la energía de ese rito le da potencia a la obra.
Empezaste el film con Simónides de Ceos y la memoria ligada a los lugares ¿Habrá que destruir para recordar, elaborar y poder construir algo nuevo?
Hay que vaciar para construir, entonces destruir es hacer espacio para lo nuevo. Y para recordar hay que olvidar, que es un modo de destruir la memoria anterior para reconstruirla. Al hacerlo, la revisitamos desde el presente, y eso hace que se resignifique. La lectura de esa memoria ya es otra. Por eso la memoria es una entidad orgánica, y no la falsedad enciclopedista de la Historia (con mayúscula) en donde se fija una idea del pasado, habitualmente un relato que conviene porque está ligado a un ejercicio de poder en el presente. En cambio es más útil para el yo en su definición repensar(se) a partir de reformular los recuerdos, revisarlos. Eso yo lo pude hacer físicamente en la película porque la memoria está presentada a través de fragmentos de Súper 8, filmaciones familiares y otras que muestran la construcción de la casa en 1974. Yo me pasé unos años revisando esos materiales, observando rostros, gestos, acciones y ausencias, y fue muy revelador lo que fui viendo. Estos hallazgos fueron un ejercicio de memoria desde una mirada adulta, que reformaron o confirmaron ciertas nociones en torno a los vínculos familiares, la imagen del padre, etc. Las «nuevas versiones» de la historia familiar. Versiones más complejas, no tan unidireccionales. pensadas desde la comprensión que te da la adultez.
¿Qué sentiste con la demolición de tu casa, imagen que recorre todo tu film? Es una imagen que acompañada con la sonoridad creada por Zypce, quién logra con inteligencia y sensibilidad, conmocionar y hacer sentir esa destrucción. Y esto genera climas angustiantes que conmocionan al espectador. ¿Fue para transmitir tus propias emociones?
El proceso de demolición duró dos meses y yo fui todas las semanas a registrarlo. Fue muy fuerte para mí presenciar esa destrucción. Al mismo tiempo me llamaba mucho la atención la desconexión emocional de los demoledores en su quehacer. Ellos iban, demolían mi casa, luego vendría otra casa, y así. Esto lo incorporé a la película. Ver a esos hombres trabajar daba la dimensión de lo real en sentido amplio: ese pequeño drama que para mí (y para el público ahora) es movilizador, para el resto de la humanidad pasa como pasan tantas cosas.
En cuanto al sonido, con Zypce trabajamos más de dos años en el diseño sonoro. Para mí el sonido es una herramienta narrativa muy potente por su poder evocador. Así fue que además de utilizar los ruidos de la demolición como texturas sonoras, también nos planteamos crear una memoria sonora. Por eso se escuchan marchas militares junto a la música de dibujos animados, o la voz de Doña Petrona. Esos sonidos que escuché en mi infancia.
La casa familiar parece representar a tu padre y a su poderío. La frase de Bruce Lee, “destruye la imagen y quebrarás al enemigo”, motivó tu película como un proceso de elaboración de la “novela familiar”? ¿O es que era necesario “matar al padre” para encontrarte a vos mismo? Porque también hablas de un niño que busca a su padre y que desea tener un lugar en el deseo de él. ¿Lograste ambas cosas?
En la película yo hago la siguiente operación narrativa: a través de la demolición de la casa «mato al padre», ya que presento a la casa como un monumento de los logros de mi padre, su éxito económico, su reconocimiento como prócer del cine argentino. La sombra de ese monumento es la que no me deja ser yo mismo, por lo tanto, destruyo esa imagen interna, esa construcción que viene de mi niñez, y la desarticulo como para poder ser. Y no es tanto tener un lugar en su deseo sino en el mío. Es mi necesidad de adulto ser yo mismo. La película entonces es el relato de un proceso interno. A un nivel más superficial, es un ejercicio de memoria a partir de la destrucción de ese espacio de la infancia. Y también (una tercera capa de sentido) es una reflexión sobre el fin de un cine argentino industrial, en una época particular de la historia argentina (los 70s y 80s).
¿Encontraste tu lugar y pudiste responderte la pregunta sobre cómo ser uno mismo? ¿Dónde quedó la sombra? ¿En tu film?
Como decía Tarkovsky, el cine y la vida van juntos y se confunden en un cineasta. En los 10 años que me llevó hacer esta película mis procesos internos fueron intensos, de ser arrasado por la sombra, de autoexiliarme del mundo del cine, de luchar contra esos fantasmas, a darme cuenta que esa sombra era una construcción propia, y el padre de afuera, es lo que es con todas sus virtudes y miserias. Haber resuelto algunos aspectos en mi relación con él desde ya que ayudó a quitarme la sombra de encima, pero más ayudó estar en la vida, (sobre)vivir a los errores, los fracasos, ponerme contra las cuerdas. Y de allí uno sale a los puñetazos o muere. La vida y la obra son construcciones intensas, a morir. Esa intensidad también fue parte del quehacer de la película, ya que la hice solo, a contracorriente de cualquier sistema habitual de producción de cine. Y teniendo grandes dudas de si tenía una película o no. Hice muchos cortes, varias versiones. Tuve que vencer muchos pudores para exponerme tanto y atravesar mucha tristeza y dolor mientras editaba. Mas tarde por suerte tuve algunos aliados que me ayudaron a encontrar el camino. y luego de muchos años de prueba y error, de escuchar al material y encontrar mi voz, pude cerrarla este año.
El contexto de los años 70 recreados a través de fuertes imágenes de la historia del cine, fue tu manera de mostrar las contradicciones de tu padre, cineasta de Films revolucionarios y por otro lado, con una familia típicamente burguesa. ¿Fue tu forma de hablar de la “hipocresía y la violencia” de esa época en Argentina?
Me interesó dar a ver ciertos contrastes pero sin juzgarlos. Creo que es un retrato más fiel mostrar la complejidad, las contradicciones como hecho constitutivo, es más honesto que una visión unilateral. Mi padre era un empresario, dueño de una productora exitosa y de un bienestar económico importante, pero tuvo la sensibilidad para hacer la película más emblemática sobre el sindicalismo, o el relato más conmovedor de la dictadura como es La noche de los lápices, película que hasta hoy se pasa en los colegios como material didáctico.
Decís que la casa salvó a tu padre de ser uno más de los desaparecidos de la dictadura? ¿Es una manera de metaforizar que los militares no lo tocaron porque llegó a tener mucho poder y reconocimiento internacional?
Sí, porque a pesar de La Patagonia Rebelde, él, su empresa y su casa lo mostraban como un señor burgués. No daba el perfil de un hombre de izquierda. y sí, posiblemente el reconocimiento internacional también puede haberlo salvado.
¿Tu padre vio tu film? (Si es si, ¿cuál fue su reacción?) ¿Este film abrió un acercamiento diferente entre ustedes?
Sí y para él es muy fuerte. Ahora, él la ve como «la sombra de lo que fui». El ve su derrumbe, la demolición de su auge. O sea, no me ve a mí y mi exorcismo, lo cual confirma la película.
Esos recuerdos de una vida más simple en la casa anterior, cuando tu padre era menos conocido y él estaba mas cercano a vos ¿pensás que fueron fundantes en la construcción de tu personalidad?
Buena pregunta. Mirando los súper 8 pienso que sí, que hay un rescate de la afectividad, de la cercanía. Yo así lo planteo en la película. En el registro familiar se ve una idea de familia, un retrato familiar, que luego no encuentro en los rollos de Super 8 que se filmaron en la casa-monumento.
¿Qué cambió en tu interior gracias a “La sombra”?
Una reafirmación como persona, pero también como cineasta, porque si bien yo digo que me acerqué al cine para encontrar a un padre, pero que ése no era mi lugar, me refiero a ese sistema industrial para hacer un cine comercial, de masas. Entonces ahora me reafirmo como cineasta porque esta película, por su búsqueda formal, su forma narrativa, es otro tipo de cine que es el que me interesa abordar. Y es más fiel a mis búsquedas que abordo en otros campos, como el video y la fotografía.
Te felicito por este producto de tu análisis personal, pienso que es uno de los mejores ejemplos de como hacer arte con su propia historia. Gracias por este encuentro.