Por Dra. Raquel Tesone
Fotos : Gianni Mestichelli
El reconocido periodista y dramaturgo Mario Diament ha imaginado un encuentro en la bella Praga entre el escritor Franz Kafka y el físico Albert Einstein, y posiblemente ellos se hubiesen conocido o cruzado en la casa de Fanta (amiga de ambos), ya que Einstein residió un tiempo allí trabajando como profesor en la Universidad. Esta idea de éste prestigioso dramaturgo, basada en un conocimiento muy profundo de la obra, vida y conocimientos de Kafka y Einstein, más una puesta en escena austera pero dejando lugar a la imaginación del público con una impecable dirección de Daniel Marcove, ya son dos elementos suficientes para una obra que deja huella. Pero si a eso le sumamos la excelente actuación de Miguel Sorrentino y Julián Marcove, el resultado es una obra imperdible. Acompañan a la perfección tanto la música como la iluminación que se adapta a los diferentes climas de ese encuentro.
Es una obra dinámica de la que podemos aprender de la sabiduría de dos genios del siglo XX, y por eso, es un desafío haber creado este encuentro ficcional donde dos grandes mantienen un diálogo en contrapunto y en una dialéctica hegeliana constante. Un desafío mayor es, además, haber construido una composición psicológica de los personajes para que el espectador vivencie con convicción que Einstein y Kafka, probablemente hayan tenido ese tipo de personalidades. El primero, un idealista absoluto y optimista a ultranza, y el segundo, un ser retorcido y tortuoso, atormentado por sus fantasmas y perseguido por una realidad que detestaba. Esa visión sin ninguna esperanza trasunta la obra de Kafka, y es algo de lo captado en la maravillosa composición del personaje.
En 1911, año en que Diament imagina esta escena, ninguno de los dos eran célebres aún, si bien Einstein ya había construido su teoría de la relatividad, y este detalle, no es menor, sino otro acierto del libro. El texto trabaja más sobre que los condujo a ser los intelectuales que fueron y cómo se pudieron ir gestando en ellos lo que han aportado al mundo. En el caso de Kafka, creando un estilo novedoso de escritura, y en Einstein con el legado de su saber y de sus descubrimientos. El personaje de Einstein explica de manera muy didáctica la teoría de la relatividad y a la vez, ilustra a los espectadores de forma divertida.
Es una obra que cobra una energía muy interesante, sostiene al espectador expectante y tiene una dosis de humor inteligente que transita durante todo este diálogo. La podemos interpretar también como una sesión de análisis donde Einstein profundiza algunos de los resortes inconscientes de la neurosis de Kafka y lo “salva” de su desesperanza existencial. Al mismo tiempo, Einstein le confiesa una hecho secreto de su vida para mostrarle que carga con su cruz, y pese a todo, tiene deseos de vivir.
La metamorfosis de Kafka, no aparece como un libro que deseaba escribir, sino como un sueño donde él mismo se convierte en un insecto. ¿Es que los sueños no son finalmente la musa inspiradora de todo escritura?
En ese juego de opuestos en cuanto a las personalidades, perspectivas sobre la vida, ideologías, religión, y demases, ambos tienen un denominador común : la sensibilidad, en fin, la humanidad.
Una obra de teatro inteligente que nos enseña sobre la psicología de un escritor, las teorías, los seres humanos y sobre la vida misma.
Funciones: domingos a las 20.hs Teatro: El Tinglado Teatro. Dirección: Mario Bravo 948.