CUENTO

«EL INCONSCIENTE» por MAXI CIRUZZI

Por Maxi Ciruzzi

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La mente es un arma maravillosa y una complicada aliada de los humanos. Ayer vi una película sobre chamanes y sobre las consecuencias de no estar vivos en éste espacio que ellos llaman “dimensión”. Tiempo, dimensiones, opiniones variadas sobre la muerte y la vida, sobre cómo y cuando ser feliz. La realidad es que todo parece ser una ensalada de cosas y uno no sabe qué pensar, pero lo único que me dejó tranquilo, y que me sirve como manera de superarme, es motivar al Inconsciente a darse a conocer. Lo hablan por aquí y por allá también, pero siento que no se le da mucha importancia. Por ahí, es una sensación, pero quería compartirla para incentivar en  otros, esa motivación de conocer su Inconsciente.

Hoy siento que puedo contarlo, pero no con mi experiencia de vida, sino con la extraordinaria arma del psicoanálisis. Puedo volar con la mente sin lastimarme y sin lastimar a nadie. Me siento bien, y a veces mal, o muy mal. Pero ahora tengo la estabilidad de entender y escuchar mi dolor.

La vida siempre te da oportunidades, no revanchas, justamente escuché decir esta frase a un técnico de fútbol. Me sorprendió, me pareció genial, poder escucharlo y que me haya no sólo quedado y abordado en mi cabeza tamaña reflexión. Eso es lo que hace nuestra mente maravillosa. Asociar las palabras y conferirles sentimientos.

La humanidad es la perfecta ingeniería creada en este Planeta Tierra. Somos la tierra misma. Me gustaría poder entrar en sus cabezas para mostrarles que el camino es el Inconsciente. No hay límites en investigar en las profundidades del Inconsciente, siempre hay más. ¡Y qué mejor que vivir en ésta dimensión!

Soy un amante de las personas. Cada persona es diferente y eso es increíble. No hay personas iguales, sólo únicas. Si tan sólo todos pudiéramos buscar la manera de darle al Inconsciente una oportunidad, creo que llegaría a ser un mundo perfecto: el de nosotros mismos. Por ahí, encontraríamos los verdaderos problemas, o mejor dicho, la manera de superarnos día a día. Creo que hay un mundo mejor, lo creo por el sólo hecho de que cada persona que vive al lado mío hace un poco para que así lo sea…, casi todos. Pero volviendo al Inconsciente, es increíble lo que puede hacer uno con él. Escucharlo y dejarse llevar es la mejor opción. Yo lo hice siendo ya grande. Lo escuché, fue mágico, y encontré a una guía, que en mi caso, es mi terapeuta, quién con amor a lo que hace y dedicación, me da las herramientas para que yo pueda progresar día a día. Es doloroso el camino, pero no hay nada mejor que enfrentar tus propios “demonios”, entenderlos, volver a caer en ellos, comenzar de nuevo, llorar, gritar, deprimirse, sentir que lo lograste aunque sigas mal. Son estados que solamente podes transitarlos entendiendo al Inconsciente, bah, no sé si entender es la palabra precisa… Querer morir, querer vivir, respirar hondo y saber que eres feliz, pero sin lo que tu mente quiere. ¡Qué guerra! Una historia bélica sin igual. Tu mente va a querer dominarte, por momentos lo logra. Por suerte, algunas batallas, las pierde, pero siempre habrá una batalla. Tu mente es maravillosa, te crea mundos, mundos de colores o llenos de dolor, de muerte, de llantos, montañas de fuego que te queman la vida, como la hoguera que usaban en la inquisición, te quema, te destruye. Pero después para. Para. Te da amor. Lo entendés. Llorás, reís. Al final te levantás de un tsunami de sentimientos, que te hicieron cerrar los ojos de dolor. Los pensamientos compulsivos que recibís sin parar, y nos sabes que mierda son, o te hacen pensar que estas loco, atacan como una ametralladora de púas en tu corazón destrozando toda la dignidad que te quedaba. Pero, en un momento, para… Te juro que para… pero no para siempre, no esperes que el Inconsciente deje de vivir dentro tuyo. Es al revés, se pone más fuerte y vos también. No estás enfermo. No, no te preocupes, no lo googles. No es una enfermedad, es la lucha diaria de tu Inconsciente en tu mente brillante. Quieren dominarte, vos sos el mediador, el único. Solamente tenes que mediar, con las mejor de las armas: el psicoanálisis.

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