Esta obra estrenada en 1994, hoy, recobra su valor en nuestro momento histórico-político, donde el poema de Leónidas Lamborghini relatado en primera persona nos conmueve por que resuena como el eco de nuestras problemáticas actuales.
Con una interpretación brillante de Cristina Banegas tanto como la dirección que ella misma realiza, ella da vida a una Eva singular que otorga carnadura a una palabra plena y a una palabra en escansión que se torna por ese motivo, polisémica. En esa fragmentación del texto, se puede leer el subtexto, en aquello que parece quebrantar cada frase, en lo que no se dice y no tiene palabra, es allí donde se puede encontrar los múltiples sentidos poéticos de la obra. Y en ese aspecto, es un desafío actoral que pocos actores se animarían a realizar. Resultado: una obra que llega a conmover en las fibras más intimas, impacta y nos golpea. Con una puesta en escena que cuenta con un escritorio y la bandera argentina en el medio, un micrófono, y una luz de mesa antigua que ilumina sobre todo la mirada y con la que Banegas juega a realzar su expresión casi lúgubre con su vestido negro y sus movimientos muy medidos de manos, dejando todo el acento puesto en lo discursivo y en la modulación de su voz. Todos sabemos que la voz en los actores es una de las herramientas más importantes, y Cristina Banegas la utiliza de manera magistral para trasmitir con diversos matices, emociones muy profundas, dejando a los espectadores en un silencio total luego de terminar la obra. Los aplausos vienen luego de unos segundos en que nos reponemos de esta experiencia que nos sumerge como en otro plano, y al volver a la realidad, los aplausos fueron más que sentidos.
El poder que Banegas confiere a cada palabra, acompañada de una potencia escénica inigualable, nos muestra a una Eva multifacética, por momentos, desgarrada por el sufrimiento de los trabajadores, una Eva indignada frente a la injusticia de los más necesitados y a la vez, una Eva que reivindica el poder de Eva como mujer en aquella época, y nos habla del poder que podemos tener las mujeres en la actualidad cuando ejercemos nuestra libertad de expresión.
Es un homenaje a la mujer, a Eva Perón y es un regalo al público que Cristina Banegas nos hace luego de transcurridos 50 años de actuación.