Stefania Koessl, actriz egresada de la Universidad Nacional de las Artes, U.N.A. luego del estreno de “El regreso: historia de una traición” dirigida magistralmente por Agustin Alezzo, me recibe después de la función para arlar sobre esta obra que trabaja sobre los secretos familiares y sobre la problemática edípica de una forma original que cuenta con un gran elenco. Stefania es una actriz destacada por su actuación en la obra teatral “El Experimento de Próspero”, dirigida por David Amitin, en cine en “El Clan”, película dirigida por Pablo Trapero y en tira de la serie “Bichos Raros”, una comedia dramática, dirigida por Matías Bertilotti. Está próxima a estrenar una película de terror, intitulada “Luciferina”, dirigida por Gonzalo Calzada.
¿Cómo te llego la propuesta para realizar este papel tan complejo que te tocó hacer en la obra?
Inesperadamente me llama Agustín Alezzo por teléfono. Fue una sorpresa. No lo podía creer, pensé que me estaban haciendo una broma. Me contactó a través de un amigo actor, Ramiro Vayo, quien me recomendó. Yo no conocía a Agustín personalmente. Me citó a una entrevista, para contarme sobre el proyecto. Me dijo que preparara una escena preferiblemente con un partener. Tuve libertad para preparar la audición. Agustín dijo: “cuando estés preparada realizamos la audición.” Preparé una escena de “Traición” de Harold Pinter con un colega, Santiago Turón, quien me ayudó mucho. Luego de varios ensayos nos presentamos. Y quedé.
¿Cómo ha sido la experiencia de ser dirigida por nada menos que Agustín Alezzo?
Es un placer. Es una persona muy generosa, de una gran sensibilidad y por supuesto muy sabia. Con esa sabiduría dirige. Lo que propone es claro para el actor. Uno llega confiado y seguro al estreno. Cuida mucho a sus actores. En los primeros ensayos dijo que un elenco es como una familia, y eso está siempre presente.
¿Qué pensás sobre este personaje “director” que tiene registrado por escrito los acontecimientos de la familia que los pone a jugar con su historia y no los deja agregar nada? ¿Qué ocurre con lo no dicho en la obra? ¿Queda en manos del espectador?
Pienso que es muy interesante el juego que propone el autor. Es un personaje que tiene pleno registro de lo ocurrido y que se mantiene fiel a lo sucedido. Guía a los personajes de acuerdo a lo hechos reales, lo que se dijo y como se dijo. Mi personaje desafía al personaje “director”, y le propone ir directamente hacia donde ella considera que es importante revivir.
Si bien entre los personajes quedan muchas cosas sin decir, el espectador las recibe a medida que transcurre la obra.
Tu personaje dice que algo falta en la historia, ¿es ese el secreto de tu personaje?
Mi personaje no se guardó ningún secreto. Dijo todo lo que tenía que decir. Su esposo la describe así: “Es tan directa, tan poco complicada. Cualquier cosa que piense, lo que sea que le pase por la cabeza, lo expresa de manera muy directa, lo larga para afuera”
Entonces, al final cuando quiere decir algo y dice que falta algo, ahí estamos los espectadores en estado de expectación, pero después se detiene y se va, ¿qué es lo que se lleva tu personaje por detrás del escenario? ¿Qué siente? ¿Qué quiso decir que luego se arrepintió y calló?
Lo que se lleva mi personaje por detrás del escenario es algo que varía en cada función. El autor no profundiza acerca de lo que ella quiso decir o saber. Incluso está la posibilidad que no quiera saber nada en particular. Yo elijo creer que si quiere saber algo. Pero ese algo no lo decido previamente, prefiero ir descubriéndolo en cada función. La respuesta a esa inquietud queda en manos del espectador.