[I] Sólo se puede olvidar lo que alguna vez fue
¿Dónde queda lo que creés, dónde lo que ves? ¿Dónde se irá, si se va? ¿Dónde se fue, o será que ya no está? En Lo que te da terror, Gabo Ferro se pregunta si hay algún lugar donde se aloja aquello que vemos y creemos o alguna vez creímos. En La bestia invisible, Nayla Pose y diez intérpretes se preguntan análogamente si hay algún sitio para los recuerdos: ¿a dónde se va -o dónde se queda- lo olvidado?
La incertidumbre sobre el destino de las vivencias y creencias –individuales o colectivas, propias o heredadas- parece producir cierta angustia fértil para la indagación artística. Uno de los puntos de partida de La bestia invisible es, sin embargo, una “evidencia científica”: varios ratones fueron sometidos a una descarga eléctrica mientras sentían el olor de los cerezos. Sus descendientes, incluso cuando habían sido inseminados artificialmente, heredaron el temor a ese olor. ¿Cuánto tiempo pueden doler los cerezos? ¿Se puede recordar algo que no se vivió? ¿Dónde se aloja dicho recuerdo, dicho temor?
El experimento con los ratones y las preguntas asociadas son la excusa para que los protagonistas pongan en escena sus propias hipótesis sobre la memoria. De a uno por vez van tejiendo una telaraña de historias basadas fundamentalmente en reconocer aquello que cada uno es en relación a lo que fue. El trabajo inicial con los cuerpos cede su lugar a los relatos individuales, y la propuesta compensa la escasez de diálogos e interacciones con la construcción colectiva de una imagen y un tono para cada narración. Hay entonces cierto traslado al mundo cinematográfico, y en ese código la mayor virtud de La bestia invisible es su fotografía: cuerpos que juegan con la profundidad del espacio escénico, dando luz y musicalidad a cada monólogo.
Dentro de esta propuesta visual se destacan los primeros planos, quizás porque devuelven la teatralidad y conjugan mejor la puesta en escena con la apuesta por la interpelación emocional del espectador. Si queremos entrar en la telaraña individual de cada intérprete, reconforta la posibilidad de mirar cada miedo a los ojos y escuchar cada recuerdo con voces plenas, temblorosas, sin micrófonos.
[II] Sólo se puede temer lo conocido
La bestia es invisible porque los recuerdos y los miedos no terminan de aparecer ni de tomar forma. El espectador deberá aceptar ese punto de partida y desprenderse de la búsqueda de un hilo argumental explícito, o encontrar el propio. Un recorrido posible –y el más conectado a la historia de los ratones- es el que nos invita a pensar que el fin de la vida no necesariamente implica la muerte de la memoria. Eso ponen en juego algunos de los protagonistas que trabajan sobre las manos, los cuadernos y la orfandad de sus abuelas y abuelos, hilvanando un recorrido temático respecto a la transmisión intergeneracional de los temores. El resto de las historias oscilan temáticamente, y resultan más cercanas cuando transmiten una imagen (como la niña que avergüenza a su madre en el supermercado) que cuando se instalan en la abstracción conceptual.
En suma, La bestia invisible sólo se completa con la atención de quien la mira. Hay una provocación en la dramaturgia de Nayla Pose que exige un espectador más activo que los propios intérpretes. Y a partir de allí todo se vuelve pura subjetividad, incluidas estas palabras que dicen algo a partir de la obra. Corren entonces por mi cuenta las hipótesis temáticas, la asociación de ideas y las tres sentencias.
[I] Sólo se puede olvidar lo que alguna vez fue
[II] Sólo se puede temer lo conocido
[III] Sólo puede aterrar lo olvidado
En este experimento sobre la memoria, los miedos, los olvidos y la identidad aparecen como elementos condensadores de sentido. Quizás porque olvidar es desaparecer; o por aquella hipótesis de Ferro, que revela que lo terrorífico es lo más definitorio del yo.
Lo que te da terror te define mejor,
no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé
volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,
que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.
Captura de Lo que te da terror, video de Gabo Ferro
***
Dónde y cuándo. “El Brío Teatro” (Av. Álvarez Thomas 1582). Sábados 22hs.
Para quiénes. Para espectadores activos y atentos, que aceptan ser interpelados y asumen el riesgo de llevarse más preguntas que respuestas. Vale la pena conocer El Brío, un sitio hermoso para alojar la investigación escénica.
Ficha técnica
Dramaturgia: Nayla Pose
Textos: Nayla Pose, Mariano Saba, Emmanuelle Cardon, Marian Vieyra, Julián Ponce Campos, Lucia Szlak, Florencia Halbide, Nahuel Saa, Paola Lusardi, German Leza, Loló Muñoz, Pipo Manzioni
Actúan: Emmanuelle Cardon, Marian Vieyra, Julián Ponce Campos, Lucia Szlak, Florencia Halbide, Nahuel Saa, Paola Lusardi, German Leza, Loló
Muñoz, Pipo Manzioni
Prensa: Nahuel Saa
Diseño gráfico: Lucia Szlak
Dirección: Nayla Pose