CONCIERTO/INICIO/MÚSICA

RECITAL DE MARIA SOLA – Por Marcos Iaffa Sancho

recital 19

“El amor está por reinventarse, ya se sabe”

Arthur Rimbaud. Una temporada en el infierno. Delirios I

Madrid 14 de diciembre 2018

Luego del pase de una telonera que canta en inglés y que nadie oye entre un océano de conversaciones, risas y botellines de cerveza bebidas desde el pico, donde costaba imaginar lo que luego ocurriría, en un local sin nada que destacar, periférico de los sitios donde se convoca la juventud de Madrid, con un pequeño escenario que ocupa el lugar  del fondo, casi un centenar de personas de menos de 30 años abarrotan esperando por lo que han sido convocados : un recital de poesías…si amigos… ¡¡UN RECITAL DE POESIAS EN EL SIGLO XXI!! No es un conjunto roquero de moda, ni una cantante de algún concurso televisivo muy promocionado, es una poeta y como tal interpretara poesías.

MARIA SOLÁ sube al escenario… allí se eleva la figura delgada de una muchacha muy joven que es recibida por el cerrado aplauso de ese público adicto y compacto de fans de edades variables que nos sorprende.

Un recital de poesías musicalizadas, con un tema central de vivencias sobre el amor y la vida que María Solá va transitando con notable oficio interpretativo y que al finalizar cada una de ellas el público que se mantuvo en un muy respetuoso silencio, aplaude a rabiar (mientras seguramente las repetía interiormente).

¿Qué reinventa María Sola para que este publico tan joven se transforme en fans seguidores de siete recitales anteriores con tanta fidelidad? Son versos sencillos sin afectaciones dramáticas que por momentos parecen una sucesión de aforismos con un final para nada efectista, las poesías pertenecen a su libro “Esto será nada, como todo” con un acompañamiento muy simple de acordes de guitarra a cargo de Sandra Sabater, la poesía se transforma en canción.

Nuevamente surge la pregunta: ¿es el texto; es la interpretación?, seguramente ambas cosas cautivan este público que espera el final para abrazar a Maria Solá efusivamente. El corto espectáculo se completa con una aparición en uno de los pasajes de un actor y otra cantante, que el público también celebra.

Finalizado el espectáculo, cuando nos disponíamos a dialogar con el actor Miguel Ángel Sola, diligente padre presente en la sala y Maria Solá, un torbellino nos desplaza y con respetuoso silencio nos alejamos mientras hija y padre se estrechan en un profundo abrazo.

Lo visto y oído no es poco.

recital 4

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