Desde el ingreso a la Ciudad Cultural Konex para ver Hair, se genera un clima muy especial, te reciben en el piso los actores con sus vestimentas hippies, te regalan margaritas, te acarician, te sonríen y te transmiten love & peace. Y esto no ocurre sólo en el comienzo, este clima mágico y místico se transmite en el público hasta el final de la obra.
Hair es impecable desde todo punto de vista: emotiva, divertida, entretenida, muy bien actuada y con excelentes bailarines y cantantes de primer nivel en escena.
Salís como entrás, lleno de amor y paz y queriendo regalarle tus margaritas a todo el que se te cruza, porque es un musical de una calidad inigualable.
Hair es una obra que tiene historia. Fue todo un suceso en 1967 cuando fue estrenada en el OffBroadway, y causó mucho revuelo en esa época donde el movimiento hippie era revolucionario tanto por promover la paz en el mundo como el amor libre y el consumo de drogas para llegar a un estado zen interior. En ese entonces, la guerra con Vietnam venía siendo larga y cruenta.
En Buenos Aires se estrena durante la dictadura de Lanusse y fue un éxito por el mensaje que vehiculizaba y el desnudo en escena que no era algo habitual de ver en el teatro porteño.
Hoy vuelve Claude Bukowsky -que por una “i” no se apellida como el escritor maldito, emblemático de reflejar el retroceso de la sociedad norteamericana en esa misma época, Claude tiene similitudes evidentes con Charles Bukowski.
Quizá por esa similitud, Claude ingresa en un grupo hippie con sus pelos largos como símbolo de libertad, para cuestionar el sistema político y la guerra contra Vietnam.
Se podría pensar que todo esto no tiene nada que ver con nuestra era tecnológica de los tiempos que corren, sin embargo, su mensaje es de una vigencia absoluta, sobre todo porque Pablo Gorlero se encargó de hacer una adaptación grandiosa que si bien, mantiene la historia intacta del libro de Milos Forman, le agrega una muy buena dosis de argentinidad. Hoy no se habla de libertad sexual pero se cuestiona la monogamia y se intentan nuevas formas de vincularse como el poliamor y el pacifismo sigue siendo un ideal para alcanzar en una sociedad donde la violencia se sigue incrementando. Pablo Gorlero transforma a Hair en una crítica actual al sistema capitalista, en una protesta contra los mandatos sociales impuestos que nos encorsetan en el deber renunciando a todo deseo –encarnado magistralmente en el personaje de Claude-, es una obra contra la discriminación por raza, género o identidad sexual, contra la familia como institución rectora, y la iglesia católica y el sistema educativo como instituciones represoras. Fue el movimiento hippie que hizo su protesta en las calles quemando sus documentos para no ser llamados a la guerra de Vietnam y se desnudaron en plena calle como signo de protesta y de libertad. Esta obra mantiene ese espíritu rebelde y lo reivindica.
Claude (Agustin Iannone) tiene fe en Dios y se cuestiona todo al entrar en contacto con la tribu hippie que lidera Berger (Diego Rodriguez) y al conocer a Sheila (Belén Ucar) que lo incita a la protesta y a liberarse de las ataduras, su vida dará un giro inesperado para sus padres. Si bien estos tres personajes son protagónicos, se destacan cada uno de los personajes en sus roles secundarios tanto en voz, actuación y canto.
Maravillosamente coreografiados por Verónica Pecollo y dirigidos por Gorlero, con una puesta en escena extraordinaria y un desplazamiento por el espacio escénico totalmente armónico y de una teatralidad impresionante, una banda musical en vivo dirigida por Juan Ignacio López y el toque de gracia es el vestuario colorido de la exquisita Renata
Schussheim.
En el final, todo el público canta de manera espontánea con los protagonistas: “Deja que entre el sol” y te envuelve un sentimiento de fusión potente que te llevas al salir de la sala. Una experiencia única e imperdible.