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REPORTAJE A RAOÚL FERNÁNDEZ: LE PORTRAIT DE RAOÚL – Por Dra. Raquel Tesone

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REPORTAJE A RAOÚL FERNÁNDEZ – Por Dra. Raquel Tesone

Raoúl Fernández nació en El Salvador, Centroamérica. Después de haber trabajado durante casi ocho años en los talleres de costura de la Opera de Paris Palais Garnier, realizó creaciones de vestuario para las óperas de Seúl, Hamburgo, Amsterdam, Berlín, Covent Garden de Londres, Bastilla de París, Oslo… Realizó estudios de Teatro en la Universidad París VIII en Saint-Denis durante cinco años y paralelamente hizo talleres con Jerzy Grotowski, Bob Fosse, Dario Fo, Anatoli Vassiliev, Ballet Nacional de Cuba «Alicia Alonso», l’Académie Experimentale de Théâtre. Para el teatro ha firmado más de 30 creaciones de vestuario. Como actor ha trabajado con Marcial di Fonzo Bo, Stanislas Nordey, Marcel Maréchal, Wajdi Mouawad, Jorge Lavelli, Jean-Pierre Vincent, Jean-François Sivadier, Pierre Maillet, Hauk Lanz, Benoît Bradel, Cédric Gourmelon, Blandine Savetier entre otros. En el cine ha sido dirigido por Emmanuelle Bercot, Valérie Donzelli, Amro Hamzawi, Maria Pinto, René Féret.

En el marco del evento de “Volumen. Escena Editada” del Teatro Nacional Cervantes, presentó dos funciones el 25 de Agosto de su obra autobiográfica “Retrato de Raoúl” escrita por Phillipe Minyana y dirigida por Marcial Di Fonzo Bo presentada en Francia y que fue traducida del francés al español para ser presentada en su gira por Argentina, Chile y Uruguay.

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Felicitaciones Raoúl por esta obra tan conmovedora, con una dramaturgia exquisita y actuada con tanta emocionalidad. Todos los espectadores te ovacionamos en la sala del teatro Cervantes. Es una obra autobiográfica, deduzco por el título y me gustaría saber cómo fue el proceso de escritura con Phillipe Minyana.

Con Phillippe nos reunimos durante varios días con una frecuencia de dos veces por semana y él escribía mucho y tomaba muchas notas. Desde un principio cuando le pedí que escribiera un texto para que yo lo actuara algún día, Philippe me dijo que lo que él más deseaba era escribir sobre mi vida. Generalmente, todos lo saben, no suelo hablar de mí ni de mi pasado, quizás por pudor o por timidez o por respeto a los otros pues cada uno lleva su propia historia. Philippe escribió y rápidamente me dijo que el texto ya estaba escrito, que se sentía muy inspirado y estimulado. Me manifestó que mi vida le había transmitido mucha energía y que había trabajado cada una de las palabras con intensidad leyendo su texto en voz alta imitando mi acento en francés.
Cuando me dio cita para leerlo juntos, en cada frase tuve que detenerme para respirar profundamente, me había comprendido en absoluta profundidad tanto mi manera de sentir la vida con sus altos y bajos, mis interrogantes y dudas y mi sed de libertad.

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¿Cómo decidieron la dirección de la obra?

Phillippe le mostró el texto a Marcial quien muy rápidamente dijo que él mismo me pondría en escena. Así fue cómo comenzó esta linda aventura inmediatamente y muy pronto por todas partes todo mundo quería ver el Retrato. Se publicaron en esos días doce artículos de prensa muy buenos, excelentes. Me sentía sorprendido y estoy muy agradecido a Marcial y Philippe. Formamos un trío muy complementario. Y trabajamos intensamente, continuamente para mejorar cada vez más el resultado para poder profundizar en mis emociones y sentimientos.

Se nota que hay un trabajo muy profundo de todas tus emociones en este proceso creativo. ¿Por qué París?

París la escogí por su tradición teatral, la gran creatividad de la moda, la atracción que siempre ha llamado a pintores, escritores, músicos, pensadores. Además París representaba para mí lo desconocido, un reto, un hacerme sentir que tenía que salir adelante con mis propios medios. París y su inmensidad, París y su gente que toma el tiempo de vivir y aprecias los detalles cotidianos, la belleza, la simplicidad de sentarse a tomar un café.

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¿Ya la has presentado en Francia en la lengua francesa? ¿Qué sentiste al hacerla en el teatro Cervantes en Buenos Aires en tu lengua materna?

Una gran emoción. Si, ya la presenté en Francia en francés y aquí en Argentina, Uruguay y Chile en traducción especial para mi gira.

¿Cómo fue fabricada esa puesta en escena con ese despliegue de bellísimas telas y multiplicidad de colores, pelucas, tacos, vestimenta variada? 

Fue sobre la base de una idea de Marcial, el director a partir de mi amor por la costura.

¿Te consideras un actor o un artista multifacético? Coses, actúas y cantas como los dioses.

Pienso que soy multifacético. Las canciones del espectáculo son importantes, me dan la oportunidad de darle ligereza al sentimiento. Siempre he cantado. En alegrías y tristezas.
La primera vez que subí a un escenario tenía seis años, vestido de conejo, bailando el Cascanueces de Tchaikovski. Al terminar la función no me quería ir del teatro, me gusta el olor a la madera, esconderme detrás de los telones, las luces… Sentí como si ya había estado allí antes.
Siempre me gustó Molière y me sentía atraído por la sonoridad de su idioma que era como música, como un canto, eso me pasó desde chico. Mi madre me cantaba canciones de cuna en francés.
Llegué a París sin conocer a nadie pero lleno de ilusiones y deseos. Nada me podía detener. Y luché para seguir adelante. En la vida hay que programarse. Es más fácil bajar los brazos que luchar.

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Me interesa muchísimo lo que planteas sobre la constitución de la sexualidad en la obra. Ser un hombre y pensar como una mujer. La muerte de tus dos hermanos, el trauma de tu padre, el deseo de tu madre de tener luego una niña, ¿cómo marcaron tu nacimiento y tu formación? ¿Cómo influyó esta situación traumática en la construcción de tu identidad sexual?

Sobre la construcción de la identidad sexual creo que el apego a mi madre pudo haber influenciado pero no era determinante puesto que desde mis primeros recuerdos me sentía chico y chica a la vez, y sobretodo tuve la suerte que en ningún momento mi madre me hizo sentir culpabilidad en mis decisiones ya sean sexuales, religiosas ni tampoco respecto a mi profesión. Al contrario, ella siempre me dio la libertad y me alentó de escoger uno u otro sexo o vivir ambos sin necesidad de dar explicaciones.  Me estimuló para ser yo mismo y nunca justificarme frente a nadie ni llevar una máscara. Lo que siempre me exigió fue el respeto y la delicadeza hacia todo ser viviente. En mi tierna infancia, jugaba a escondidas del resto de la familia y yo jugaba con muñecas. Mi mamá lo sabía y no me juzgaba pero mis tíos y los hombres de la familia me regalaron balones de fútbol, pistolas, coches de carrera mientras que yo deseaba otras cosas. Las aceptaba y luego se las daba a mis amigos que sabían de mis gustos y a ellos, les daba lo mismo. Los niños son más receptivos y comprensivos, más abiertos a la diferencia del otro. Así que la construcción de mi sexualidad se desarrolló con  mucha naturalidad y sin culpabilidad. En la vida es importante aceptarse e igualmente aceptar al otro sin querer cambiarlo. Saber tomar a las personas tal como son. 

Respecto a la situación traumática de la muerte de mis hermanos se alivio con el amor de mi madre y mi abuela, ambas me ayudaron a pasar los obstáculos sin dolor. 

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Gracias por este reportaje.

Salí de la sala con deseos de quedarme un rato más allí sola, degustando de estar del otro lado de la sala María Guerrero, donde Raúl nos invitó a estar: en el escenario. Ya está puesta en escena donde el público está sentado en el escenario enfrente de los palcos iluminados y los asientos de terciopelo bordó de la sala María Guerrero, la más grande del Teatro Nacional Cervantes, es altamente conmovedor. Ingresar de lleno y de inmediato en el mundo del teatro, y sumergirse en el universo de Raoúl con un despliegue de telas muy refinadas y coloridas que va sacando de sus bolsos el protagonista, provoca un efecto de una intensa identificación con el personaje. Esta puesta es muy inteligente porque interna a los espectadores en su imaginario haciéndonos sentir en gran parte, aquello que a él lo puede emocionar de lo teatral. Hay una escena muy representativa y grandiosa donde Raoúl hace los personajes de Molière en francés de espaldas al público, pero de frente a las sillas y al palco de la sala que habla de lo extraordinario que es este actor. Este doble juego, como si existiéramos en su intimidad los espectadores que escuchamos cómo es hablado por su Inconsciente, y compartimos las vivencias de su vida en cada escena, sus traumas infantiles, el amor de su madre y abuela, sus vínculos con ambas, el derrumbe de su padre frente a la muerte de sus dos hermanos, su partida de su país natal, El Salvador, a París, sus sueños e ilusiones, su perplejidad al realizar más de los soñado y la satisfacción de ir más allá de sus sueños; y por otro lado, el otro público, el que no está sentado en las sillas bordó ni en el palco, y aunque ausente, está en el imaginario de la obra. En este interjuego con sus canciones de una emocionalidad en la voz pocas veces registrada con un metal excelso y el otro público detrás de la escena, la obra nos muestra dos telones, uno para nosotros, los espectadores (que bien podríamos ser sus amigos íntimos), y el otro para el público imaginario, al que consagró su vocación de artista. Aún cuando Copi lo contrata de diseñador de vestuario, puede des-cubrir en Raoúl al actor y decirle que él es un gran actor. 

Una pieza que si bien es autobiográfica, no nos deja amarrados a su historia, sino que nos desencadena una gran movilización interna, nos interpela y nos lleva a preguntarnos sobre las marcas de nuestra infancia, nuestros traumas infantiles, nuestros deseos y más íntimos sueños, y sobre todo, nos deja con una luz de esperanza haciéndonos sentir que todos podemos desamarrarnos para no naufragar, y poder partir en busca de otros horizontes. La obra nos habla desde el testimonio viviente de quien pudo, pese al dolor… y  que si todos y cada uno de nosotros, nos animamos a escuchar lo desconocido de nosotros mimos, lo Inconsciente, y a luchar por cumplir nuestros deseos, podemos hacer algo para no sentirnos más condenados a un destino que creemos, nos predetermina. 

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Una obra maravillosa en múltiples sentidos, por su actuación, puesta en escena y por su dramaturgia cuya modalidad es llevar a los espectadores de la mano por diversas escenas de la vida de Raoúl engendrando emociones muy intensas. Raoúl,  un actor sumamente versátil que pasa de una escena a la otra mostrando diversos aspectos de su vida y transmitiendo con sencillez sus vivencias con una hondura psicológica y emocional que pocos actores pueden vehiculizar con tanta naturalidad y con tanto amor en su cuerpo y alma.

Luego de ver esta magnífica obra, tuve muchos deseos de charlar con ese ser que mostró su savoir-faire con ese formidable desarrollo actoral. Con la misma espontaneidad que mostró en escena, nos abrazamos y accedió a darme este reportaje que me dejó con más deseos de volver a verlo en las tablas y con un sueño: verlo actuar en Francia y disfrutar de una interpretación de Raoúl ya no en español sino en la lengua francesa que, con el acento y el charme de un actor francés nativo, es otro deleite escuchar su musicalidad al hablar.

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