Mi padre no está.
Lo perdoné ante el montón
de polvo
que cubrió
sus huesos.
Lo perdoné alta en la tierra,
de pie sobre
su pasado
y el mío.
Lo perdoné mordiendo
un adiós
susurrado
ante extraños.
Lo perdoné de espaldas
al recuerdo
y al olvido.
No lo perdoné.
Un ábaco de cuentas
sin saldar
estalla.