Como el viento que sopla y no se deja ver,
el tiempo, un susurro que trasciende el sol,
una gota, la lluvia que el mar devoró,
el beso de Dios que me empujó al nacer.
Clásico y banal,
seco y decimal,
como la falsa amnesia de los peces,
que ríen en burbujas para no llorar.
Tibio como espuma, desaparecer.
Como la ciencia inútil del instinto,
útil es lo que sucumbe a la faena,
las migas de pan, la última cena,
un río al mar, la mar soñó ser risco.
Diáfano, tenue,
ardiente, frío,
como un casto amante de domingo,
despidiéndose al alba para no sufrir.
Tibio, en una orilla, desaparecer.
La canción que ayer tarareó un sordo,
el mirar del ciego encallando olvido,
muerte en bis, resurrección de mariposas.
un te amo, una estrella, y mi asombro.
Bravo y solemne,
llano y vacío,
como la historia de un final sin pena,
valijas y navíos y yo también.
Tibio, como espuma, desaparecer.