Fotos: Sofía Brito

Raquel Tesone (Rachel Revart), creadora de la revista “EL Inconsciente”, me invita a ver el debut como Director de teatro de Lautaro Pablo Delgado Tymruk en la obra “El Corazón del Mundo» del prestigioso dramaturgo Santiago Loza. Protagonizada por tres actores extraordinarios: William Prociuk, Ezequiel Rodríguez y el mismo Lautaro Delgado Tymruk.

Nunca imaginé que un cúmulo de diferentes emociones iba a invadirme desde el primer hasta el último instante. Sentada en la segunda fila, butaca 5, -respetando los protocolos específicos y cuidando todos los detalles de seguridad e higiene-, una vez apagado el celular, mis sentidos protagonizaron la sensación de un ambiente en penumbras; cálido y frío a la vez, como la vida misma.

Medios tecnológicos, sumados a las impecables actuaciones de los artistas y a una dirección sumamente creativa y detallista que supo ensamblar la dimensión holográfica con las marcaciones en el espacio escénico en conjunción con el parlamento y con la música. Facilitan el trasladarse desde el aquí y ahora, hacia el allá en el tiempo, en donde lo lineal se difumina dando paso al espacio circular que trasciende la ley causa–efecto.

Historias profundas harán erizar tu piel: transgresiones, adicciones, límites o no límites, obsesiones y creencias muy arraigadas, tiñen el accionar de los personajes. Flashes de instantes intensos y conmovedores encarnados por los tres actores te conducirán a los inevitables interrogantes: ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte?

Tres que juegan el juego de la vida misma, nacimientos, muertes; tres que te harán vibrar. Podrás percibir que todos y todas estamos interconectados, que una parte de mí esta en vos y una parte tuya está en mí; plasmándose a modo de un Inconsciente colectivo.

Protagonistas de nuestros silencios, protagonistas de esos besos, de esas caricias y de esas palabras jamás expresadas. Nos enfrentaremos al gran interrogante de no tener respuestas frente a determinadas preguntas. Nos habilita a declarar: “No sé”.

Tu ser formará parte del “corazón del Mundo» cuando estés en esa sala con los “Tres, siempre tres”.

Con un final impactante que deja unos segundos de silencio antes que el público estallé conmovido en aplausos cerrados y ovaciones.

Para los que la vieron, desde entonces uso la campera roja.