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CHARLA CON EL MAESTRO DE MEDITACIÓN Y REIKI RAFAEL ATILIO VARELA – Por Dra. Raquel Tesone

Rafael me atendió en Alta Gracia y también atendió a nuestra corresponsal, la psicóloga Rosana Sanin (ver fotos) y tuve el placer de recibir sus masajes sanadores. Nos quedamos intercambiando miradas sobre la importancia de su labor en medio de la pandemia que nos asola, y le pedí transmitir esta charla en exclusiva para EL INCONSCIENTE. Trataré de sintetizar su vasta trayectoria: Rafael es Maestro de Arte Marcial en 5to grado (5to dan) desde hace casi 40 años con técnicas de todo tipo incluidas: reanimación y masoterapias de contusión o trauma. Acupunturista de mano coreana (acropuntura).  Masoterapia , Do In, Shiatzu namikoshi, Shiatzu Zen, Biotecnomasaje, masaje sensitivo y emocional, Reiki. Además es Maestro en técnicas de Meditación habiendo realizado su Maestría del Ser durante dos años en España. Trabajó con estas técnicas en distintos geriátricos en equipo interdisciplinario con médicos y psicólogos. Y actualmente, continúa su labor en su consultorio en Alta Gracia, viajando para dar cursos y sesiones de masajes a Buenos Aires, La Plata y Córdoba. 

Rafael, estoy muy agradecida por el trabajo sanador que realizaste en mi cuerpo y sobre todo en mi espalda. Como la mayoría en la actualidad, estamos padeciendo la falta de ejercicio más un trabajo sedentario desde que comenzó la pandemia, ¿cuáles son en general los motivos de consultas que estás recibiendo? 

Los motivos de consulta en general son los mismos de siempre pero, de alguna forma, se han incrementado en intensidad y complicación con otros cuadros. Han aparecido algunos nuevos síntomas que son consecuentemente lógicos de la pandemia, tales como los mareos, dolores, nódulos, dolor de cabeza y cuello producidos por largas horas de estar frente a una pantalla.  Además, se da mucho el codo de tenista y la inflamación y/o esguinces de muñeca también producidos por el uso del mouse.  De los más conocidos que se han hecho más intensos, tenemos el dolor lumbar, inflamación del nervio ciático, dolores de espalda y rodillas esguinces e inflamación. Esto responde, según informes de biodecodificacion y otros, al miedo al futuro, temor a la falta de dinero, demasiada carga de responsabilidad y a ser inflexibles y resistentes a los cambios. 

En mis terapias al trabajar desde otros planos, no solamente el físico, tengo que trabajar emocionalmente y eso me ha llevado a tener sesiones de más larga duración.

En una charla que mantuve con el psicoanalista  Dr. Ezequiel Achilli -responsable de la columna Psicología de nuestra revista-, me comentaba que en un reportaje que le hicieron en TN, señaló que hay muchas pandemias y una de ellas, está presente en el mundo desde hace mucho tiempo: la desnutrición infantil por ejemplo. Y sobre este tema ningún medio se dedica a hablar porque no afecta a la mayoría, en cambio, el COVID, nos afecta a todos y por eso, está en el centro de la atención de los medios. Me pareció muy interesante y me gustaría saber tu opinión. 

Estoy absolutamente de acuerdo con el Dr. Achilli: ¡la respuesta es sí! Se masifica mucho, y se propagandiza el COVID pero, también, a honor a la verdad,  está la desnutrición infantil, así como existe mayor deserción escolar. Y algo muy curioso, es que en este verano han fallecido personas por el DENGUE,  y nadie dice nada y los medios no informan. Hace poco me hicieron una entrevista en la calle, y de todo lo que dije, solo publicaron en el noticiero lo que les interesaba, no todo lo que dije entonces. En mi experiencia y humilde opinión, esto no es, por estadísticas, una pandemia y sí está manejado por los medios. De hecho en los veranos del 2019 y 2018 fumigaban en toda la ciudad en especial en zanjas o desagües donde se acumula agua, pero desde el 2020 no lo hicieron más.

Evidentemente, el mal que acecha a los sectores más desamparados, no es noticia, no afectan a los que manejan los medios de información, y además, causar miedo con el COVID en vez de generar tranquilidad para que las personas se cuiden, no sólo no da rating, sino que tampoco se obtiene réditos políticos. Es flagrante la politización de la salud en el mundo… Contame de los cursos de meditación que me resultan muy interesantes. Además, vos tenés la oportunidad de darlos en Córdoba ciudad y en ciudad de Buenos Aires, ¿has notado la diferencia en la forma en que las personas procesan la pandemia, si bien es diferente en cada uno, hay características que la distinguen? 

Sí, hay diferencias en las formas de percibir la pandemia y esto no pasa por algo simplemente individual. Sin embargo llegan a los cursos de meditación dos grupos bastante bien definidos: uno que quiere y necesita bajar los niveles de estrés ante esta pandemia, como si tuvieran una pastilla similar a una aspirina o calmante, metafóricamente hablando; y el otro, el que cree que yendo más a su ser profundo, se logra ser más consciente. A este segundo grupo, pertenece aquellas que consideran que al ir modificando su vida para perder el miedo a esta pandemia y fortalecer el sistema inmunológico,  evitan sentirse limitados y pueden abrirse a un cambio para sentirse más libres y poder estar más presentes disfrutando del aquí y ahora. Nuevamente hablando en metáfora, quieren el tratamiento completo para curar el mal. Sin embargo, las otras personas que a veces me consultan o piden ayuda, están divididas en varios subgrupos. Algunos viven buscando dónde está la conspiración, el manejo de las masas, la venta obligada de medicamentos y vacunas y más allá de si tienen razón o no, lo que nos ocupa de acuerdo a tu pregunta, es que se los ve con altos niveles de ira, revancha, violencia e impotencia. 

La paranoia está muy influenciada por los medios también y es funcional al poder.

Y además, hay otro tipo de personas, los más estructurados, y que se da en niveles por encima de los 45 años en su mayoría, que son los que viven el día a día pero con pánico, angustia, depresión, etc. Existen otros subgrupos pero sería muy largo mencionarlos a todos. Por supuesto que uno de los motivos de mayor violencia y sus consecuencias se está dando por la gente que se ha quedado sin trabajo por la cuestión del transporte y/o cierre de su empresa proveedora de trabajo. Aunque, en algunos casos me asombra mucho ver la adaptabilidad y la reinvención de mucha gente, pese a todo. 

Las personas que se reinventan parecen ser en su mayoría aquellas que se cuidan de esta otra pandemia: la información o mejor dicho la desinformación y su influencia nefasta que atraviesa la psique con el constante bombardeo mediático generando falsas creencias. 

Más allá si las creencias son ciertas o no, puedo observar muy claramente las incidencias que tienen sus creencias con su contagio. Y aquí noto en forma concisa cómo influye la información o desinformación.  Como te comenté, la gente mayor es más influenciable sobre la pandemia. Y, para colmo y definitivamente, la causa es que los medios informan mal. Más de una vez me han llamado pacientes de CABA o de La Plata o familiares preguntándome porque tantos contagios hay aquí, donde vivo, y resulta que la verdad está muy lejos de la información. No hay casi contagiados. O de repente vienen noticias de que determinados hospitales, como el Ferreyra de Córdoba (ex Hospital Español) no dan a basto por la cantidad de gente y los consejos de “¡no vayas, hay mucho contagio! Lo cómico, es que he tenido que ir por razones de un tratamiento de un familiar anciano y cuando llegué, el hospital está con la cantidad de gente habitual. ¿Entonces? He observado que mucha gente está desorientada y el resultado es que me piden consejos o asistencia psicológica, y los derivó a determinados psicólogos que conozco y con los que trabajamos en equipo. 

¿Has notado algún tipo de predisposición psicológica al contagio respecto a la forma particular que tiene cada uno de metabolizar el impacto psíquico de la pandemia? 

Hay más predisposición, (al menos en mis  conocidos y pacientes que he tratado antes de adquirir COVID) al contagio en personas que no pueden metabolizar el impacto psíquico que les desata la pandemia, sumado a veces a que sufren el abandono de sus terapeutas (puedo dar fe de ello).

Si, lamentablemente tuve muchísimas consultas por abandono de paciente, mala praxis, e inclusive con diagnósticos erróneos, situaciones graves que en muy pocas sesiones se remontaba, porque el paciente lo que necesitaba es más que nada un marco de contención del que venía careciendo.

Y lo peor es que las personas no tienen herramientas para salir de su situación de miedo o pánico.  En Córdoba, por ejemplo, hay mucha gente sin barbijo, pero no he sabido que se hayan contagiado y hay gente que usa rigurosamente el barbijo que si se contagia pero no han tomado otras precauciones higiénicas, sea el gel en sus manos, o en los cajeros, rapipagos etc. 

¿Has atendido personas que ya padecieron COVID? Te lo pregunto porque yo sí, y es muy notable la secuela a nivel psicológico.

No he atendido hasta el momento personas que se hayan contagiado pero si he notado en amigos y conocidos las secuelas psicológicas. Tengo un amigo en Buenos Aires que ha viajado a visitarme a Córdoba, ha estado en aeropuerto, prácticamente nunca usa barbijo, se ríe de la pandemia, además, suele estar en reuniones con bastante gente, no es de resfriarse ni tener enfermedades…..sin embargo por ingerir agua de la canilla ha adquirido cantidades respetables de arsénico, y aparte de no poder beber más esa agua, se ha tenido que operar de unas especies de forúnculos o lunares voluminosos. Él odia los hospitales, y les tiene miedo o cierta prudencia. Finalmente, se tuvo que operar, salió del hospital y a los pocos días supo que tuvo COVID….Pienso que le «pegó» fuerte y él ahora le ha tomado miedo realmente. ¿Qué fue primero? ¿Qué fue más fuerte? ¿El contagio en el hospital o su miedo a ellos? 

Muy buenas preguntas que tenemos la obligación de investigar en calidad de profesionales de la salud, porque es notorio el cambio que se está produciendo en relación a las instituciones este último tiempo y en este momento tan complejo que vive el mundo. Tuve que acompañar a mi amiga que quería saber de su pareja con un cáncer terminal a la “Clínica La Esperanza” (valga la contradicción del nombre), apareció un tipo de seguridad, estilo patovica que la maltrato. Al decir que era directora de un medio, pusieron alfombra roja pero el tratamiento al paciente fue horrible, lo tuvimos que sacar a la fuerza de ese lugar siniestro. Luego me enteré que esa Clínica de la ciudad de Buenos Aires, -que queda en calle Tres Arroyos- tiene muy mala reputación. ¿Qué nos podrías decir sobre esta problemática? 

Con respecto a los cambios en las instituciones puedo decirte que he notado grandes cambios y  grandes resistencias al cambio (como en las personas). Te cuento para ejemplificar: un niño de mi familia tuvo un ahogo por una caída violenta y para ser honesto, las clínicas a las que fui, que dicho sea de paso estaban vacías sin gente ni en espera, no lo atendieron porque no había pediatra. Les pedí que no lo medicaran sólo que observarán que le sucedía, así, según lo que me decían, podría llevarlo a la clínica de Córdoba o no.  Es decir, vi miedo y deshumanización en la profesión médica. ¡¿Cómo puedes dejar de atender a un niño porque no eres pediatra?! Primero eres médico, luego eres pediatra o cardiólogo, ¡o lo que sea!  En la docencia, también, ya que en un jardín de infantes, por ejemplo se han eliminado abrazos, mimos, y otras cosas tan necesarias en esa edad, y se están separando los maestros que creen que debe seguir ese amor expresado aún cuidando los medios de profilaxis y los otros que consideran a los niños como posibles focos de contagios  se colocan hasta máscaras además del barbijo. Creo que vamos a un cambio radical y nunca visto en las instituciones, en donde como en otros momentos de la historia terrestre,  habrá una vieja e inercial creencia que se resistirá al cambio y otra que querrá seguir evolucionando… Como en otras épocas ¿recuerdas? El psicólogo era mal visto por los médicos y la gente en general,  decía: yo ni loco voy al «loquero» porque quedas peor (risas) ¿Cuántos años le llevó a la psicología poder incorporarla en la sociedad? Y lo mismo a las terapias alternativas, pero creo que este momento es más fuerte todavía. 

Pienso que deberíamos hablar de terapias “integrativas” y promover un trabajo multidisciplinario que no fragmente al ser humano, Rafael. Muchas gracias por esta charla tan grata y con tanta apertura a nuevos modos de pensar un abordaje terapéutico donde profesionales como vos revalorizan la calidad humana en su tratamiento.  

Para todo tipo de consultas o ampliar la información, contactar: (54) 935 4757 5282

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