Fotografías del artista iltaliano Filippo Disperati
Este particular año lleva a introducir en la consigna de la bienal de arquitectura un interrogante. Bajo la premisa “How we will live together?” (¿Cómo viviremos juntos?), el prestigioso evento indaga por medio de su disciplina la construcción de lugares físicos que de alguna manera nos vuelvan a unir.
Pasando por el pabellón de Argentina nos encontramos con “La casa infinita”, obra del arquitecto Gerardo Caballero que exhibe una suerte de laberinto de colores vivos y al transitarlo nos topamos con caballetes donde se exponen fotografías de la arquitecta de nuestro país, pasando desde Ushuaia hasta la Quiaca. De norte a sur y de este a oeste, la casa infinita, serpentea cada rincón de la Argentina sin límites de provincia, pueblo o ciudad.
Según palabras de su creador Gerardo Caballero, a la casa infinita no se entra, uno siempre está dentro de ella y es tan grande que tampoco se puede salir. Y así podemos decir que se siente Argentina en pandemia, en confinamiento actualmente, no nos está permitido salir pero nos da un cobijo posible… Esta casa es amplia, sencilla y discreta, no tiene un recorrido predeterminado.
Creemos que cada uno vive en una casa distinta pero al final nos damos cuenta que es siempre la misma. La casa tiene patios inmensos de montañas y llanuras, tiene habitaciones pequeñas con camas y mesas, todo está conectado, es un viaje a través de ella que dura una vida.
La casa infinita representa nuestro mundo, el que habitamos juntos.