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COMO JUEGAN LOS PERROS de Lucas Ranzani – Por Mariano Barrientos 

El inconsciente una vez más se hace presente en el Método Kairós. Esta vez dentro de una casa habitada por Nadia (Julia Rosell Fieschi),  Agustín (Lucas Ranzani) y Aldo, su perro. 

Agustín está eufórico y quiere comunicárselo a su pareja. Tiene un anuncio inverosímil: Aldo sabe jugar al póker. Si, con sus patitas y su hocico bastan para que su mascota apueste y se las rebusque. Agotada y con poca paciencia Nadia, se debate por dentro, y comienzan las peleas hasta que el conflicto estalla en esta pieza teatral.

El protagonista de la obra es Aldo: el perro. Está en escena todo el tiempo aunque no lo veamos, podemos imaginarlo, esto es un gran acierto de la obra.

Aldo ronda por las habitaciones y como una especie de alegoría a “casa tomada” de Julio Cortázar, Aldo se comienza a apropiar tanto del espacio físico que acoge a la pareja como de sus psiquis con actitudes violentas y bruscas. Genera en el Inconsciente de Nadia y Agustín todo tipo de angustias, miedos e inseguridades. ¿La fiera acaso domó al amo? ¿Y qué representa esta fiera?

En un intento por salir de este embrollo, los carismáticos y expresivos protagonistas buscan caminos adversos y tiran siempre para adelante. 

Aldo no para de hacer de las suyas. El que tiene perro bien lo sabe…

Hay un espejismo muy bien logrado para culminar la obra que nos invita a reflexionar ¿Qué fue real, abstracto y qué fue palpable y no durante el transcurso de esta obra? ¿Cómo juegan los perros? ¿A qué juegan y con qué aspectos de nuestro psiquismo se enlazan?

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