El Inconsciente se hizo presente en el Patio de Actores en el barrio de Villa crespo para asistir con ansias al nuevo espectáculo dirigido nada menos que por la genial Merceditas Elordi.

Partir y dejar partir. Qué difícil situación. Nos encontramos dentro de la casa de Laura interpretada por Romi Pinto, un personaje sensible y lleno de amor por su madre Amanda (Julia Azar) que tiene sus años y padece de Alzheimer. Juntas comparten la cotidianidad de charlas profundas y muy poéticas. Recurren varias veces al pasado, rememoran anécdotas. 

Retomando al inicio del análisis, nos encontramos con la protagonista de la obra: la partida. El desarraigo es clave en esta impecable pieza. Dejar volar el enjaulado sentimiento de Laura, una persona adulta que necesita abandonar el nido y concretar su futuro con su novio Ruperto (interpretado por el carismático Iván Steinhardt) que la invita a tomar de su mano y viajar lejos. La culpa y la incertidumbre invaden los pensamientos de Laura. Amanda ya es anciana y dependiente, quisquillosa (bastante), olvidadiza y otras veces no tanto.

¿Quién no se ha encontrado en situaciones como las de Laura, Amanda y Ruperto? ¿Cuáles son las cosas que debemos dejar atrás a la hora de emprender un nuevo camino en la vida cuando lo que amamos queda físicamente lejos? 

“Fuerte como el vidrio frágil” invita al espectador a empatizar obligadamente con alguno de los tres personales y nos hace reflexionar sobre el pasado, el tormentoso presente y el futuro que nos espera. ¿El éxito? ¿Es eso lo que nos nos hace fuertes? ¿O la fortaleza está en aceptar la fragilidad del ser humano y aún así, poder vivir?

Dejar volar los miedos nos hace fuertes y poder cerrar la jaula oxidada de fragilidad.

Una vez más, la dirección de Merceditas Elordi nos lleva de la mano y con el pasar de los días del espectáculo, sentimos resonar con placer situaciones del mismo.

Todo un regodeo para el Inconsciente.