
Macbeth, de su regreso triunfal de los campos de batalla en Escocia junto a Banquo, es interceptado por las brujas fatídicas del páramo de huesos quienes le auguran gloria y poder: será Barón de Cawdor y luego Rey. Banquo no será rey, pero sí engendrará reyes, tal es la profecía.
A partir de este momento, comienza a construirse la tragedia shakespeariana: bajo la influencia de su esposa, Lady Macbeth, ambos diseñarán un minucioso plan para que la profecía se cumpla. La condena a muerte del antiguo Lord de Cawdor por presunta traición es aprovechada por el matrimonio para acelerar los tiempos, dando muerte al Rey de Escocia, Duncan, a sus guardaespaldas e iniciar, de este modo un ascenso al poder que es tan vertiginoso como su caída.
Esta obra, que data de comienzos del Siglo XVII, marca nuevamente los avatares mismos de la condición humana: la lucha por el poder, la codicia, la inescrupulosidad.
Esta puesta de Habitación Macbeth es una pieza para un solo actor, el magistral Pompeyo Audivert, sólo acompañado por un músico cellista, en vivo, Claudio Peña.

Pompeyo interpreta todos los personajes: las brujas, Banquo, Lady Macbeth, el Rey Duncan, los guardaespaldas, y a Clov un personaje de Beckett, con una maestría que pocas veces se ha visto en la historia del teatro argentino.
Esta obra lo termina de consagrar, a nuestro criterio, no solo como uno de los mejores directores teatrales y ya lo es pero además demuestra un dominio total de la escena y lo podemos considerar uno de los mejores actores del mundo con sello propio. El uso del llamado «piedrazo en el espejo» como concepción de su mirada sobre la maquinaria teatral, refracta en los espectadores y nos golpea en las zonas más oscuras de lo Inconsciente.
Escenario austero a lo Grotowski: una pequeña mesa, un espejo estallado en su borde y marco de retrato que el inmenso actor mueve según las circunstancias enganchando y desenganchando de unas largas cadenas, dan majestuosidad a la obra.
La impecable iluminación a cargo de Horacio Novelle, es detallista y se detiene en cada gesto de Audivert y en cada uno de sus movimientos: manos, pies, venas, mirada, son realzadas por la luz tétrica y tenebrosa que, en ocasiones, genera mayor suspenso al desarrollo de la obra en coordinación con la excelsa musicalización del cellista. Este ensamble de la puesta en escena de la dirección en múltiples aspectos como la interpretación actoral, la música, la iluminación, el uso de los pocos objetos teatrales que se destacan en la escenografía, convierte a Habitación Hamlet en una obra que merece rendirle culto y que hace un gran homenaje a Shakespeare ateniéndose a la letra pero al mismo tiempo, otorgando una contemporaneidad al texto de un sesgo muy actual, en cuanto a evidenciar los resortes que se mueven en el poder político y de cómo el teatro hace su puesta en cuestionamiento: “…el engaño es inherente al acto de gobernar”, afirma Macbeth.

Un texto de una vigencia arrolladora que aborda temas como la mentira, sus consecuencias, la culpa, la responsabilidad, el poder, la codicia…
Podríamos decir que hay un antes y un después de esta obra, de esta puesta, de esta actuación.
Y sin exagerar, podemos afirmar que Habitación Macbeth marca un hito en nuestro teatro. Conmueve, deja sin palabras.
Gracias infinitas por la entrega Pompeyo.
Funciones:
Teatro de la Cooperación
Corrientes 1543