
Federico y Marcia coinciden en la parada de un colectivo en el barrio de Boedo en las vísperas de una Navidad, a la medianoche. Ella llora, él le ofrece un pañuelo. A partir de aquí se gesta una historia entre un joven de unos 30 años y una mujer de 50.
¿Qué es un encuentro? ¿Qué potencia encarna?
Marcia y Federico, Federico y Marcia conversan, entran en un diálogo de escucha y sorpresa, sin juzgarse (que es la verdadera forma de escuchar). Él no soporta los ruidos fuertes, por eso lleva un casco para cubrirse los oídos por las dudas. Está allí, porque sí, porque el banco de la parada del colectivo es su punto de descanso, luego de caminar una exacta cantidad de pasos.
Le cuenta a Marcia que tiene Asperger, y que convive con ello. Marcia está allí porque quiere viajar no sabe a dónde, simplemente hacer un recorrido en cualquier colectivo que la lleve a un destino incierto, como siempre. Y le cuenta a Federico que se acaba de separar.
Dos soledades que coinciden y que, en algún punto, decidirán que pueden acompañarse, no de una vez y para siempre sino construyendo un espacio común, de empatía y de profunda humanidad.
La escenografía más que austera y la iluminación adecuada enmarcan y dan vida a esta historia profunda y sensible que elige hablar no ya del Asperger y la rareza sino de la necesidad de escuchar y ser escuchado, de narrar y ser narrado, desde el respeto y la singularidad.
Esta obra de teatro es una apuesta a que aún los vínculos efímeros y casuales, en los que el otro es un semejante que puede padecer y tiene algo que contar, dejan marca y valen la pena. Pero sobre todo, valen la esperanza de un mundo en el que, por unm instante, la posibilidad de encuentro cobre fuerza por sobre el deber ser.
Una obra bella, una perlita, hermosamente interpretada por Cecile Caillón y Nicolás Asprella.
Teatro Patio de Actores.
Lerra 568, Caba
Viernes 20.30.
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