
Lila, aparece e ilumina, nos deleita con su show, con sus canciones, con sus monólogos en donde relata, sin escatimar, con belleza, sensualidad y humor trozos de su vida con todo el histrionismo que la caracteriza, pero en el camarín la Diva desaparece y deja a Lila al desnudo, a ese ser humano frágil que habita en ella. Nosotros somos testigos de su intimidad, de su totalidad, vivimos junto a ella sus emociones y nos conmovemos.
Ulises Puiggrós, desplegó originalidad, talento y creatividad desde el instante en que pisó el escenario con su corporalidad y su voz; ¡todo fue magnífico! La escenografía, las luces, el sonido, el vestuario aportan marco a los climas propuestos por la directora Débora Longobardi y por el autor, quien es el mismísimo Ulises Puiggrós. Él, encarnando a Lila, comparte, con cuidado y amor, la vida de una mujer trans que tiene el corazón roto pero que, a pesar de eso, sigue adelante. Con decisión elige el camino que le dicta su corazón y se lanza tras sus sueños convirtiéndolos en realidad. Aplausos espontáneos de los espectadores inundan la sala y la acarician.

Escucho un grito de “¡te amo Lila!”. ¿Y cómo no amarla?, si Ella tocará tu corazón con cada nota, con cada gesto, con cada palabra. Podés escucharla y reencontrarte con Lila en Spotify e iTunes en “Soy LILA”
Ella te espera los viernes antes de su gira en Cástor y Pólux: Tacuarí 955 San Telmo. ¡Anda a su encuentro!
