
El tema es, siempre, el amor. ¿Es amor? En la obra el amor se presenta en una forma cruel, de cosificación y sometimiento, en este caso, de nuestra Madonnita. La obra transcurre entre los años 20 y 30 en un conventillo. Un fotógrafo hace fotografías con valor pornográfico de su mujer y un hombre las compra para luego vender y distribuir. Cada uno de estos hombres tiene historias oscuras y están unidos por el ¿deseo? hacia esta mujer, la Madonnita. El deseo es un interrogante, y podríamos decir que se trata más bien de una cosificación de la joven, que no emite palabra a lo largo de toda la obra.
La violencia de género aparece expresada en este relato de época en una idea de una mujer sometida a servidumbre: no habla, es objeto sexual, no decide, cocina, limpia, que para eso es mujer. Por otro lado, esta situación aparece absolutamente naturalizada, casi obvia, y no hay la menor pregunta por parte de estos dos hombres al respecto.
Si bien podríamos plantear el contexto en el que La Madonnita transcurre -período entre la primera y segunda guerra mundial, en un conventillo de La Boca- este remite a tiempos en que las mujeres escapaban del hambre y la miseria para terminar cayendo en manos de proxenetas o maridos que las usaban; es de una vigencia contundente ya que si bien las mujeres se animan a hablar más, el costo es elevado: el silencio para sobrevivir es una forma de muerte y la rebelión se paga hasta con la vida.
En esta puesta, luego de la original de casi 20 años atrás, la excelente dirección de Malena Miramontes Boim, hace hincapié poética y brutalmente -con sentido del humor en la línea de su autor, Mauricio Kartun,- en la construcción de la imagen de la mujer como objeto en la cabeza de los hombres, aún de aquellos que de verdad pueden amarla. ¿Qué es amar?
Las actuaciones extraordinarias de Natalia Pascale, Rubén Parisi y Darío Serantes producen un sinnúmero de sensaciones en esta tragicomedia: indignación, solidaridad, ternura y la posibilidad de pensar sobre la hostilidad que genera semejantes niveles de sometimiento como expresión de violencia hacia la mujer.
¿Cómo se sobrevive en un mundo hostil, marcado por la guerra? ¿Es el abuso una consecuencia más de este escenario? La obra propone explorar, con humor, la complejidad de los lazos y el amor como forma de posesión.
Imperdible. Una apuesta al teatro, en que el humor, nuevamente, ayuda a sobrevivir a la angustia.
Teatro Itaca Complejo Teatral
Humahuaca 4027, CABA.
Domingos 19.30 hs.