
Baltasar contra el olvido. O bien podría llamarse “Mi cuaderno de tapas azules” o
“Nunca un ser querido es pasado”.
Esta pieza, basada en hecho real – el asesinato de Flora Aurora Müller, en Entre
Ríos, en 1993 – retoma la novela homónima de Mauricio Koch.
Baltasar es un joven de 17 años cuya mamá, Renata, es asesinada.
“No murió, la mataron” – dice Baltasar, en tiempos en que la figura del femicidio no
existía. El joven, muy bien interpretado por Tom CL, así, solo, en un escenario que
cuenta con una cama individual, una iluminación – a cargo de Daniela García
Dorato- que acompaña sus gestos graves, sutiles y desgarradores, se dirige al
público y a la sociedad entera para gritar su dolor y su necesidad de que se sepa
qué pasó, cómo fue, quienes son los responsables. Su madre, la loca, la puta, fue
asesinada y no hubo justicia porque nadie quiso que la hubiera. Baltasar y su
hermano menor, los hijos de la loca, están con una abuela que fallece al poco
tiempo. Están solos. Baltasar solo, contra el olvido del crimen de su madre y de una
sociedad cómplice que apaña la impunidad, por miedo o conveniencia.

¿Qué se hace para no olvidar? Baltasar habla y escribe, todos los días, aunque sea
un recuerdo en un cuaderno de tapas azules. En la pared del escenario se van
proyectando las frases que Baltasar escribe, que conmueven por su contundencia y
ternura, que recuerdan, por momentos, al niño de Una muchacha muy bella, de
Julián López. Describe a su madre desde el amor, la risa, el sostén y las pequeñas
delicias de lo que su cotidianeidad les permitía en un pueblo marcado por las
apariencias y el avasallamiento de los poderosos: el helado en la plaza, sus
comidas, las travesuras. El recuerdo de Renata tiene olor, tiene el sabor a lo amado
de la infancia, a esa travesía en el tiempo en la que procuró que sus hijos fueran
felices.
La obra, con la notable dirección de Marcelo Moncarz, cuenta con tres músicos en
escena – Federico Trotta, Melanie Cejas Montero y Facundo Borda- que sostienen
la emoción, la tristeza y el alegato de Baltasar.
Esta historia debe pensarse, también, en clave política: los femicidios y los hijos
como testigos, que, sin recursos económicos, enarbolan la bandera de la memoria.
Dice Baltasar: “Todo lo que no es olvido es mi mamá”.
Entonces, Baltasar contra el olvido, es también homenaje.
Teatro: Área 623. Pasco 623, Caba.
Funciones: Miércoles 20.00 horas.