
Un hombre, interpretado por Julio O´Byrne y Leonel Vallejo, en incesante diálogo, al modo de contrapunto interior, recorre su propia historia a partir de una metáfora interesante: la muerte lenta, agonizante, en soledad de una mosca, a la que han llamado Marguerite Duras. Aquella escritora exquisita, que hizo de la escritura su vida.
Este hombre, a partir de esta agonía, va revisitando su vida, impregnada de situaciones extremas que sostienen la tensión que, por momentos, resulta agobiante.
El recuerdo de una mujer que no se animaba a leer porque le horrorizaba el vacío entre las palabras, las vacaciones cuando niño en Mar del Plata, su lugar entre un padre hablando de “sus minas” y la madre diciendo que era puro alardeo; sus corridas y trompadas al aire que lo llevaron a trabajar como pegador para un grupo –se supone- parapolicial, su experiencia sexual, su dentadura, dan marco a esta historia perturbadora y densa.
La puesta en escena es austera y por ello impecable, el diálogo/monólogo es acompañado por imágenes “retro” en la pared desde un proyector. Así, vemos Mar del Plata, azulejos, moscas, piedras, matorrales.
Esta obra, cuya autoría es del querido Eduardo Tato Pavlovsky, hace gala de la idea de que lo personal es político entreverando la angustia, el humor y una mirada profundamente humana, con una perspectiva existencial muy potente.
Las actuaciones excelentes, el espacio del teatro, e clima que se genera, constituyen un verdadero homenaje al gran Tato, a 7 años de su fallecimiento.
Teatro Payró. San Martín 766, Caba.
Sábados 21.30 horas.