
Se cierra el año 2022 con el Inconsciente colectivo de fiesta y gracias al regalo que hicieron a los argentinos y a la Argentina la bien llamada de manera popular “Scaloneta” -en honor al DT Scaloni y al capitán del equipo ganador de la Copa Mundial de fútbol 2022, podemos estar felices de ser Campeones mundiales por tercera vez y sentir la alegría contagiosa que brinda la ilusión de un año venidero más promisorio en la Argentina y esperemos en el mundo.
El 20 de diciembre, día del partido final con Francia, se estima que entre cuatro y cinco millones de argentinos tomaron las calles de Buenos Aires para darle la bienvenida a los campeones. quienes además de la Copa, se han ganado el corazón del pueblo y de millones de personas en el mundo en las que se irradió la felicidad, la euforia y el fervor de este mundial (entre otra gran cantidad de países están Barcelona, Madrid, Bangladesh, India, Madrid, Londres, Dublín, Nápoles… entre los más destacados).
El psicoanalista suizo radicado en Argentina Enrique Pichón-Riviére (1907-1977), creador de la Psicología social, investigó sobre el fútbol y remarcaba que es “un ritual que congrega a espectadores y equipos en una ceremonia que tiene algo de magia y algo de catarsis” (1). Por unos días, estamos viviendo magia y catarsis, los argentinos olvidamos las crisis económicas y hacemos memoria para seguir reparando las huellas de la dictadura militar que dejó secuelas traumáticas, porque tuvimos otra buena noticia: las Abuelas de Plaza de Mayo lograron recuperar al nieto 131 y en el día de hoy, al nieto 132, dos seres que fueron restituidos a sus abuelos y que han sido apropiados al nacer durante esa época siniestra.
Hay más verdad en la cultura argentina. Y este equipo de fútbol con su fulgor imparable y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo representan una parte muy importante de nuestra idiosincracia. Y es tan flagrante que es una evidencia ante el mundo, en mis primeros viajes al exterior, cuando decía que nací en Argentina, repondían, el país de Maradona y el bife de chorizo, ahora es el país de Messi y Maradona.
Retomando algunos conceptos de la teoría de Pichón sobre los grupos operativos, que no por nada están basados en la observación de los equipos de jugadores de fútbol, en sus tácticas y estrategias, demuestra cómo la configuración del grupo internalizada en cada jugador, tenía efectos sobre el juego. Afirmaba que “un jugador de fútbol va a asumir un rol o conjunto de roles de acuerdo a su historia infantil y a las situaciones presentes. Y que toda dificultad en el manejo de la situación dentro del campo durante el partido estará permanentemente ceñida a elementos más o menos irracionales, ignorados por él y que pueden perturbar considerablemente la tarea del grupo. Si los integrantes de un grupo, asumen demasiado intensamente el rol del compañero neurótico, todo el equipo adquirirá características de un grupo en conflicto, expresando esta situación por una conducta neurótica determinada (1).
El equipo de la selección evidencia que nuestra cultura argentina “psy” está inmersa en cada miembro del grupo, abocados a su tarea, resolviendo conflictos y no entrando en competencia entre ellos, consiguiendo una comunión adecuada al punto de poder anticipar la jugada de sus compañeros. Empezando por sus líderes, el DT y el capitán que estimulan y generan el espíritu de cuerpo y la solidaridad grupal, el arquero Emiliano Martinez, llamado El Dibu, dio muestra de estar muy bien analizado. El Dibu, a la hora de atajar los penales de la final con Francia, entra en interacción con sus contrincantes, pide ser mirado a los ojos y los intimida con la famosa frase: “estás nervioso, mirá como te como”, consiguiendo que su estado de stress se descargue a través de la palabra y con un manejo de sus emociones muy acertado. Sin embargo, esa competencia inherente al Mundial, – ya que se trata no solamente de jugar sino de ganar por ser una competencia-, no aparece reflejada en el lazo entre los miembros de la selección sino todo lo contrario. En la serie de tres capítulos de Netflix: Sean eternos: campeones de América, Dibu manifestó haber estado desbordado y haber recurrido a un psicólogo, siendo una de las mejores decisiones y la más correcta. En otros reportajes, contó que tuvo que trabajar el enojo que le producían las críticas de los medios de deportes para poder procesarlas. Saber pedir ayuda para cumplir nuestros sueños, es un gran signo de inteligencia y el primer paso para admitir que necesitamos de otro para sostenerlos. Otro gesto de El Dibu que dejó boquiabierto a Macron, un gesto que refleja su claridad mental y su posibilidad de identificarse con el otro, en esa foto que habla (ver en instagram @revistaelinconsciente y @rachel_revart y sigan siguiendonos), y se lo puede ver al Dibu consolando a Mbappé que está hecho un bollo en el piso, Macron a su lado palmeando su espalda y Dibu tomando su mano hasta levantarlo mientras le dirige mirandolo a los ojos palabras de aliento.
Y fundamentalmente, contar con Lionel Messi que, como lo remarca Scaloni, jamás ha visto alguien que genere un liderazgo de esa naturaleza, habla de una personalidad que ha podido superarse a sí misma, y lograron juntos haer que el equipo sobrelleve todas las críticas de los medios deportivos.
Messi aparece como una figura revolucionaria en el mundo, tanto y en cuanto hace ruptura dentro del sistema con lo que se impone como lo establecido: la competencia (pilar de la sociedad de consumo capitalista). Con un gran gesto de humildad, Messi dice : “No me considero el mejor de la historia, no me lo propuse nunca, creo que soy un futbolista más. En la cancha al final somos todos iguales cuando comienzan los partidos. Eso sí, siempre trato de superarme, ganar todo, dejar todo cada vez que salgo a la cancha, dar el máximo para mis compañeros y para mí. Siempre fui así. Sin la ayuda de mis compañeros no sería nada de nada. No ganaría títulos, ni premios ni nada. Me preocupa más ser buena persona que ser el mejor jugador del mundo. Al final, cuando se termine todo esto: ¿qué te llevas? Mi intención es que cuando me retire se me recuerde por ser buen tipo. Me gusta hacer goles, pero también tener amigos entre la gente con la que he jugado. Es bueno que te valoren como persona» (3).
Es relevante en Messi la marca de su nombre Lionel elegido por su padre por la admiración al cantante Lionel Richie y por la canción que se hizo famosa en 1987 (año de su nacimiento), que aquí traduzco al español por sus derivas semánticas que habitan la personalidad del mejor jugador del mundo:
Díganlo, díganlo juntos
Naturalmente
Tuve un sueño. Tuve un sueño increíble
Gente en el parque jugando en la oscuridad
Y lo que tocaban era una mascarada
Y desde detrás de las paredes de la duda una voz gritaba
Di tú, dilo yo; dilo por siempre
Así es como debería ser
Díganlo, díganlo juntos
Naturalmente
Mientras vamos por la carretera solitaria de la vida
Parece que lo más difícil de hacer es encontrar un amigo o dos
Una mano que ayuda – Alguien que entiende
Que cuando sientes que has perdido tu camino
Tienes a alguien ahí para decir “Te lo mostraré”
Di tú, dilo yo; dilo por siempre
Así es como debería ser
Díganlo, díganlo juntos
Naturalmente
Así que crees que sabes las respuestas – Oh no
Porque el mundo entero te tiene bailando
Así es. Te lo estoy diciendo
Es hora de empezar a creer – Oh sí
Creyendo quién eres: Eres una estrella brillante
Y Messi es una estrella brillante, creyeron sus padres en él, tuvieron un sueño que Messi hizo suyo y supo que juntos, harían bailar al mundo entero.
En este último viaje que estuve viviendo en diferente ciudades trabajando con el tango y con mis pacientes argentinos y extranjeros (en Niza, Paris, Milán, Barcelona, Laussane, Rennes, Ginebra, Palma de Mallorca, Puerto Pollensa y Alaró), y compartiendo momentos de la cotidianidad con mis amigos, sentí que es lo que produce el argentinazo, las ganas de volver a sentir esa pasión, esa especie de locura colectiva desbordante de euforia que hace suspender el tiempo y por unos instantes, desconocer todas las adversidades del mundo. Compartir la desmesura argentina es «ese» sentimiento que no se puede explicar y que es constituyente de los vínculos entre los argentinos. Sin embargo, mi sueño era celebrar en Francia, otro país que me ofrece trabajo, estudio y donde desee festejar los siete años de El Inconsciente junto al director artístico Mariano Barrientos )quien volvió a vivir en Paris), y dar las gracias a todo el equipo de Inconscientes que la sostiene, su director general Damián Barbero, y de un permenente intercambio y apoyo de los Inconscientes que nos siguen y los medios de prensa que siempre nos valoraron tanto como nuestros artistas.Al decir de la poeta Alejandra Pizarnik, más allá de todo lo que se puede observar y analizar, lo esencial resulta indecible, siendo del orden de lo inconsciente y de lo que no tiene palabras. Lo inefable se convierte en cántico masivo dentro de la cancha y durante los festejos donde se escucha al unísono “no te lo puedo explicar, porque no vas a entender” (2). Y así fue como estamos cerrando el 2022, con los corazones palpitando estos partidos no apto para cardíacos, y gracias a ellos que nos transmiten una emoción arrasadora que hace eco en todos los que estuvimos celebrando y cantando: “olé, olé, olé, cada día te quiero más. Soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar”.
Hago propia la reflexión del filósofo italiano Pietro Ubaldi con quien adhiero absolutamente en que “el próximo gran salto de la humanidad será el descubrimiento que cooperar es mejor que competir”. Y este salto lo ha dado este gran equipo de fútbol argentino donde hay dos Lionel: Messi y Scaloni. Parafraseando el significado al que nos reenvía ese nombre, son dos leones dirigiendo su “manada” y un gran ejemplo para el mundo entero instalados por siempre en el inconsciente colectivo.
- Psicología de la vida cotidiana – Edic. Nueva Visión – 1998
- Canción de La Mosca Tsé Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar
- Reportaje 15/05/2018 TYC Sports